Será en el 2024 cuando el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) alcance su máximo desarrollo geotérmico en suelo costarricense.
Para esa fecha, la institución prevé la puesta en marcha de tres nuevas plantas geotérmicas en la provincia de Guanacaste.
Se trata de los proyectos Borinquen I y II, y Pailas II. Este último inició su fase constructiva desde el segundo semestre del 2013 y se convertiría en el primero de los tres desarrollos en entrar en operación, para el 2019.
La apuesta va en la dirección correcta, en primer término, porque hay espacio para crecer.
Según datos contemplados en el Plan de Expansión de la Generación Eléctrica 2014-2035 del Instituto, el potencial identificado (incluido el instalado) para la generación de este tipo es de 875 megavatios (MW), de los cuales la capacidad instalada efectiva es de apenas 195 MW.
Es decir, el país tiene instalado alrededor de un 22% de su capacidad geotérmica.
En segundo término, la geotermia se identifica como la única fuente renovable que no está expuesta a la variación climática. Si se toma en cuenta que más del 70% de la energía que produce el país proviene de la fuerza del agua, la diversificación de la matriz es muy oportuna.
Para el 2015, la fuente hídrica fue la responsable del 75% de la generación del país, seguida por la geotérmica, con un 12,84%, y la eólica, con un 10%.
Las bondades del calor de los volcanes chocan con frenos importantes.
El primero de ellos, y el más significativo, está en que el mayor potencial de esta energía se encuentra dentro de parques nacionales –en las cordilleras volcánicas Central y Guanacaste– y la ley no permite su aprovechamiento.
Justamente, el proyecto de Ley 19.233, que ya suma dos años en el Congreso, pretende dar un aval al ICE para revocar esa condición.
Mientras, la entidad le apunta a que la geotermia siga ganando terreno, y que para el año 2035 un 20% de las necesidades energéticas del país sean abastecidas mediante esta fuente.
Los proyectos
En tres proyectos definidos desde el mismo Plan de Expansión del ICE se concentran entonces los esfuerzos.
En su conjunto ( Borinquen I y II y Pailas II) darán 165 MW adicionales de potencia y energía limpia al país. Pailas II sería el primero de los proyectos que entrará en operación para el 2019, y llegará a aportar energía equivalente al consumo eléctrico de más de 130.000 hogares.
En el caso de Borinquen I y II, el Instituto estima que entrarían en operación para el 2023 y 2024, respectivamente, y llevaría energía eléctrica a unos 200.000 hogares.
Se calcula que la construcción de cada etapa del proyecto Borinquen se extienda en periodos de cuatro años.
De acuerdo con el Instituto la inversión de cada uno de los tres proyectos se proyecta en aproximadamente $337 millones, unos $1.011 millones en total.
Para ello, la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), el ICE y Ministerio de Hacienda planea firmar en febrero del 2017 un contrato de crédito por $558 millones.
El préstamo se distribuiría de la siguiente manera: $167 millones para Las Pailas II, $234 para Borinquen I y $157 millones para Borinquen II.
El dinero restante para el financiamiento total de los proyectos proviene de recursos directos del ICE, el Banco Europeo de Inversión (en el caso del proyecto Pailas II) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Los recursos que JICA dispone para el ICE se giran con 40 años de plazo y una tasa de interés fija de 0,6%.
Sus bondades, pero...
Cuando las tres plantas en mención estén integradas, la capacidad geotérmica instalada de Costa Rica alcanzará los 372 MW. Es más, el ICE proyecta que para el 2035, la capacidad efectiva geotérmica del país sea de hasta 690 MW.
No obstante, el mismo Instituto advierte en su plan que alcanzar esas metas dependerá de sortear las trabas para la explotación de este tipo de energía.
La primera de ellas y la más comentada hace eco sobre el requerimiento de poder desarrollar este tipo de generación dentro de áreas protegidas.
A la fecha, los únicos campos que se pueden desarrollar sin conflicto absoluto es en los parques Miravalles y Rincón de la Vieja.
Datos del Instituto aseguran que estos campos tienen un potencial de 300 MW, de los cuales ya están en operación 195MW.
“Costa Rica no se puede enfocar únicamente en agregar año con año más generación, si queremos basarnos en energía renovable hay que darle prioridad en cómo vamos a optimizar esa energía”, enfatizó Esteban Bermúdez, socio fundador de la consultora en temas de energía Escoia.
Empero, el país debería también explotar nuevos terrenos energéticos, como el caso de la geotermia de baja entalpía.
“Estamos ante un gran recurso que no requiere la instalación de grandes plantas. Hay mucho potencial identificado pero no se ha explotado”, comentó con anterioridad Bermúdez a EF.
Así, mientras se buscan nuevas formas de aprovechar la geotermia, sus beneficios siguen siendo enumerados.
Para Eddie Sánchez Rivera, director de recursos geotérmicos, ingeniería y construcción del ICE, la geotermia se ubica como la segunda energía más barata que produce el país, con un costo de siete centavos de dólar su producción.
“Es una energía eficiente, confiable, y al sustituir la generación térmica por la geotérmica reducimos considerablemente las emisiones de CO2”, expuso el directivo ante la Comisión Permanente de Asuntos Agropecuarios de la Asamblea Legislativa.