Washington DC.- Estados Unidos, México y Canadá se aprestan a iniciar esta semana la revisión del polémico Nafta , un acuerdo vital para la economía mexicana que Donald Trump prometió terminar.
Sus negociadores se reunirán del miércoles al domingo en Washington para lanzar la modernización del texto de 1944 que abolió las fronteras aduaneras para permitir la libre circulación de bienes y servicios entre los tres países.
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Blanco de duras críticas del presidente estadounidense durante su campaña electoral, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) se anuncia espinosa.
Desde su origen, el Nafta ha sido muy controvertido. Injusto y destructor de empleos, según sus detractores; impulsor del crecimiento, según sus defensores, su fin fue un mantra durante la campaña electoral de Trump, que lo calificó de "desastre".
La renegociación del Nafta es crucial para el mandatario estadounidense, que debe enviar una señal política fuerte, apremiado por sus promesas electorales.
"Esto fue tan central en su campaña que no tenía más remedio que actuar", dijo a AFP Edward Alden, del influyente centro de análisis Council of Foreign Relations (CFR).
"En algún momento" de las negociaciones Trump necesita algo que pueda blandir como carta de "victoria". "No creo que pueda irse", apuntó.
Estados Unidos deplora su balanza comercial con México, que desde la firma del tratado pasó de un excedente de #1.300 millones a un déficit de $64.000 millones.
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Para la economía de México, en tanto, el Nafta se volvió crucial, al enviar a Estados Unidos 80% de sus exportaciones, esencialmente bienes manufacturados y agrícolas.
El acuerdo ha impulsado significativamente el sector automotor mexicano, que ha crecido gracias a su oferta de mano de obra barata, impulsando a los fabricantes estadounidenses a cerrar plantas en su país de origen.
"Demasiados estadounidenses se han visto perjudicados por las fábricas cerradas, la pérdida de empleos y las promesas políticas rotas", dijo el mes pasado el Representante de Comercio Exterior de Estados Unidos (USTR), Robert Lighthizer.
La balanza comercial de Estados Unidos con Canadá es más pareja, pero la relación también tiene puntos de tensión en algunos sectores, entre ellos el de los lácteos, el vino y los cereales, que Washington acusa de estar subsidiados.
La revisión del Nafta ha sido impulsada por Estados Unidos bajo Trump, pero los tres países coinciden en que renegociar un acuerdo de casi un cuarto de siglo, diseñado antes de la era Internet, traerá beneficios para todos.
"Cada país siente que tiene mucho que ganar con estas negociaciones", dijo Jeffrey Schott, especialista del Nafta del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE).
Un buen acuerdo para los tres países mejorará la competitividad de Norteamérica frente a Asia, destacó Alden.
El gobierno de Trump ha dicho que quiere un resultado rápido de las conversaciones, algo poco probable para los expertos. Al puntapié inicial de esta semana le seguirá una segunda ronda de conversaciones a partir del 5 de septiembre en México.
"La primera ronda es básicamente para presentar algunas ideas iniciales y explicarlas; probablemente los negociadores no debatirán los temas más polémicos en la primera ronda", dijo Schott.
Y advirtió que si Washington insiste con un estridente "Estados Unidos primero", eslogan de la campaña de Trump, los vecinos podrían molestarse.
Del lado mexicano, los analistas señalaron que pesarán las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2018.
"México está probablemente en la posición más débil de los tres", por su dependencia del Nafta, opinó Alden, quien anticipa no menos de dos años de conversaciones.
Pero México tiene un experimentado equipo de negociación, así como un fuerte mercado de consumo para algunos sectores estadounidenses, como la agricultura, agregó Alden.
"México también tiene mucha influencia", afirmó.