En menos de 10 días Costa Rica volverá a abrir sus fronteras aéreas para recibir turistas internacionales. La fecha, a pesar de los más de 13.129 casos confirmados por COVID-19 que el país registra con corte al 23 de julio, sigue en firme. Así lo ha dejado claro el ministro de Salud, Daniel Salas, en las distintas conferencias de prensa donde ha sido consultado sobre el tema.
El país ya cambió la fecha de apertura de aeropuertos una vez señalando un aumento en los casos. Pero los positivos de COVID-19 en el país nunca se han contado en números tan altos como ahora. Al 23 de julio, el promedio de casos del mes es de 420,4 positivos nuevos por día.
Sin embargo, aunque los casos siguen en aumento y el rastro del virus se perdió en espacios tan densamente poblados como la Gran Área Metropolitana (GAM), llegando a la tan temida transmisión comunitaria, la reapertura al turismo internacional avanza contrarreloj.
El Gobierno recién comunicó el protocolo para el regreso de los vuelos comerciales. Tal y como había adelantado el ministro Salas la reapertura no es total y es exclusiva de aeropuertos. La lista solo incluye la Unión Europea, el Reino Unido y Canadá.
“Sabemos que dar permiso en un lugar donde hay un descontrol completo del virus, una cantidad de casos muy extensos no tendría mucho sentido”, detalló Salas. Esto limitó las posibilidades de recibir turistas varios países y cerró la puerta a Estados Unidos, el principal país de origen de los turistas que llegan a Costa Rica.
En la práctica la reapertura se podría complicar más allá de limitar una nacionalidad particular.
Las medidas de salud que pretende aplicar el país, que incluyen solicitar una prueba de COVID-19 negativa hecha 48 horas antes de ingresar a suelo nacional y la adquisición de un seguro de viaje obligatorio, que cubra con gastos médicos y hospedaje en caso de cuarentena, es similar a los mecanismos aplicados por otros países.
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Y aunque la vuelta de visitantes extranjeros podría significar un espaldarazo para el afectado sector turístico del país, lo cierto es que la estrategia genera dudas. Porque, mientras el país insiste en la reapertura de fronteras, restringe las actividades y el tránsito a los nacionales, en pos de volver a encontrar el rastro del virus.
Más casos
Costa Rica superó la marca de los 10.000 casos positivos por COVID-19 en menos de cuatro meses. Sin embargo, fue apenas en las últimas semanas que los contagios se empezaron a multiplicar escandalosamente y las muertes ya superan las 80 personas. Ese es el marco de la reapertura de los aeropuertos.
Después de que el primer caso positivo se diera a conocer el pasado 6 de marzo, fue hasta el 28 de mayo cuando se alcanzaron los primeros 1.000 contagios, un número que hoy parece demasiado lejano.
Al empezar julio, Costa Rica registró 3.753 casos positivos. Ya no había marcha atrás y empezaron a crecer por centenas diarias.
La escalada de casos significó varias cosas. El país se devolvió en su afán de reabrir nuevos comercios y, por el contrario, algunos que apenas empezaban a volver a ver la luz, tuvieron que cerrar nuevamente.
Distintos cantones fueron puestos en la llamada alerta naranja, con mayores limitaciones de tránsito vehicular y muchas más restricciones de apertura de comercios. Las escuelas también atrasaron su retorno a las aulas.
Antes de que el rastro del virus se perdiera, cuando los casos diarios aún se contaban en números de una cifra o en decenas, a lo mucho, la reapertura de los aeropuertos se veía en el país, más bien con esperanza.
La Cámara Nacional de Turismo (Canatur) y sus distintas afiliadas hablaron de la esperanza de revertir la llamada Temporada Cero en la que cayó el turismo nacional, con el buen nombre dentro del mundo del turismo que ya posee Costa Rica: un destino seguro, exótico y amigable, con excelente trato al visitante. A esto se le iba a sumar un manejo extraordinario de la pandemia, con números tan positivos como pocos países en el mundo.
Este segundo argumento dejó de ser viable desde el inicio de julio.
¿A quién se le abre la puerta?
Lo cierto es que el turismo es uno de los sectores más golpeados por la pandemia. No solo a la causada por la COVID-19, sino a cualquiera que se pueda presentar en el mundo en el futuro.
Cualquier indicio de enfermedad cierra las puertas de un viaje y, en niveles de transmisión como las del SARS-CoV-2, la alerta inicial fue parar el tránsito internacional. Ese miedo al contagio a través de los viajes ha pesado en la reapertura de distintos países, lejos aún de conseguir cifras satisfactorias.
La alerta sigue en pie porque el virus sigue activo y aún no hay vacunas disponibles, más allá de los extraordinarios avances que llevan algunas de las marcas fabricantes.
De cara a la nueva normalidad y a la convivencia con el virus para salvar la economía del país, las cartas que se ponen sobre la mesa son a quienes se les va a permitir la entrada y a quienes no.
El país elaboró dos mazos, los que están lo suficientemente bien para ser bienvenidos y los que tienen un control del virus más peligroso que el nuestro y que, de momento, quedarán fuera de los invitados.
Elaborar esta lista para un país como Costa Rica es como poco, complicado.
España, por ejemplo, eliminó las restricciones de movimiento de españoles dentro del propio territorio hasta el pasado 21 de junio, misma fecha en la que se permitió la llegada de los primeros turistas de la Unión Europea (UE).
Previo a la apertura los datos del Centro Europeo de Control de Enfermedades señalaban que del 9 al 16 de junio “la inmensa mayoría de los países europeos” tuvo tasas de nuevos casos de coronavirus en niveles muy similares a las comunidades españolas, según recogió el diario El País. Es decir, para empezar, se habilitó la entrada a países con niveles similares de contagio, después de largas cuarentenas y con curvas en caída.
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Costa Rica no tienen una realidad igual, ni similar a esta. Si se quisiera tomar como referencia Centroamérica, los demás países de la región tienen situaciones más complejas que la local. Si se extiende a Sudamérica, la situación se repite con algunas excepciones, como Uruguay y hacia el norte, México y Estados Unidos no lo hacen mejor. Todos quedaron fuera de la lista.
Elegir, como propuso Salas, solo algunos estados o provincias también generaría un problema en la práctica. Los vuelos que vienen desde los Estados Unidos a Costa Rica no lo hacen de forma directa desde cada Estado. Dos de los puntos más importantes son Florida y Texas, dos de los estados actuales con más casos positivos en el país.
Estados Unidos continúa como el país con más casos de COVID-19 reportados y también quedaron fuera del mazo de invitación.
Después quedaría Europa, el segundo gran origen de los turistas que visitan Costa Rica.
La UE publicó una lista de 15 países a los que le permitirán la entrada a su territorio, después de contemplar las situaciones de estos en cuanto al virus. De América, los únicos dos países que tienen permitida la entrada a territorio europeo son Canadá y Uruguay.
Esta lista no es recíproca. Esto quiere decir que, aunque los costarricenses tengan prohibida la entrada a Europa mientras evoluciona la situación del coronavirus en el país, los ciudadanos europeos sí podrían entrar a Costa Rica si así lo permiten las autoridades nacionales.
De acuerdo con el ministro de Turismo, Gustavo Segura, que los 27 países de la UE estén dentro de los que sí recibirá el país, ayudará a que los costarricenses sean eventualmente considerados para entrar a Europa.
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Otro punto importante es la reincidencia de casos que están experimentando algunas naciones europeas después de la reapertura. Barcelona, por ejemplo, retrocedió un mes en la lucha contra la pandemia, después de que volviera a tener cifras similares a las de junio tras un aumento en los positivos.
Esto derivó en un retroceso del plan de desconfinamiento de la ciudad. El 17 de julio Cataluña reportó más de 1.100 casos positivos, la mayoría en el centro de Barcelona.
En medio de estos aumentos en los casos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que la pandemia aún no está cerca de acabarse. Detallaron que algunos países “están viendo resurgir el virus”
Aperturas, a medias
Mientras Costa Rica aún enfrenta un incremento en los casos de COVID-19, otros países ya superaron en la mayor parte las olas de contagio después de largos confinamientos. Uno de estos es España, un país, como Costa Rica, necesitado del turismo.
En España el sector turístico aporta un 11% del Producto Interno Bruto (PIB) del país y genera un 13% del empleo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de ese país.
El 21 de junio marcó la fecha de apertura de fronteras en territorio español, con excepción de Portugal que se extendió hasta el 1 de julio. Esto significó también el fin de la cuarentena de 14 días obligatoria para cualquier persona que llegara de otro país, en vuelos de rescate, por ejemplo.
Es decir, España empezó a recibir turistas de dentro de la comunidad europea sin ningún control extraordinario. Sin necesidad de una prueba COVID ni una cuarentena obligatoria.
En la misma línea Italia eliminó los seguros para los países de la UE sin que sus visitantes tengan la necesidad de guardar la cuarentena desde el 3 de junio. Y Francia levantó el cierre de sus fronteras, pero mantuvo inicialmente restricciones con España y Reino Unido.
Pero este no es el camino por el que han optado todos los países. El Reino Unido, decidió introducir un aislamiento obligatorio de 14 días para viajeros, una medida ampliamente criticada entre sus vecinos. En consecuencia, Francia puso la misma medida para los viajeros que vengan de estos países.
Estas medidas se relajaron en últimos días y en Reino Unido la cuarentena dejó de ser obligatoria para turistas de 76 países. Escocia por su parte se mantuvo cerrada por un tiempo más y limitó la lista de turistas sin cuarentena a 57 países, excluyendo a varios europeos.
Aún la República de Irlanda solicita aún una cuarentena de 14 días para todos los que visiten el país con excepción de los ciudadanos de Irlanda del Norte.
En la UE el primer país en levantar sus fronteras fue Alemania. Lo hicieron en un proceso escalonado iniciando con sus fronteras directas con menos casos y manteniendo controles terrestres con Austria, Francia, Suiza y Dinamarca, aunque con algunos, en menor medida.
Otros países como por ejemplo Grecia, urgidos del turismo, han optado por realizar pruebas aleatorias de coronavirus a los turistas que los visiten, más no les piden demostrar que son negativos de forma obligatoria para ingresar al territorio.
Lo cierto es que aunque Europa realizó una lista de apenas 15 países a los que les permitirían la entrada, conseguir esos 15 nombres no fue fácil.
Algunos países como Alemania presionaron por tener una lista aún más corta, Grecia y Portugal, urgidos de turistas, más bien impulsaban la reapertura con la lista lo más larga posible. Francia insistió en la reciprocidad. Todo esto sin considerar aspectos diplomáticos, como, por ejemplo, que Estados Unidos se quedara fuera.
Esto solo evidencia una parte de los difícil que puede ser esta decisión para Costa Rica y lo que podría comprometer al país en medio de la emergencia sanitaria.
¿Atraer al turismo cuando el virus aún no ha sido controlado? Algunos piensan que sí, aunque si se toman como ejemplo los países europeos, las medidas, con más o menos restricciones llegan hasta después de controladas las primeras olas de la pandemia.