Tras conocerse los resultados de la elección nacional, fue necesario convocar a la segunda ronda para escoger al presidente. Hay incertidumbre por la prolongación de la campaña e inquietud en varios sectores, especialmente en Zapote, donde un gobierno desgastado por cuatro años difíciles esperaba conocer pronto su relevo.
El año podría ser 2014, pero en realidad es 2002. Y Danilo Chaverri, como ministro de la Presidencia, tuvo que enfrentar la primera y única vez en la historia en que se debió recurrir a la segunda ronda electoral, luego de que ningún partido alcanzara el 40% de votos válidos.
Hasta ahora. El desafío se vuelve a presentar, con protagonistas diferentes. Ya no son Abel Pacheco, del PUSC, y Rolando Araya, del PLN; sino Luis Guillermo Solís, del PAC, y Johnny Araya, del PLN. Sin embargo, Chaverri, un avezado político hoy concentrado en labores de abogado, considera que hay enseñanzas del 2002 que pueden ser útiles en el 2014.
La segunda ronda electoral fue un proceso inédito en el 2002. ¿Estaban preparados?
Era muy díficil. Había gran efervescencia social, teníamos sectores activos como Upanacional, sindicatos de los puertos, gran efervescencia por el tema del arroz y habíamos pasado por el combo del ICE. Hablo de que en el gobierno tuvimos la madurez de entender que no podíamos proseguir con ese proyecto de la reforma al ICE que ya se había aprobado en la Asamblea, eso ayudó a pacificar el país y permitió manejar un ambiente de diálogo.
“Así que la función del ministerio de la Presidencia era casi exclusivamente negociar con los sectores, porque todos eran muy activos. Hicimos una agenda para cada punto de efervescencia, con todos los grupos tratamos los temas de su interés, eso permitió llegar en paz a las elecciones”.
¿Planificaron el manejo de los dos meses para llegar a la segunda ronda?
Sí, teníamos que lograr firmeza, sin generar irritabilidad. Eso se lograba conduciendo las negociaciones a la racionalidad, antes que a la conflictividad.
“Esa fue la estrategia. En ese periodo del interreino entre las dos elecciones, logramos ser atendidos en un discurso de racionalidad, al que respondieron los principales sectores: campesino, sindical, empresarial y la Iglesia. Prevaleció el sentido de la responsabilidad cívica, de que el país no se desbordara”.
El comportamiento de los partidos... ¿quedan exhaustos después del esfuerzo de una elección nacional, para ir a una segunda ronda?
Creo que los partidos quedaron eufóricos en el 2002, porque como eran solo dos partidos grandes, ninguno se sintió derrotado, sentían ambos que podían ganar.
“El panorama ahora es más complejo, por la diversidad de partidos políticos. Ante esta situación más compleja, se requiere más vocación de diálogo”.
¿Enfrentaron el temor de una paralización, de sector productivo o inversiones, a la espera de la definición?
El Gobierno se preocupó mucho por eso, hizo muchos llamados a la cordura, en forma privada, por supuesto. Usamos un argumento sencillo: a ningún partido le conviene que el país se deteriore, por el ejercicio del segundo sufragio. Se tuvo claro que el que ganara necesitaba la legitimidad de un proceso pacífico. A nadie se le ocurrió desacreditar el proceso, porque hubiera sido desacreditar al gobierno.
Luego de haberlo vivido en el 2002, ¿qué consejos daría a un ministro de la Presidencia?
Me parece que debe convertirse en un agudo observador de la inconformidad social, para actuar preventivamente generando confianza en el diálogo. En un periodo así, solo puede haber paz si la gente tiene motivos para creer en el diálogo, y eso pasa por el hecho de que haya credibilidad entre las partes del diálogo”.
¿Cómo fue la relación con los partidos políticos?
La Asamblea Legislativa había quedado muy agotada tras el debate del combo del ICE, no fue tan beligerante en el periodo interreino. No recuerdo una situación compleja con la Asamblea en ese periodo.
“Me parece que una responsabilidad de los diputados de actual Asamblea y Poder Ejecutivo es procurar que en este interreino no se agríen en extremos las relaciones; puede condicionar negativamente el clima con que tenga que arrancar el nuevo gobierno. La situación de Costa Rica es muy grave, por situación fiscal y endeudamiento, entonces no puede perderse de vista que nadie tiene derecho, por inmadurez, de quebrantar posibilidades de diálogo antes de que nuevo gobierno asuma”.
¿Se deben cambiar las condiciones de la segunda ronda?
Creo que se deben regular dos cosas muy importantes en materia de encuestas, sería conveniente que las empresas que se inscriban tengan la obligación de comunicar al TSE la metodología que van a emplear, y segundo, que conserven la información básica, que permita al mismo TSE corroborar su validez.
“El solo hecho de que el TSE pueda inspeccionar, generará más confianza y se protegen intereses fundamentales, porque las encuestas inciden en el desenvolvimiento de la deuda política”.
¿Debe hacerse alguna reforma en materia de financiamiento, o en el aspecto legal?
Quiero decir lo siguiente, con cierta audacia. Me parece que no debería admitirse ninguna acción de inconstitucionalidad después del mes de octubre, cuando se convoca a elecciones, y exigir que cualquier acción en materia electoral que se inició con anterioridad, debería estar resuelta para la convocatoria electoral.
¿Cómo analiza el papel del ciudadano en este proceso?
En aquel momento, hace doce años, el electorado se movía, más que ahora, por efectos de banderas y plazas públicas, un comportamiento más masivo y menos racional. Claro, aquí nunca se han desbocado las cosas. Pero en esta campaña todo fue más racional, la gente tuvo más acceso y oportunidad de informarse.
“La pluralidad de los partidos creó un elemento de desconcierto, de hacia dónde irán electores. Si los partidos negocian alianzas, me pregunto si esas alianzas van a ser seguidas por los electores, porque tienen más elementos de formación y de participación a través de redes sociales.
“Pero pienso que se debe avivar el sentimiento cívico, porque es necesario que el presidente sea legitimado por un proceso de participación activa, y no una inercia de cierre de campaña”.
La entrevista
Nombre: Danilo Chaverri Soto.
Formación: Abogado, profesor universitario de derecho y diplomático.
Edad: 71 años.
Estado civil: Casado.
Trayectoria política: regidor, diputado y ministro de Presidencia y Planificación.