El diésel está inmerso en la tormenta perfecta que crea un “cóctel” con tres ingredientes peligrosos: una reducción de su producción, un aumento de su demanda, y todo esto a las puertas del inicio del invierno en el hemisferio norte.
La situación previsiblemente desembocará en una subida de precios de un combustible clave para la economía mundial, pues mueve camiones, barcos, trenes, maquinaria agrícola y de construcción, entre otros usos.
Costa Rica, que compra su combustible refinado principalmente a Estados Unidos, está a merced de la volatilidad internacional, aunque la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) afirma tener asegurado el suministro para los próximos meses.
LEA MÁS: Gobierno propondrá nuevo cobro a carros contaminantes para promover vehículos de bajas emisiones
Incertidumbre global
El precio del diésel aumentó un 33% para las entregas de noviembre. En lo que va del año ha subido un 50% en el mercado al contado del puerto de Nueva York, un punto de referencia clave. El galón alcanzó los $4,90 a principios del mes pasado, casi el doble que hace un año.
Esos incrementos son el resultado de un conjunto de factores que se están presentando simultáneamente.
El primero de ellos es el inventario y la producción. Las reservas de diésel están en su punto más bajo desde 1951, con el mayor déficit en el noreste de Estados Unidos, incluido el estado de Nueva York y la región de Nueva Inglaterra.
A eso se suman algunas dificultades en la capacidad para transformar el crudo en diésel. La refinación a nivel mundial está menguada y esto es, en parte, una consecuencia de la pandemia, después de que los confinamientos destruyeron la demanda y obligaron a las refinerías a cerrar algunas de sus plantas menos rentables.
La geopolítica podría tener otra cuota de responsabilidad, pues la restricción al petróleo de Rusia, tras la invasión de ese país a Ucrania, ha incidido también en reducir el crudo disponible.
En Estados Unidos internamente se conjugan otros elementos que afectan la cadena de suministro. De acuerdo a la cadena CNBC, una sequía en el río Mississippi empuja más productos al ferrocarril y al camión, mientras se teme una posible huelga ferroviaria con efectos al alza en los precios.
“El diésel se usa en miles de cosas, el transporte es el más importante. Si el precio vuelve a subir por escasez, eso provocaría un aumento en la inflación en un momento cuando se lucha contra ella”, comentó el economista Douglas Montero.
Aumentar la capacidad de refinamiento es un reto para suplir la demanda, pero todo indica que algunas de las plantas están produciendo tanto diésel como pueden. Según la Administración de Información Energética de EE. UU. (EIA, por sus siglas en inglés), las refinerías de la costa este operaron al 100% de su capacidad en junio y julio.
La demanda es justamente otro de los elementos que entran en juego, especialmente porque el invierno está a solo unas semanas de iniciar en el hemisferio norte, donde se utiliza el diésel para la calefacción de los hogares.
Casi uno de cada cinco hogares del noreste de EE. UU. emplea diésel con ese fin. La EIA prevé que el costo de calefaccionar una vivienda con diésel aumente un 27% con respecto al año pasado.
LEA MÁS: Presidente de Recope sobre fijación de precios: “Mi gestión se enfoca en ir quitándonos esas cruces”
“Europa está demandando en mayor volumen de este producto, ya que sus mercados naturales, sobre todo el ruso, no lo están abasteciendo. Eso los lleva a pactar compra de los combustibles americanos”, acotó José Miguel Masís, director ejecutivo de la Cámara de Empresarios del Combustible.
Por esa conjugación de elementos, el medio Bloomberg augura que casi todas las regiones del planeta se enfrentarán al peligro de una escasez de diésel.
Para Masís, el efecto inmediato es el encarecimiento para todos los países de este producto, que ya tenían problemas de abastecimiento desde inicios de la pandemia. Algo a lo que Costa Rica no escapa.
Efectos para Costa Rica
En Costa Rica, el diésel mueve a 300.000 vehículos, un 23% de la flota nacional, según los últimos datos de Riteve, el antiguo encargado de la revisión técnica vehicular.
No obstante, al hacer zoom en este grupo de vehículos aparecen sectores vitales para la economía, que incluyen el transporte de personas y de bienes.
El grueso son vehículos de carga liviana, unos 118.000 en total, más unos 80.000 automóviles. La otra parte se reparte entre cabezales, carga pesada, autobuses, transporte de turismo, entre otros.
Actualmente el diésel es el combustible más caro en Costa Rica y se mantendrá así en los próximos meses, prevé Masís.
Costa Rica está expuesta a los vaivenes de la producción y los costos internacionales, pues este es el principal componente del precio que el consumidor costarricense paga al momento de recargar el tanque del vehículo. Cualquier noticia o cambio en la oferta y demanda inciden en el precio final.
Ante consulta de EF, Recope afirmó que mantiene existencias de diésel de al menos 30 días. Asimismo, dijo tener asegurado el suministro de 12 meses a través de un contrato con la compañía Exxon Mobile, con producto originario de la costa del Golfo de Estados Unidos, donde se encuentra el mayor complejo refinador del continente.
“(La empresa) nos ha informado que incluso pueden garantizarnos un mayor abastecimiento que el contratado”, añadió la entidad.
La desaceleración en el consumo de China, producto de las restricciones que el gigante asiático está aplicando por el covid-19, podría agudizar el golpe en el resto de economías para los meses venideros.
“El impacto en una economía como la nuestra sería muy fuerte y el efecto sobre la inflación y el tipo de cambio puede ser muy alto”, agregó Montero.