Costa Rica no es el único país de Latinoamérica que solicitó un empréstito con el Fondo Monetario Internacional (FMI), El Salvador y Argentina también acudieron al banco multilateral para pedir apoyo financiero.
Las autoridades nacionales ya superaron la primera etapa de negociaciones para el crédito de Servicio Ampliado por $1.778 millones con el Fondo. Sin embargo, la nación centroamericana y la sudamericana van más rezagados y aún no ven resultados, explicó Fernando Losada economista jefe de mercados emergentes de Oppenheimer & Co.
Mientras tanto otros países como Ecuador y Honduras ya cuentan con apoyo financiero del multilateral.
Un crédito con el FMI no resuelve la crisis fiscal que aquejan a las diferentes economías, aunque sí da un sello de calidad y de confianza ante los mercados internacionales.
Una mirada a la región
“Los países que están negociando son Argentina que tuvo un programa de Facilidades Extendidas hasta hace poco más de un año que fue suspendido y ahora intenta renovarlo. Las negociaciones van lento, no habrá grandes novedades hasta después de las elecciones de medio término que tiene Argentina en octubre”, afirmó el economista jefe de mercados emergentes de Oppenheimer & Co.
En ese mes los argentinos acudirán a las urnas para elegir a 127 diputados y 24 senadores del Congreso.
En el 2018 Argentina pactó un acuerdo Stand-By con el multilateral por $57.000 millones, y tras el ascenso del presidente Alberto Fernández se tuvo que negociar la postergación de los pagos del empréstito.
En mayo de 2020 la nación sudamericana cayó en default por novena vez en su historia al incumplir el pago de $500 millones en intereses de deuda, pero en agosto de ese mismo año llegó al proceso de reestructuración de la deuda.
El jueves 25 de marzo el FMI dio a conocer los avances de las negociaciones con Argentina, país que aspira a un nuevo plan crediticio en Washington. Tras pactar en 2018 un acuerdo por $57.000 millones el multilateral solo desembolsó $44.000 millones.
“Las autoridades argentinas y el equipo del FMI avanzaron en la definición de algunos principios clave que podrían sustentar un programa económico para ayudar a abordar los desafíos de Argentina a corto y mediano plazo”, manifestó la institución a través de un comunicado.
Por su parte, Martín Guzmán, ministro de Economía de Argentina también dio a conocer los avances mediante la red social Twitter. “Estamos dando pasos importantes hacia el objetivo de tener un programa que nos permita refinanciar los $45.000 millones de deuda que tomó el gobierno de Juntos por el Cambio con el FMI, en el marco de un programa fallido que dejó consecuencias graves en la economías”.
En marzo de este año Alejandro Zelaya, ministro de Hacienda de El Salvador, afirmó que también está en conversaciones con el FMI para obtener un financiamiento por $1.300 millones. Esta sería una línea de crédito por 36 meses y similar al de Costa Rica.
El anuncio del Gobierno salvadoreño consta en la página web del Ministerio de Hacienda.
A pesar de que aún no se vislumbra una fecha para amarrar el acuerdo, el resultado de las recientes elecciones salvadoreñas le allanará el camino al FMI al presidente Nayib Bukele, quien consolidó su poder político y gobernará con mayoría en el Congreso a partir de mayo, de acuerdo a Losada.
Naciones que ya obtuvieron créditos
A la lista de países que actualmente negocian créditos se suma Ecuador que en agosto de 2020 logró un acuerdo de Servicio Ampliado a 27 meses plazo por $6.500 millones. Esto sucedió luego de que el contrato con el multilateral se suspendiera en 2019 debido a que el país sudamericano incumplió las metas pactadas, explicó Losada.
Una vez que se obtiene un crédito con el FMI las naciones deben cumplir con las metas trazadas, y para verificar el cumplimiento el multilateral realiza monitoreos continuos. Cuanto más grande es el préstamo más profundo y frecuente es el monitoreo del FMI (que puede ser cada tres o seis meses) y si el país incumple se suspenden los desembolsos.
Honduras tampoco se puede dejar de lado en este recuento. El país centroamericano cuenta con dos créditos desde julio de 2019: un acuerdo Stand By (SBA por sus siglas en inglés) y una facilidad de Crédito Standby (FCS); financiamientos que se ampliarán hasta noviembre de 2021, según consta en la página oficial del multilateral.
A Honduras se le da un trato especial por tratarse de un país pobre que está altamente endeudado, según Abelardo Medina Bermejo, coordinador de Análisis Macrofiscal del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi). Según él, las naciones con estas características tienen cierta flexibilidad y reciben colaboraciones de entes internacionales para que puedan atender el saldo de la deuda.
En los últimos años Honduras tuvo un tope de la deuda de cerca del 70% respecto al PIB.
México, Chile y Colombia cuentan en este momento con una Línea de Crédito Flexible (LCF), este es un mecanismo que solo aplica para países con grado de inversión y entornos macroeconómicos estables. Este es un préstamo de una suma muy grande que se usa de manera precautoria para darle confianza a los inversionistas y a los mercados.
Colombia hizo uso de una parte del crédito en diciembre de 2020.
Esta nación solicitó la autorización para desembolsar $5.400 millones de la línea de crédito que el Fondo le amplió hasta por $17.600 millones, según el medio de comunicación colombiano Portafolio.
Rumbo a la sostenibilidad
Si bien es cierto que un crédito con el FMI no soluciona los problemas macrofiscales que enfrentan las distintas naciones, sí viene a dar un sello de calidad y lleva alivio a los inversionistas, pues el multilateral facilita una cantidad de dinero mientras el país acomoda las finanzas para reducir el déficit fiscal.
En el caso de El Salvador lograr un acuerdo con el FMI le permitiría desembolsar $450 millones este año (según consta en el sitio web de Hacienda) aunque aún no se vislumbre una fecha para concretar el acuerdo. Este impulso lo da el resultado de las recientes elecciones salvadoreñas.
La calificadora Fitch Ratings aseguró que el resultado de las elecciones legislativas pone fin al entrabamiento político que obstaculizaba el financiamiento externo, pues El Salvador tiene una alta dependencia del mercado interno para satisfacer sus necesidades de financiamiento.
Panamá tampoco se puede perder de vista pues el peso de la deuda pasó del 46,4% respecto al PIB en 2019 a 69,8% en 2020 tras la llegada de la pandemia. Además experimentó una contracción de la producción nacional del 17,9%, según Medina.
“No sería nada raro una negociación con el FMI, aunque no le conviene porque Panamá tiene grado de inversión”, indicó el coordinador de Análisis Macrofiscal del Icefi. Acudir al Fonda podría encarecer la deuda e incrementar las tasas de interés.
En setiembre de 2020 Panamá consiguió que inversionistas extranjeros le prestaran $1.250 millones a una tasa de 2,25%, para una emisión de deuda con vencimiento al 2032, mientras que a Costa Rica el mercado internacional le exigía un rendimiento del 8,34% por los eurobonos con vencimiento al 2031, según una nota publicada por el diario La Nación.