El Parlamento Europeo aprobó este miércoles 19 de abril, por amplia mayoría, una ley que cierra la puerta a la importación de productos provenientes de la deforestación, como el cacao, el café, la madera y hasta el caucho. El panorama para Costa Rica es alentador, ya que cuenta con la Ley Forestal (7.575) y maneja una agenda país de descarbonización.
La eurodiputada Sara Cerdas dijo a EF, en enero pasado, que uno de los puntos a favor para Costa Rica es que “tiene leyes muy fuertes en cuanto a la protección forestal, y ya reforestaron gran parte de sus parques”.
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La prohibición no afecta de manera negativa a Costa Rica, ya que las políticas ambientales que se manejan en el país son conocidas a nivel mundial. Las certificaciones que garantizan sostenibilidad y cuido al ambiente en las empresas son el respaldo para exportar a la Unión Europea (UE).
La UE requerirá las certificaciones para dar aprobación a materiales que ingresen a su territorio. Las autoridades europeas realizarán las inspecciones mediante un sistema de evaluación comparativa.
La madera costarricense tiene un componente que la hace atractiva en momentos en los cuales la conservación y preservación son temas importantes en el ecosistema comercial: cohabita con la reforestación en un territorio con 59% de cobertura forestal. Este tipo de características benefician a los exportadores nacionales ante la prohición que ya adoptó la UE.
“La gran mayoría de la madera de exportación de Costa Rica es de reforestación. Es decir, donde no había bosques, se hizo un bosque para su aprovechamiento y durante un periodo de entre 15 o 20 años captó oxígeno y desarrolló los ecosistemas naturales. Además, la madera que se exporta está certificada”, puntualizó a EF en enero anterior Pedro Beirute, gerente general de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).
Prohibición
Le nueva legislación prohíbe la importación de productos derivados de la ganadería y de la agricultura (incluyendo también al aceite de palma, la soja, el carbón vegetal y hasta el papel) que procedan de tierras deforestadas después de diciembre de 2020.
Durante el debate, el eurodiputado Pascal Canfin (del bloque de Renovar Europa, liberales) aseguró que se trata de “la primera ley del mundo que pone fin a la deforestación importada”.
"Todos los estudios de opinión muestran que los europeos no quieren contribuir a la deforestación, pero no tenían posibilidad de saberlo cuando toman una taza de café por la mañana o una taza de chocolate si son cómplices de la deforestación importada", agregó.
De su parte, la eurodiputada ecologista Marie Toussaint dijo durante un debate esta semana que se trata de "un gran paso adelante para los bosques del mundo, el clima, la biodiversidad, pero también para los derechos humanos y la regulación de una economía enloquecida".
No obstante, consideró fundamental que este texto se amplíe para impactar en ecosistemas frágiles como los manglares, e incluir productos como el maíz o integrar a los actores financieros que financian muchos proyectos que conducen a la deforestación.
La entidad ambientalista Greenpeace, en tanto, señaló que es apenas "el primer paso".
Para la ONG, esta normativa presenta “lagunas” al excluir, por ejemplo, ecosistemas como la sabana y no apuntar a los bancos europeos que financian proyectos que destruyen los bosques.