Mientras la guerra en Ucrania evidencia la dependencia económica de los hidrocarburos, 195 países empezaron este lunes 21 de marzo a estudiar la aprobación de un informe sobre los escenarios que permitirían limitar el calentamiento del planeta y sus efectos devastadores.
Después de más de un siglo y medio de desarrollo económico basado en las energías fósiles, la temperatura media mundial ha aumentado 1,1 ºC respecto a la era preindustrial, multiplicando canículas, sequías, tormentas o inundaciones devastadoras.
El objetivo pactado por la comunidad internacional en la histórica conferencia sobre el cambio climático de París en 2015 (COP21) fue un máximo de +1,5 ºC.
El mundo avanza “con los ojos cerrados hacia la catástrofe climática”, alertó el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.
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"Si continuamos así, podemos despedirnos del objetivo de 1,5 ºC. Y el de +2 ºC también podría quedar fuera de nuestro alcance", añadió.
Transformación de gran amplitud
El nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos Climáticos de la ONU (IPCC) sobre las soluciones para reducir las emisiones, será publicado el 4 de abril tras dos semanas de discusiones en línea y a puerta cerrada.
"Una evaluación actualizada es más importante que nunca", explicó el jefe del IPCC, Hoesung Lee, según un comunicado de prensa.
Pero el informe "dibujará un cuadro poco satisfactorio", predice Stephen Cornelius, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
En una primera parte de su informe publicado en agosto de 2021, el IPCC destacaba la aceleración del calentamiento y predecía que el umbral de +1,5 °C podría ser alcanzado alrededor de 2030.
El segundo, a fines de febrero, establecía un cuadro muy sombrío de los impactos pasados, presentes y futuros sobre la población y los ecosistemas, subrayando que retardar la acción reducía las posibilidades de un "futuro vivible".
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El tercero será sobre los caminos posibles para frenar el calentamiento, declinando las posibilidades por grandes sectores (energía, transporte, industria, agricultura...) sin olvidar los asuntos de la aceptación social y el lugar de las tecnologías como la captación y el almacenamiento de carbono.
"Se habla de transformación de gran amplitud de todos los grandes sistemas: energético, transporte, infraestructura, construcción, agricultura y alimentario", dijo a la AFP la economista del clima Céline Guivarch, coautora del informe.
“La humanidad en la encrucijada”
Guivarch agregó que son grandes transformaciones que hay que "realizar desde ahora" si se quiere lograr la neutralidad de carbono hacia 2050, y subrayó que "nunca es demasiado tarde para actuar" y evitar lo peor.
Estos asuntos que conciernen la organización misma de nuestros modos de vida, consumo y producción pueden provocar encendidas discusiones durante estas dos semanas.
Los participantes deben revisar minuciosamente, línea por línea, palabra por palabra, el "resumen para las personas influyentes que deciden", un condensado de miles de páginas del informe científico.
Y eso en un contexto aun más "inflamable" por la invasión rusa de Ucrania, dice Alden Meyer, analista del centro de reflexión E3G, que espera el conflicto sea abordado.
A largo plazo, la guerra en Ucrania "dará más impulso a la necesidad de salir del gas y del petróleo en general", cree Meyer.
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"Es un informe crucial publicado cuando países, empresas e inversionistas vuelven a calibrar sus planes para acelerar la salida rápida de las energías fósiles y la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles", comenta Kaisa Kosonen, de Greenpeace.
"Ahora más que nunca, el IPCC debe suministrar instrumentos concretos y prácticas para la humanidad, que está en la encrucijada".
Cuando, según Naciones Unidas, los compromisos actuales de los Estados, si fueran respetados, llevarían hacia un calentamiento “catastrófico” de +2,7 °C, los firmantes del Acuerdo de París son llamados a reforzar sus ambiciones de reducción de emisiones de gas de efecto invernadero de aquí a la conferencia sobre el clima de la ONU COP27, en Egipto en noviembre.
“Sabemos lo que debemos hacer, y desde hace tiempo (...) Nuestros dirigentes deben sacarnos de las energías fósiles”, insiste Taryn Fransen, del World Resources Institute. “Tal vez lo hagan, o tal vez no”.