El gobierno de Theresa May enfrenta una moción de censura este miércoles tras la aplastante derrota de su acuerdo de Brexit y, aunque parece que no prosperará, acentúa el caos a solo 72 días de la salida prevista de la Unión Europea (UE).
"Cualquier otro de los primeros ministros anteriores, enfrentados con la magnitud de la derrota de anoche habrían dimitido", lanzó en una sesión matinal en el parlamento el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn.
La víspera, May había sufrido el peor revés parlamentario infligido a un gobierno británico en la historia reciente del país: 432 diputados -entre ellos 118 de su propio Partido Conservador- votaron contra su acuerdo de Brexit, que solo logró 202 apoyos.
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Inmediatamente después Corbyn presentó una moción de censura, que deberá ser votada por los diputados a las 19:00 (locales y GMT), tras toda una tarde de debate.
Pero a pesar de la catástrofe de la víspera, es muy probable que la primera ministra sobreviva al envite.
El pequeño partido unionista norirlandés DUP, de cuyos 10 diputados depende la estrecha mayoría parlamentaria de los Tories, ya anunció que pese a rechazar este martes el acuerdo de Brexit apoyará a May para que pueda volver a Bruselas a renegociar.
Y también deberían hacerlo muchos de los rebeldes conservadores que no desean perder el poder en manos de Corbyn si se convocan elecciones legislativas anticipadas.
"Contando los números de los partidos de la oposición, es poco probable que ganemos", reconoció en declaraciones a la BBC la mano derecha del líder laborista, John McDonnell.
Aunque advertía que "el ambiente en el parlamento en este momento es completamente impredecible".
El futuro de May
Si no es expulsada del poder, May, reforzada al menos de momento por la evidencia de que sus propios diputados rebeldes la quieren en la ardua tarea de sacar al país de la UE, volverá el lunes al parlamento con un plan B.
Este deberá a su vez ser debatido, enmendado y votado.
“Voy a escuchar los puntos de vista de la cámara, a entender los puntos de vista de los parlamentarios para identificar qué podría tener el apoyo de la cámara y cumplir con el referendum” que en 2016 decidió el Brexit, dijo la primera ministra en la sesión semanal de preguntas en la Cámara de los Comunes antes de que comenzara a debatirse la moción de censura.
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Andrea Leadsome, representante del gobierno ante el parlamento, defendió que “el acuerdo de la primera ministra es bueno”. “Tenemos que encontrar el modo de que ese acuerdo, o parte de él, o un acuerdo alternativo, eso es negociable, pueda presentarse a la UE para poder llevar a cabo el Brexit el 29 de marzo”, agregó.
Pero si May sigue insistiendo en defender su acuerdo, es posible que proeuropeos y euroescépticos se atrincheren también en sus respectivas posiciones.
“Westminster está en caos”, lanzó el nacionalista escocés Ian Blackford ante los Comunes. “El plan B será el plan A, pero servido con otra salsa”, dijo, llamando a May a pedir un aplazamiento de la fecha del Brexit y a convocar un segundo referéndum.
En una carta publicada el miércoles, más de 70 diputados laboristas defendieron precisamente la organización de esta segunda consulta popular que Corbyn debería respaldar si no logra provocar elecciones legislativas anticipadas.
Cada vez más preocupada por la amenaza de que todo esto desemboque en un Brexit sin acuerdo de catastróficas consecuencias, la principal patronal británica, la Confederación de la Industria Británica (CBI), urgió a encontrar un nuevo plan “inmediatamente”.
El plan B
Pero en opinión de Anand Menon, profesor de Política Europea en el King's College London, la primera ministra "que es obstinada, volverá al Parlamento (con una versión de su acuerdo) y lo intentará de nuevo".
Sin embargo, “creo que la magnitud de esta derrota hará que la UE se plantee si merece la pena hacer concesiones, dado el número de diputados a los que tiene que convencer la primera ministra”, agregó.
La canciller alemana Angela Merkel subrayó que todavía hay "tiempo para negociar" y el presidente francés Emmanuel Macron reconoció que "tal vez se pueden mejorar uno o dos puntos" del texto.
Pero solo el presidente de la Unión Europea, Donald Tusk, osó sugerir que Londres puede simplemente dar marcha atrás.
“Si un acuerdo es imposible, y nadie quiere un Brexit sin acuerdo, ¿quién tendrá finalmente el valor de decir cuál es la única solución positiva?”, tuiteó.