Desde el 9 de marzo Costa Rica apostó por una estrategia sanitaria que le permitió aplanar la curva de transmisión del nuevo coronavirus.
Este es un elemento diferenciador pues otras naciones contabilizan miles de fallecimientos y la pausa del sector productivo.
El Ministerio de Salud implementó un variado repertorio de acciones durante la primera fase de transmisión.
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Cancelar evento masivos, hacer una declaratoria de emergencia nacional y aplicar una rígida restricción vehicular fueron algunas de las medidas que se adoptaron en esta coyuntura.
Después de siete semanas se desaceleró el contagio y la tasa de mortalidad era del 0,86% al lunes 27 de marzo, fecha en la que el país contabilizaba 697 casos confirmados por COVID-19 y seis fallecimientos.
Lo que le permite a las autoridades hacer una prueba para una apertura paulatina de otras actividades que hasta el momento mantienen las puertas cerradas.
¿Qué medidas se aplicaron con la llegada del virus?
El primer caso de COVID-19 se anunció el viernes 6 de marzo y tres días más tarde, el Ministerio de Salud informaba la cancelación de eventos masivos y teletrabajo para los empleados de las instituciones públicas y descentralizadas.
Con tan solo nueve casos confirmados (en ese momento) el Gobierno canceló vía decreto ejecutivo las actividades con alta concentración de personas, ya fueran con fines comerciales o gratuitas. Así el país suprimió conciertos, topes, carnavales y fiestas cantonales.
La medida inicial también impactó a los cines, los teatros y los eventos deportivos.
A mediados de mes, el 16 de marzo justo cuando se contabilizaban 41 casos del nuevo coronavirus, el Poder Ejecutivo declaró Estado de Emergencia Nacional.
Mediante la firma de un decreto ejecutivo se anunció la suspensión de las lecciones en los centros educativos públicos y privados, y el cierre de las fronteras hasta el 12 de abril (medida que luego se amplió hasta el 30 de ese mes).
Desde el 18 de marzo se prohibió el ingreso de turistas y solo se permitió la llegada de costarricenses o residentes procedentes del exterior. Mismos que recibieron una orden sanitaria que los obligaba a un aislamiento preventivo por 14 días.
Circulación limitada
Durante esta coyuntura se implementó la restricción vehicular sanitaria que también dio réditos.
El 24 de marzo el Poder Ejecutivo anunció que no se permitía el tránsito vehicular en todo el territorio nacional desde las 10 de la noche y hasta las cinco de la mañana, lo que limitó las salidas nocturnas de la población.
La medida contempló excepciones para el sector productivo. Tenían luz verde para circular los vehículos de transporte de carga, el transporte público, los trabajadores del sector público o privado, vehículos abastecedores de combustible, recolectores de basura, empresas constructoras, vehículos oficiales, o de entregas de comidas a domicilio, entre otros.
La restricción vehicular sanitaria se endureció durante la Semana Santa cuando se amplió desde las cinco de la tarde hasta las cinco de la mañana, y solo se habilitaron cuatro días para circular.
Las placas finalizadas en 0, 2, 4, 6 y 8 podían hacerlo los lunes y sábado, y las que terminan en 1, 3, 5, 7 y 9 los martes y domingo.
El endurecimiento de las medidas vino acompañado de una modificación a la Ley de Tránsito por Vías Públicas Terrestres y Seguridad Vial (9.078), que brindó nuevos parámetros para la restricción vehicular en casos de emergencia nacional. Misma que se publicó el 4 de abril en el diario oficial La Gaceta.
El Poder Ejecutivo presentará dos proyectos de ley para reformar la Ley General de Salud y la Ley de Tránsito, con el fin de instaurar multas ante incumplimientos de órdenes sanitarias y subir las sanciones por incumplir la restricción vehicular en situaciones de emergencia.
— Carlos Alvarado Quesada (@CarlosAlvQ) March 28, 2020
Esta reforma impone multas de ¢107.000 y el retiro de las placas para el conductor que irrespete la restricción vehicular sanitaria.
Pasada la Semana SSanta y a partir del 11 de abril se suavizó levemente la restricción vehicular que comienza a las siete de la noche y se extiende hasta las cinco de la mañana.
¿Cuál fue el resultado?
Durante la Semana Santa disminuyó considerablemente la cantidad de personas en las calles. El distanciamiento que impuso el Gobierno propició una notable reducción en la transmisión de la enfermedad.
Por ejemplo, el 14 de abril se anunciaron un total 618 casos confirmados, un crecimiento ínfimo con respecto a los 612 del día anterior, según datos del Ministerio de Salud.
La reducción sostenida permitió al Gobierno relajar de manera conservadora las medidas para autorizar a cines, teatros y los espacios de práctica o entrenamiento de deportes sin contacto reabrir sus puertas a partir del 1° de mayo pero solo de lunes a viernes.
En el caso de los cines se estableció como condición una separación de dos metros entre cada persona y la reserva del boleto vía electrónica. Mientras que los centros de deporte donde no exista contacto (como gimnasios o escuelas de natación) podrán retomar sus actividades con una ocupación máxima del 25%.
Los gimnasio deberán de establecer un horario diferenciado y citas programadas para las personas con factores de riesgo.
Con el anuncio que el Gobierno dio el lunes 27 de abril se amplía la cantidad de negocios que podrán operar pues los supermercados, farmacias no han dejado de operar y las tiendas, restaurantes y salones de belleza tienen luz verde para dar servicios desde hace días.
El conservador plan de reapertura será puesto a prueba hasta mediados de mes, ya que las autoridades de salud analizarán las cifras de contagio el 11 de mayo y si los casos aumentan la medida se retrotrae.