Laura Chinchilla recibió a un país en crisis económica desde el 2008, con la producción desacelerada, las finanzas públicas comprometidas, la violencia en su cumbre y un desempleo relativamente complicado.
Mientras se define quién será su sucesor, en EF nos planteamos la siguiente pregunta: ¿Cómo recibió el país la primera presidenta de Costa Rica y cómo se lo entregará al próximo gobernante?
La respuesta es compleja. Hay altos y bajos, junto a tendencias que no lograron cambiarse.
Además, no todo (ni lo bueno ni lo malo) es atribuible a su gestión. Los cambios políticos y sociales responden a muchos y muy complejos factores, al explorar las cifras oficiales.
Empecemos por las malas noticias, luego a las debatibles y después pasemos a las buenas.
Lo malo
Para empezar, no es arriesgado decir que sus resultados no fueron satisfactorios en cuanto a la lucha contra la pobreza.
Los cambios son levemente positivos y se mantiene el problema del estancamiento del 2010 al 2013, algo que deberá enfrentar en próximo gobierno.
El desempleo anual, un factor correlacionado con la pobreza, es mayor, hasta el 2013, al registrado cuando la Presidenta entró en el 2010, lo que sostiene una tendencia a que ese indicador crezca del 2000 a la fecha.
Las finanzas públicas están graves, pero Chinchilla las recibió muy mal de Óscar Arias. El problema es que el próximo gobierno las recibirá peor.
Chinchilla entró a Zapote con un déficit fiscal de 5,2% del PIB, que para el 2013 era de 5,4% y para el 2014 supera el 6%.
Su proyecto de una reforma fiscal que aumentara los ingresos fracasó por intervención de la Sala Constitucional.
Sin embargo, pareciera justo reconocer que en el periodo de Fernando Herrero como ministro de Hacienda el déficit fue frenado levemente, lo que sugiere que la brecha entre ingresos y egresos pudo ser peor.
La zona gris
Hay rendimientos regulares. Luego de una caída drástica durante el gobierno de Óscar Arias, la inversión extranjera se ha recuperado bajo el actual gobierno, pero las tasas de crecimiento son más débiles que en periodos anteriores o hay leves caídas.
Por ejemplo, del 2006 al 2007 la inversión creció $500 millones, mientras que del 2012 al 2013 cayó en $30 millones.
Las exportaciones siguen creciendo luego de una caída en el gobierno de Óscar Arias, pero su tasa de crecimiento es claramente menor. Del 2010 al 2011 las exportaciones crecieron un 9,4%, mientras del 2012 al 2013 el crecimiento fue de apenas 0,6%.
Lo bueno
Miente quien afirme que todo en este gobierno ha salido mal. La producción per cápita se ha mantenido a un ritmo creciente, pese a que el mundo se repone de una crisis económica mundial.
El crédito al sector privado también ha aumentado luego de un recorte drástico entre el 2010 y el 2011.
La inflación baja es uno de los éxitos que el Banco Central recalca en su defensa por el sistema de bandas, con un tipo de cambio que se orienta hacia la estabilidad (salvo por lo saltos del 2014).
Tal indicador registra valores históricamente bajos y confirma una tendencia a la baja.
Uno de los mayores logros de Laura Chinchilla es que bajo su mandato la delincuencia, en términos generales, dejó de crecer, como lo venía haciendo desde el periodo de Pacheco.
Este tema fue abordado con intensidad en su campaña electoral, cuando la ciudadanía más mostraba preocupación por la inseguridad del país.
En su gobierno se marca una tendencia a la baja en la tasa de delitos dolosos, el indicador más fiel y comúnmente usado para tener una idea de la violencia social de una nación.
¿Era posible más?
Los analistas reconocen los buenos resultados, pero reprochan los pocos efectos positivos en la lucha contra la pobreza y el desempleo.
Para el economista Gilberto Arce, “el problema de empleo responde, principalmente, entre otros factores, a la estructura no competitiva en el mercado de trabajo. Allí el Gobierno no hizo ningún esfuerzo.”
Además, opina que el comportamiento de la inversión extranjero y las exportaciones estuvo determinado por el mercado internacional. “Allí el Gobierno no puede recetarse aplausos ni recibir críticas”, sostuvo Arce.
Juan Carlos Hidalgo, analista de políticas públicas, enfatiza el estacamiento de la pobreza y el incremento de la desigualdad.
“Sí, la economía creció a un buen ritmo, las exportaciones aumentaron y la inversión extranjera continuó llegando al país. Pero, al son con la tendencia de las últimas dos décadas, las saludables cifras del sector externo durante este cuatrienio no se tradujeron en una caída de la pobreza. Más aún, la desigualdad creció.”
Esperaremos cuatro años para observar la evolución de estos indicadores tras el gobierno entrante. El reto es más grande.