Entre las décadas de 1970 y 1980, Costa Rica decidió hacer un cambio fundamental en su modelo económico. En un movimiento sin precedentes, el país optó por enfocarse en el turismo, hacer más parques nacionales y reforestar.
No faltaron detractores de la idea. Se argumentó que volver tierras fértiles en bosques era dispararse en el pie pues la economía nacional dependía de la agricultura. Cuatro décadas después el cambio dio resultado.
Hoy el país se planteó volver a realizar un giro en el timón. Encaminado a ser un país aún más verde, el Gobierno presentó el Plan Nacional de Descarbonización.
Sin esperar a que otros países tomaran la delantera, el país promete lograr algo que incluso The New York Times catalogó como “un modelo para el planeta”.
¿Cómo promete el Gobierno hacer realidad los 10 ejes del nuevo plan? EF detalla la hoja de ruta del ambicioso proyecto.
Eje 1: Transporte público y movilidad
Este eje es crucial por el lastre que representan las emisiones del sector transporte en Costa Rica.
Mientras otros países aún deben completar la tarea de limpiar su producción eléctrica o revertir la deforestación, Costa Rica tiene nota positiva en ambos casos pero no así en sus carreteras, ni en su factura petrolera.
Entre 1996 y 2016 el país pasó de comprar 6,5 millones de barriles de petróleo a más de 20 millones, de acuerdo con datos que recoge el mismo plan. Además, el 50% de la energía usada en transporte corresponde a vehículos privados, mientras que el transporte colectivo apenas gasta el 10,13%.
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2023: El plan contempla la reorganización de las rutas de transporte público para que las troncales entren en operación con carriles exclusivos de autobuses. Es decir, conseguir la prometida sectorización.
Para el 2021 se modernizará el esquema de concesiones. Según el plan se premiará la oferta de servicio eficiente y descarbonizado.
Otro punto fundamental para esta meta es el desarrollo de un modelo financiero nuevo, ligado con un servicio “limpio”. Con este se pretende que sea más sencillo para los sectores involucrados, dar el paso hacia tecnologías más verdes.
Para el 2022, de acuerdo con los estimados hechos por el Instituto Costarricense de Ferrocarriles, el Tren Eléctrico de Pasajeros debería quedar completamente licitado y por empezar obras.
Algunas de las metas específicas son implementar un piloto de tres buses eléctricos en rutas del Gran Área Metropolitana (GAM) y crear un nuevo esquema tarifario para transporte público acorde con el uso de energías limpias.
También pretenden crear un plan de “Impulso al hidrógeno”, para posteriormente implementar otro piloto con buses públicos de hidrógeno.
A nivel municipal el plan pone como meta que al menos tres municipalidades implementen prácticas para promover el transporte limpio y que 16 gobiernos locales participen en el Programa País de Carbono Neutralidad. Para esto proponen revisar y alinear los planes reguladores de los municipios.
En el caso de la movilidad urbana, el plan propone transformar los principales centros urbanos en “ciudades caminables”, promoviendo iniciativas como por ejemplo, el uso de la bicicleta. También ampliar la restricción vehicular a otros cascos urbanos como Cartago, Heredia o Alajuela y limitar las áreas de parqueo en vías públicas
2030: Para esta segunda fecha meta, el principal objetivo es lograr la implementación del Tren Eléctrico entre Cartago, San José, Heredia y Alajuela.
En ese mismo lapso entraría a regir un plan piloto de buses rurales eléctricos.
2050: Para la meta definitiva del Plan Nacional de Descarbonización se deben desplegar los proyectos cero emisiones a gran escala.
Para el 2035 el 30% de la flota de transporte público será cero emisiones y el Tren Eléctrico de Pasajeros operará completamente con electricidad.
En 2050 el sistema de transporte público deberá trabajar de forma integrada. La idea es que este sistema intermodal sustituya los carros particulares dentro de la GAM.
En el mismo año, el 85% de la flota de transporte público será cero emisiones y se habrán consolidado “Ciudades Compactas” en las principales zonas urbanas de la GAM.
Eje 2: Vehículos particulares eléctricos
Como un eje complementario al primero, el Plan Nacional de Descarbonización propone medidas específicas para que el transporte privado también migre a la categoría verde.
Costa Rica tiene una flota vehícular vieja. La edad promedio de los carros ronda los 15 años. En contraparte en Europa es de 7,4 años y en Estados Unidos de 11,6 años, según datos del Plan.
La hoja de ruta del Gobierno pretende revocar estas estadísticas con una actualización completa de la flotilla vehicular nacional.
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2022: Una de las metas a corto plazo más importantes del plan en este segundo eje es estabilizar el crecimiento de la flota de motocicletas, además de migrarla a cero emisiones.
Como meta específica, al menos tres instituciones públicas –además del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE)– deberán adquirir vehículos cero emisiones. Esto será parte de un plan piloto de cambio de flotas institucionales, respaldado en una de las directrices que el presidente Carlos Alvarado firmó en 2018.
Además, para el 2022 deberán operar 69 centros de recarga rápida y tendrán que estar distribuidos por todo el país. Sumado a esto, el plan propone que se deben analizar modelos de negocio para promover que el sector privado acelere la implementación de electrolineras.
Otra acción necesaria es ampliar los programas del Instituto Nacional de Aprendizaje para capacitar profesionales en reparación y mantenimiento de vehículos eléctricos.
Durante el mismo lapso se implementará entre un 5% y 10% de etanol de origen nacional en la gasolina y biodiésel local con el diésel.
2035: Para ese año, un 30% de la flotilla nacional, incluidos vehículos públicos y privados, deberá ser eléctrica. Para lograr este objetivo, se masificarían diversos planes de financiamiento para la compra de vehículos cero emisiones. En esto se incluyen los carros de uso comercial, como por ejemplo taxis.
2050: Al cierre de la meta a largo plazo, el 95% de la flotilla vehicular nacional debería ser cero emisiones. Para esto, será necesario que la oferta de vehículos eléctricos sea “amplia”. Simultáneamente se deberán consolidar modelos de movilidad compartida.
Para ese mismo año, Costa Rica debería tener una red de recarga de vehículos eléctricos robusta. Es decir, que recorra todo el país y con infraestructura complementaria como estaciones de hidrógeno.
Eje 3: Transporte de carga
Del consumo total de energía del sector transporte en el país, el 36,5% corresponde a los movimientos de mercadería o carga.
Este sector representa 15% de la flotilla de vehículos nacionales, de acuerdo con datos del plan, sin embargo, son carros excluidos –desde el 2016– del decreto que regula las emisiones del transporte. En aquel momento representantes del sector señalaron que no podrían competir con sus contrapartes centroamericanas, que no tenían los mismos requisitos.
La flota de transporte de carga costarricense es la más vieja de acuerdo con datos de Riteve. En promedio, cada camión tiene 22 años, seis más que el promedio de los vehículos a nivel nacional.
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2022: Una de las primeras metas puntuales, es la entrada en operación del Tren Eléctrico Limonense de Carga (Telca). Sumado a esto se deberá implementar al menos un proyecto piloto de logística de carga que opere bajo parámetros de bajas emisiones.
Además, el documento plantea definir rutas periféricas y horarios, que limiten el acceso de los camiones pesados a las ciudades.
Otro objetivo es reducir la avanzada edad promedio de los vehículos de carga. Para esto se revisarán las condiciones de operación así como el tipo, orígenes y destinos de la carga.
Una propuesta es ajustar la ley para que los incentivos fiscales también apliquen para vehículos de carga liviana eléctricos.
2030: El 20% de la flota de carga deberá operar con LPG o biocombustibles. Para esto se implementará un plan piloto de mejora de eficiencia del sector.
Además, se elaborarán estudios para evidenciar si es viable financieramente electrificar el área de transporte de carga, a corto y mediano plazo.
2035: Para este año, deben estar consolidados los “modelos de logística sostenible” tanto en los puertos como en zonas urbanas.
2050: Como meta final, las emisiones producidas por este sector deben reducirse en al menos un 20% con respecto a las del 2018.
Eje 4: Sistema Eléctrico Nacional
Este eje es tal vez el que el país lleva más avanzado. Aún así el plan detalla algunas metas y tareas puntuales, de cómo cumplirlas.
Uno de los desafíos es garantizar la electricidad a precios competitivos, sin que esto genere cambios en la matriz renovable actual.
2025: Será necesaria tener la planificación del proceso de electrificación de los distintos sectores del país. Específicamente el plan promete que al menos habrá dos planes de electrificación de distintos sectores publicados para esa fecha.
Otro punto importante es volver la vista hacia las plantas térmicas que Costa Rica sigue usando –a pesar de la gran presencia de plantas de generación “verde”– como respaldo. El plan propone realizar estudios para la descarbonización de este respaldo energético térmico.
A corto plazo también se deberán instalar y poner en funcionamiento 274.240 medidores inteligentes. Simultáneamente, el país deberá realizar proyecciones de la demanda entre el 2020 y el 2050 contemplando tecnologías de gestión y almacenamiento de la energía.
2030: La matriz eléctrica deberá operar al 100% con energías renovables, es decir, dejar de lado finalmente las plantas térmicas.
Para esta segunda meta de mediano plazo, el país deberá incrementar inversiones para que la la movilidad cero emisiones en los distintos medios de transporte, sea una realidad.
2050: Según las metas a largo plazo, la energía eléctrica deberá ser la fuente primaria para el sector transporte, residencial, comercial e industrial. Para ese mismo año, todos los procesos de instituciones deberán estar digitalizados.
Eje 5: Cambios arquitectónicos
El plan insiste constantemente en la movilidad ciudadana y en la construcción de ciudades transitables. En el quinto eje, se desarrolla en detalle cómo construir esas ciudades.
Aquí las emisiones surgen del uso cotidiano de los servicios en los edificios. Aspectos como la iluminación, ventilación e incluso la cocina, son áreas donde se evidencian espacios de mejora.
2030: Una de las primeras metas de este eje es incrementar en un 10% el uso de madera, bambú y otros materiales locales en edificaciones. La meta para ese año es construir 20 edificaciones aplicando estándares ambientales.
Para esto es necesario robustecer los “lineamientos de construcción sostenible baja en emisiones” tanto en construcciones públicas, como de vivienda social.
El plan también propone incentivar este tipo de construcción a través de créditos verdes, subsidios o reconocimientos, para se vuelvan opciones populares en proyectos privados.
Para el mismo lapso, el 100% de los nuevos diseños deben realizarse adoptando tecnologías de bajas emisiones.
2050: A más largo plazo, la mitad de las edificaciones, tanto públicas como privadas, deberán funcionar con estándares de bajas emisiones, por ejemplo con los calentadores de agua o sistemas de cocina.
Esto debe ser implementado completamente por el Estado. Por eso el sistema de compras públicas deberá operar con cero emisiones. Paralelamente se deben fortalecer las opciones de financiamiento para el consumidor cuando quiera adquirir tecnologías eficientes.
Eje 6: Industria
El sector industrial enfrenta serios retos en el camino hacia la carbono neutralidad. El mismo plan detalla que la transición debe ser gradual.
Sin embargo, el documento también enfatiza que el sector industrial debe tener apertura a sustituir procesos y productos para disminuir la demanda de materiales contaminantes.
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2030: Una de las primeras metas para el sector es contar con modelos de economía circular en las principales cadenas productivas.
Deberán implementar al menos dos hojas de ruta –para industrias distintas– para la reducción de emisiones. Además, se deberá ejecutar un plan piloto de sustitución a refrigerantes naturales.
Otra meta inicial es que al menos tres productos tengan una etiqueta ambiental. Esta deberá basarse en un esquema publicado por el Gobierno. Además, se deberá estandarizar la definición de productos y servicios "verdes".
Para la misma fecha, debería existir una lista oficial actualizada de los bienes exonerados en la Ley sobre Regulación del Uso Racional de la Energía.
2050: A más largo plazo, el sector industrial deberá haber concluido el cambio de fuentes de energía para que contrarresten la emisión de contaminantes.
En ese mismo lapso será necesario realizar un plan de financiamiento para que el sector pueda transformarse. La idea es que durante este lapso, la inversión en tecnologías fósiles sea limitada y que vaya decreciendo. De esta manera caerán también las emisiones del sector.
Eje 7: Residuos
El manejo de residuos es otra de las áreas en la que Costa Rica está rezagada.
Los rellenos sanitarios producen metano. El proceso contrario debería ser separar los residuos orgánicos para la elaboración de compost. Sin embargo, son procesos que requieren de organización si se quieren hacer a gran escala.
2025: Una de las metas iniciales de este eje es que 10 municipalidades implementen una estrategia nacional de compostaje. Una vez que esté funcionando, deberán tratarse diariamente 3.800 toneladas de residuos sólidos.
Además, se deberán documentar al menos cuatro planes pilotos de economía circular. Simultáneamente se deberá incentivar el tratamiento de residuos orgánicos a nivel familiar e industrial.
El plan también propone para el corto plazo, el desarrollo del alcantarillado sanitario en Palmares, Jacó, Golfito y Limón. Esta es una meta alineada con el Plan Nacional de Desarrollo.
2030: A mediano plazo, se deberán impulsar los “planes de gestión de residuos municipales” junto a programas de reciclaje en las municipalidades que aún no los tengan
Otro punto importante es invertir en tecnología para poder atrapar el metano de los rellenos sanitarios. La propuesta es crear plantas piloto de compostaje y la modernización de los sistemas de recolección para mejorar las rutas y los vehículos recolectores.
2050: Finalmente en este eje el 100% del territorio nacional deberá tener soluciones para la recolección, separación y reutilización de los residuos. Además, el 20% de los ríos de la GAM deben ser restaurados.
La cobertura del alcantarillado sanitario y tratamiento de aguas residuales en las áreas de alta densidad poblacional debe estar completa.
Eje 8: Agricultura
A nivel agrícola, las emisiones de gases de efecto invernadero están centradas en cuatro actividades de acuerdo con el plan: café, caña de azúcar, banano y arroz.
Sin embargo, el sector agrícola tiene la capacidad de absorber el carbono, con sistemas agroforestales o técnicas de agricultura de precisión.
2030: Como parte de las metas a corto plazo, las cadenas de producción de los cuatro productos responsables de la mayor cantidad de emisiones deberán adoptar tecnologías para asegurar su reducción. Esto aplicará tanto en las fincas como en el procesamiento de los productos.
Específicamente deberán existir dos programas de reducción de emisiones en estos sectores. Además, deberán habilitarse dos instrumentos financieros para ayudar a que estas actividades puedan cambiar hacia una producción menos contaminante.
Otra meta es facilitar la comercialización de los productos bajos en emisiones, a través de etiquetas distintivas o campañas de vinculación con la marca país.
2050: A largo plazo se aplicarán tecnologías para que la agricultura sea sostenible y competitiva, a la vez que sea baja en carbono y contaminación.
Eje 9: Ganadería
Las emisiones de gas metano por parte de los animales es alta. Ese es el principal problema al que se enfrenta el sector ganadero cuando le hablan de carbono neutralidad.
Sin embargo, la ganadería es un sector que puede capturar en cierta medida estos gases, de manera similar a la agricultura. El manejo de pasturas, la conservación suelos y bosques es justamente hacia donde señala el plan.
2025: A corto plazo se deberá promover la economía circular en las fincas ganaderas. Esto, con la implementación de biodigestores.
Como meta específica, 1.773 fincas ganaderas deberán implementar las tecnologías Acciones de Mitigación Nacionalmente Apropiadas (NAMA por sus siglas en inglés).
Además, se deberá realizar una campaña educativa sobre residuos agrícolas orgánicos directamente a productores y técnicos. Simultáneamente se desarrollaría un plan piloto sobre la utilización correcta de estos residuos en el sector industrial y alimentario.
2030: A mediano plazo, el 70% del total de ganado y 60% del área dedicada a la ganadería tendrán que utilizar tecnologías bajas en carbono.
2050: El sector ganadero deberá utilizar la tecnología más avanzada en relación con estándares de sostenibilidad y competitividad.
Además, para ese año debe implementarse una estrategia de financiamiento a escala para este sector.
Eje 10: Recursos forestales
El décimo y último eje del plan es otro en el que el país toma la delantera considerablemente a nivel global.
Sin embargo, las amenazas a la biodiversidad y el cambio climático hacen que el país no se pueda descuidar en esta materia. El plan propone aumentar la cobertura forestal al menos a un 60% del territorio nacional.
2022: Una de las primeras medidas que plantea de documento para este eje, es crear tres kilómetros de corredores urbanos restaurados y un programa para restaurar las carreteras nacionales.
En detalle el plan busca “enverdecer y regenerar el espacio urbano”, esto a través de más parques recreativos, entre otros ejemplos.
Además, deberán reforestarse tierras degradadas, y se fomentará el consumo de madera nacional que provenga de plantaciones y sistemas agroforestales.
2030: Para ese año, la meta es mantener la cantidad de bosque actual y tratar de aumentarla al 60% del territorio, sin que compita con el sector agropecuario.
Además, el plan propone implementar un proyecto de paisaje urbano con redes ambientales, peatonales y ciclísticas.
2050: Finalmente, a largo plazo 4.500 hectáreas de zonas verdes deberán funcionar como parques recreativos dentro de la GAM.