Edgar Ayales dejó el cargo de Ministro de Hacienda hace un año, pero no le pierde la pista a la situación fiscal del país.
Al hablar del contexto financiero actual, Ayales afirma entrar en pánico, por el creciente déficit y endeudamiento pero, aún más, al no notar ninguna política fiscal del Gobierno.
Según el exministro, es imperativo que la cartera de Hacienda anuncie de inmediato cuál es la política fiscal, con el objetivo de pintar el panorama del país durante el próximo lustro. De lo contrario, alertó, la confianza de las calificadoras de riesgo, de los organismos financieros internacionales y de los inversionistas, seguirá cayendo.
Lea a continuación un extracto de la entrevista que Ayales concedió a EF el jueves 16 de julio.
¿En entrevista con EF, Helio Fallas dijo que el presupuesto del 2015 no tenía el sello del gobierno de Luis Guillermo Solís ¿Ese aumento del 19% con respecto al presupuesto 2014 se gestó durante su administración?
Cuando yo vi esa respuesta me molestó un poco porque yo conozco el proceso presupuestario muy bien y él también lo conoce. Habiendo ya un ministro de Hacienda designado el 31 de abril del 2014, yo le envié esos lineamientos a don Helio y le dije que me gustaría conocer su opinión y él me contestó que estaba bien, pues no veía nada anormal.
“(…) Es totalmente injustificado que don Helio diga le dejaron el presupuesto hecho. No quedó nada. El presupuesto del 2015 es su responsabilidad”.
¿Y qué opina del aumento de un 19% con respecto al 2014?
Me parece un grave error haber enviado al Congreso un presupuesto con un 19% de incremento, porque el Congreso no tiene los instrumentos para hacer ese análisis presupuestario. Don Ottón Solís tiene dos asesores que básicamente hacen la función de 200 funcionarios de la Dirección de Presupuesto de Hacienda. Es una locura pensar que algo bueno podía salir. Ese análisis detallado solo lo puede hacer el Ministerio de Hacienda y no lo hizo. Espero que este año lo hagan.
¿Es realista Hacienda al plantear para el 2016 un presupuesto con crecimiento cero?
Recuerde que se hará sobre la base de un presupuesto 2015 muy inflado. El crecimiento de un 19% alcanza como para tres o cuatro años. Tendría que fijar ese crecimiento cero con base en la liquidación, pero no se puede porque aún no está lista. Es lo mínimo que podría hacer, ordenar el cero crecimiento.
¿Cuánto peso tendría en el control del déficit plantear un presupuesto con base cero?
Más que el presupuesto, que es un instrumento de autorización de gasto, creo que lo que urge es que el Gobierno anuncie cuáles son las medidas internas que se están tomando para frenar los disparadores del gasto. El presupuesto no es un instrumento de análisis de política fiscal.
“Yo no le pediría a un gobierno que me dé un presupuesto apto para apoyar una reforma fiscal, le pediría que me diga cuál es la política fiscal, no la presupuestaria. Son cosas distintas. Lo que hay que ver con mucho cuidado es la política fiscal, que son las finanzas del Estado, cuáles son las partidas que me están generando problemas”.
Es decir, plantear un presupuesto 2016 con base cero no soluciona el problema de haber aprobado un incremento de un 19% para el 2015…
Es lo mínimo que se puede hacer, pero no soluciona el problema. Que me digan cuál va a ser la política fiscal, cómo vamos a manejar los salarios, las pensiones, las transferencias corrientes. Quiero que me establezcan eso.
¿Y usted cree que existe esa política fiscal que le pide a este Gobierno?
Bueno, ese es al punto al que voy. Costa Rica, en este momento, necesita saber cuál es la política fiscal para los próximos tres o cuatro años antes de tocar el ingreso y el gasto. El Gobierno en mayo del año pasado debió anunciar una política fiscal para los cuatro años, comprensiva, gradual y balanceada entre ingreso, gasto y financiamiento.
“Ya perdimos un año, pero no deberíamos perder más. El Gobierno todavía está a tiempo de anunciar su política fiscal en la identifique cuál es el costo del ajuste y cómo lo vamos a pagar todos los sectores. Eso es muy importante saberlo de entrada, es lo que el Gobierno debería hacer”.
Hacienda va a tener en la agenda legislativa seis proyectos de ley fiscales ¿Esas acciones no son valiosas?
El Gobierno ha tomado muchos de los componentes que yo creo necesarios. Pero los ha tomado aisladamente. Todavía no he escuchado cuál es la política fiscal global y dónde me llevará dentro de tres o cuatro años.
“Las acciones de política fiscal que se anunciaron, para reducir el déficit fiscal en un punto durante este 2015 y en el 2016 no son compatibles con lo que está sucediendo. Yo no digo que se envíe un solo paquete tributario, pero sí que el Gobierno explique qué es lo que vamos a enfrentar en los próximos cuatro años”.
¿Es la creación de una regla fiscal el inicio de este camino?
Está faltando también esa garantía a la sociedad de que el problema que queremos resolver no se va a volver a presentar en el futuro. Es increíble lo que está pasando en materia de salarios en las instituciones no financieras del Estado.
“Cuando hicimos en el gobierno pasado el estudio para el proyecto de Consolidación Fiscal, identificamos que, en promedio, los salarios del Gobierno Central son 25% más altos que los del sector privado y los de las empresas del Estado son un 50% más altos. Eso no sucede en ningún país del mundo. Por eso es necesaria una regla fiscal que se comprometa a resolver esos grandes temas”.
Hasta ahora, Hacienda no está presionando las tasas de interés. Tampoco está utilizando los recursos que generaron el eurobono. Entonces, ¿de dónde están sacando los recursos para financiarse?
Lo que han hecho ha sido una enorme cantidad de canjes, renegociando a dos o tres años cualquier cosa que esté por vencer, pero va a llegar el momento en que se tendrá que pagar. Van a colocar un ¢1 billón localmente, más los $1.000 millones de los eurobonos y eso, más o menos, financia el déficit del 6% del PIB. Por ahora no hay presión.
¿Qué podemos esperar, con este panorama, para el 2016?
Si no se aprueban leyes (de reforma fiscal), se me hace que va a ser muy difícil financiarlo (el déficit). No creo que vaya a haber una autorización para emitir deuda externa en el corto plazo, y el Gobierno se va a tener que financiar internamente. Eso a mí me preocupa, como me preocupa la desaceleración económica que impactará la recaudación de impuestos. Crecemos cada vez menos por un elemento crítico: la confianza.
“Cuando un productor decide aumentar la producción, toma decisiones basado en la perspectiva de los próximos tres o cinco años y, esas, parecieran no ser buenas. Eso para el inversionista es muy importante y es lo que captan las calificadoras de riesgo. Me temo que la desconfianza que se ha creado podría estar afectando la producción”.
¿Cuáles son los principales aspectos que le preocupan del 2016?
Que el proceso de reforma fiscal no lo pueda concretar el Gobierno. Lo necesario para que ese proceso se concrete es que el Ejecutivo fije los parámetros sobre los cuáles el país va a funcionar durante los próximos tres o cuatro años. Si no pasa ninguna ley, el próximo año se complicará porque el déficit fiscal podría seguir creciendo y eso podría afectar la percepción de riesgo del país en los mercados locales e internacionales, y de los inversionistas, y podría ser que vivamos algo similar a lo del 2008, cuando se paralizó la inversión. No ha pasado, puede que los productores estén siendo cautelosos con su expansión, pero si sigue creciendo el déficit, las agencias calificadoras de riesgo podrían reaccionar de nuevo.
¿Cómo vislumbra las consecuencias de una nueva rebaja en la calificación de riesgo?
Creo que empezaría de nuevo el ciclo vicioso, que es que un mayor déficit nos llevaría a menos financiamiento, si las tasas internacionales empiezan a subir, como está previsto, se nos cortaría un poco la entrada de capitales y, ahí, el Gobierno tendría que ir al mercado interno a financiar un déficit del 6% o 7% del PIB. Eso no lo aguanta el mercado “doméstico” y empezaría a presionar las tasas de interés muy seriamente.
¿Ve al Gobierno listo para enfrentar ese panorama?
Lo que viene es muy duro y el presidente Luis Guillermo Solís y su ministro de Hacienda aún no han hecho la labor de convencer a la población. Todo lo fácil ya se hizo, se lo dije a don Helio cuando asumió. Todo lo que falta es duro, que es, o pasar leyes impositivas, o enfrentarse al gasto público en salarios, en pensiones y en transferencias corrientes, y el Gobierno empezó mal en eso. El primer año fue terrible pues incrementaron el gasto, incrementaron en un 14% las transferencias a las universidades que, al final, se traduce en más salarios.
Uno de los planes del Gobierno para enfrentar los gastos del 2016 es solicitar un crédito por $500 millones para fondear el presupuesto. ¿Qué señal envía un país de renta media al pedir un crédito de este tipo?
Terrible. Costa Rica ya se había graduado desde hace diez años del Fondo Monetario Internacional (FMI) para ese tipo de créditos. Ese dinero viene con condicionalidades muy grandes. Pondrán una serie de condiciones con respecto al gasto público, a la política salarial, regla fiscal y eso todavía no se ha empezado a negociar. Veo muy difícil que el Gobierno se enfrasque en una negociación con el FMI y el Banco Mundial sobre política fiscal, pues hay ciertos sectores que impedirían que eso suceda con el argumento de que sería una entrega de la soberanía. El Gobierno debería tomar la iniciativa.
¿Podemos esperar que el FMI imponga medidas para controlar el déficit, ante esa falta de iniciativa?
El FMI hace el diagnóstico con el país y si se determina que hay que hacer un ajuste fiscal, se discuten medidas pero, normalmente, los países ya tienen las medidas propuestas. El Fondo Monetario nunca te dirá qué hacer, pero sí te puede pedir acciones realistas que se puedan masticar, que se puedan comer.
En este contexto político, el Gobierno no va a poder aprobar una reforma fiscal hasta que no controle el gasto. Así se lo han hecho saber los diputados de oposición que controlan el Congreso, ¿dónde deberían enfocar los legisladores las acciones de control del gasto?
Hay tres disparadores del gasto muy serios que hacen que crezca el doble del PIB real. Pero, además, falta el marco de responsabilidad financiera, por ahí deben iniciar. Lo crítico en el gasto son los salarios, las pensiones con cargo al presupuesto donde los beneficios son demasiado altos con respecto a las contribuciones y a la edad de retiro. Y el tercer tema son las transferencias corrientes que se traducen en más salarios. Esos tres rubros están íntimamente relacionados con remuneraciones”.
El discurso del Gobierno es que, si se va a recortar el gasto, que los diputados digan cuáles escuelas se deben cerrar, a cuántos maestros deben despedir y cuántas plazas de policías se deben cerrar...
Están evadiendo la responsabilidad de gobernar. La gente los eligió a ellos para gobernar, no a los diputados. Es como darle al Congreso el presupuesto para que lo rebaje, esa es materia de gobierno. No se puede evadir la responsabilidad de gobernar.
Recomendaría al Gobierno enviar sus proyectos de reforma a ventas y a renta a la Comisión de Asuntos Hacendarios, con un trámite ordinario, o a una comisión especial, con mayores prerrogativas?
Ningún escenario es fácil. Yo creo que el Gobierno debe fijar su política fiscal y se requiere que el presidente haga un anuncio comprensivo, que el ministro de Hacienda sea convincente y carismático.
“Tenés que tener un ministro de Hacienda que pueda cautivar al país para que pueda vender algo dificilísimo”.