
El proceso electoral estadounidense cumplirá un nuevo paso este miércoles 6 de enero, a solo 14 días del traspaso de poderes.
El escenario será el Capitolio, la sede del Congreso de EE. UU., y reunirá a las dos cámaras: tanto el Senado como la Cámara de Representantes.
Con base en la legislación electoral, los congresistas están llamados a sesionar para ratificar el resultado del Colegio Electoral, el cual certificó el 14 de diciembre la victoria del demócrata Joe Biden sobre el presidente Donald Trump, 306 votos electorales contra 232.
En principio, la sesión del Congreso es una formalidad más del proceso electoral, pero este año está impregnada de las acusaciones del presidente Trump y su círculo más cercano sobre presuntas irregularidades en las votaciones.
En algunas oportunidades previas ha habido alguna objeción a la decisión del Consejo, pero sin mayores repercusiones. Lo usual es la ratificación por parte del Congreso.
Este año, al menos 14 senadores republicanos han anunciado que objetarán la certificación, según dio a conocer el medio Vox.
“En términos de la coyuntura es el último recurso que le quedaría, no diría que al partido Republicano, sino al candidato Trump y su grupo para revertir el resultado de la elección”, comentó Carlos Murillo, analista internacional y director del Observatorio de Desarrollo de la Universidad de Costa Rica.
El rechazo del resultado electoral sería tan insólito, que en la legislación no queda claro qué procedimiento seguiría en ese escenario.
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No obstante, los demócratas tienen mayoría en el Congreso, por lo que lo más previsible es la confirmación del resultado.
Un tercer escenario posible es que la sesión se aplace, a la espera de los resultados senatoriales en el estado de Georgia, el único que asiste a una segunda ronda este 5 de enero tras los ajustados resultados de las elecciones del pasado 3 de noviembre.
Manifestaciones anunciadas
Sectores republicanos y afines al presidente Trump ya han anunciado una serie de manifestaciones en la capital estadounidense, Washington D.C., como forma de presión.
Incluso el propio Trump invitó a sus seguidores a protestar por medio de un tuit que publicó desde el mismo 1 de enero.
Para Murillo, estas acciones son solo un síntoma más de un problema mayor.
“Lo que estamos viendo en Estados Unidos en general es una deslegitimación y pérdida de credibilidad de la democracia estadounidense porque está recurriéndose a medidas populistas que el mismo Estados Unidos ha cuestionado en el resto del mundo”, aseguró el analista.
A pesar de la situación, un grupo numeroso de votantes aún apoya a Trump, ejemplo de ello son los más de 70 millones de votos que recibió en las elecciones.