Donald Trump regresó a la Casa Blanca este 20 de enero y lo hace con un discurso expansionista. No solo avisó de que quiere recuperar el dominio del Canal de Panamá, hacer de Canadá otro estado de su nación o rebautizar el Golfo de México como Golfo de América; sino que avisó de que buscará anexarse Groenlandia —la enorme isla de 2,16 millones de kilómetros cuadrados (km²), que es propiedad del Reino de Dinamarca.
En las últimas semanas, Trump no solo dijo que ese objetivo es “una necesidad absoluta” por motivos de “seguridad nacional” y por “la libertad de todo el mundo”; sino que avisó de que no escatimará en las formas. Mencionó que querría comprar el territorio, aunque también ha dicho que podría utilizar presiones militares o económicas.
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Esta no es la primera vez que Trump o que Estados Unidos insinúan su interés en la isla autónoma, de dominio danés. El mandatario ya lo había hecho en 2019. Tampoco es la primera vez que Estados Unidos plantea la idea. Ya la habían analizado desde el siglo XIX e incluso hubo una propuesta que fracasó.
¿Por qué Trump quiere dejarse la isla helada en el Ártico?, ¿puede un país comprar a otro? EF le explica la situación.
¿Qué es Groenlandia?
Groenlandia es una isla con una extensión de 2,16 millones de km², que se ubica entre los océanos Atlántico y Ártico.
Políticamente, es una nación del Reino de Dinamarca, el cual le aporta más de $600 millones anuales a modo de subsidio. Sin embargo, el territorio se autogobierna desde 1979 y tiene autonomía desde 2009 en la mayoría de áreas de su gobierno, excepto en cuestiones como seguridad y defensa.
Por su tamaño, se trata de la isla más grande del planeta; aunque su población es de apenas unas 60.000 personas, similar a la de cantones costarricenses como Santa Ana o Moravia.
Su capital es Nuuk, que cuenta con una tercera parte de la población general; aunque también existen otras ciudades, que están mayoritariamente desconectadas por la vía terrestre y a las que únicamente se puede acceder por vía aérea.
La población, en su gran mayoría, está compuesta por personas inuit (poblaciones originarias del ártico), aunque no solo por ellos.
¿Por qué es estratégica Groenlandia?
Groenlandia es estratégica por múltiples factores. Uno de ellos es la riqueza de su subsuelo, según explicó el profesor de la Universidad de Groenlandia, Javier Arnaut, al diario español El País. La isla tiene importantes yacimientos de petróleo, gas natural, rubíes, cobre, hierro, oro y minerales raros para industrias tecnológicas clave.
Sin embargo, especialistas como el ex primer ministro de Suecia entre 1991 y 1994, Carl Bildt, argumentan que el clima de inversión para extraer esos recursos “dista mucho de ser ideal”, por aspectos como “la incertidumbre política que ha surgido en torno a la isla, la falta de mano de obra y la fragilidad del entorno natural”.
Otro factor estratégico es su ubicación como zona de paso y como puente entre Europa y América. Al estar cerca del Ártico, el deshielo provocado por el cambio climático genera nuevos canales que podrían ser aprovechados para rutas comerciales o hasta para establecer nuevas bases militares, con más y mejores sistemas de detección de misiles.
¿Se puede comprar territorios?, ¿hay antecedentes?
La idea de comprar una nación o un territorio no es vista como una locura en Estados Unidos precisamente porque ya lo han hecho antes. Por ejemplo, la nación norteamericana compró Luisiana a Francia, en 1803, y también compró Alaska a Rusia, en 1867.
En el primer caso, Napoléon aceptó $15 millones a la presidencia de Thomas Jefferson, a cambio del territorio de 2,14 millones de km² (que incluía casi una cuarta parte del actual territorio estadounidense). En el segundo caso, el imperio ruso se dejó $7,2 millones a instancias del gobierno de Andrew Johnson, a cambio de los 1,52 millones de km² en el noroeste americano.
Estados Unidos también compró la Indias Occidentales Danesas, en 1917; las cuales hoy son conocidas como las Islas Vírgenes de Estados Unidos. La potencia, entonces dirigida por el presidente Woodrow Wilson, pagó $25 millones en oro.
Estas operaciones fueron estratégicas para Estados Unidos en todos los casos.
La compra de Luisiana le permitió expandir sustancialmente su territorio (incluía los dominios totales o parciales de estados actuales como Arkansas, Misuri, Iowa, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Minnesota, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nuevo México, Texas, Montana, Wyoming, Colorado y Luisiana.
La compra de Alaska le permitió acceder a un lugar rico en recursos naturales y situado en una zona remota, mientras que la compra de las Íslas Vírgenes, le hizo garantizarse una zona de actividad en el Caribe durante la Primera Guerra Mundial.
Estados Unidos también desarrolló tratados con España y con México en la primera mitad del siglo XIX, los cuales incluyeron transacciones monetarias y adquisiciones de territorios como Florida, California, Arizona, Nuevo México, Utah, Nevada, Colorado y Wyoming, entre otros estados.
¿Qué dice Groenlandia?
El interés de Trump es explícito. Su hijo, Donald Trump Junior, incluso viajó la isla el 7 de enero pasado y visitó la estatua del fundador de Nuuk, Hans Egede; aunque dijo que lo hizo por turismo.
Ante las amenazas directas y las insinuaciones, las autoridades de la isla han reaccionado con cautela.
El primer ministro, Múte Bourup Egede, aseguró que la isla no quiere ser parte de Estados Unidos, pero sí “necesita hacer negocios” con la potencia norteamericana. Por ejemplo, dijo que las puertas están “abiertas” para buscar oportunidades de cooperación en actividades como la minería.
La situación de Groenlandia es compleja porque la sociedad es tendiente a la independencia de Dinamarca, pero depende financieramente de ella en gran medida.
“No queremos ser daneses. No queremos ser estadounidenses. Por supuesto, queremos ser groenlandeses”, dijo Egede en una reciente visita a Copenhague.
¿Qué dice Dinamarca?
Dinamarca sostiene que Groenlandia no está en venta.
En 2019, la primera vez que Trump realizó afirmaciones en esa línea, la primera ministra Mette Frederiksen había asegurado que se trataba de un planteamiento “absurdo” y entonces el mandatario estadounidense canceló una visita de Estado que tenía prevista. Dicha polémica quedó plasmada en una publicación de Trump en Twitter, como entonces se conocía a la red social X.
Frederiksen sigue siendo la primera ministra danesa.
Denmark is a very special country with incredible people, but based on Prime Minister Mette Frederiksen’s comments, that she would have no interest in discussing the purchase of Greenland, I will be postponing our meeting scheduled in two weeks for another time....
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 20, 2019
El ministro de Asuntos Exteriores danés, Lars Lokke Rasmussen, añadió en días recientes que Groenlandia podría buscar su propia independencia; pero no para anexarse a Estados Unidos. “Reconocemos plenamente que Groenlandia tiene sus propias ambiciones. Si se materializan, Groenlandia se volverá independiente, aunque difícilmente con la ambición de convertirse en un estado federal en los Estados Unidos”, indicó, según reportó la agencia Reuters.
A pesar de esas declaraciones, estimó que las preocupaciones de Estados Unidos en materia de seguridad son válidas, por temas como el aumento de la actividad china y rusa en el Ártico; y que entonces es posible aumentar la cooperación con las autoridades de la potencia norteamericana.
¿Cuáles presiones dice Trump que podría usar?
A inicios de este mes de enero, en una rueda de prensa, Trump dijo que no podía descartar presiones militares o económicas, como aranceles, para conseguir sus objetivos de hacerse con el control de Groenlandia o del Canal de Panamá.
Sin hacer alusión directa a Trump, el canciller alemán Olaf Scholz respondió en tono de advertencia que “el principio de inviolabilidad de las fronteras se aplica a todos los países, independientemente de si se encuentran al este o al oeste de nosotros”.
Las autoridades danesas, sin embargo, estiman que es poco probable que el asunto avance hasta una crisis de ese tamaño.
Un viejo interés y una propuesta rechazada
Estados Unidos ya ha analizado la compra de Groenlandia, cuya capital está más cerca de Nueva York que de Copenhague. Durante la administración de Andrew Johnson se planteó la idea de comprar Islandia y Groenlandia, debido a su valor político y comercial, aunque por entonces apenas se hablaba de los yacimientos de carbón y otras fuentes de interés económico distintas de las actuales.
Posteriormente, en 1946, el expresidente Harry Truman planteó una oferta de $100 millones en oro en favor de Dinamarca. La propuesta fue rechazada, pero sentó las bases para las negociaciones que luego derivaron en la construcción de la base militar estadounidense en el territorio.
Según declaró a la NPR el exembajador de Estados Unidos en Dinamarca en el período 2013-2017, Rufus Gifford, por aquel entonces existían grandes preocupaciones relacionadas con la inestabilidad de los países europeos luego de la Segunda Guerra Mundial. “La idea de que los adversarios de Estados Unidos pudieran de alguna manera adentrarse en un lugar tan cercano como Groenlandia era una amenaza real”, afirmó en 2019, en el contexto de la primera propuesta de Trump de retomar la iniciativa.
Según declaró a la cadena DW el politólogo del Instituto Danés de Estudios Internacionales de Copenhague, Ulrik Pram Gad, en esta ocasión Trump podría abrir diferentes vías alternativas aparte de la compra. Por ejemplo, podría ofrecer mayores subsidios a Groenlandia que los que obtiene de Dinamarca a cambio de acuerdos puntuales; forzar una mayor conciencia de Dinamarca sobre la seguridad de la isla; o hasta negociar garantías sobre las eventual permanencia de Groenlandia en la OTAN, en caso de acceder a su independencia. Sin embargo, señaló que todo son suposiciones y quizás ni siquiera Trump tenga claro qué desea realmente en este momento.