Costa Rica ya visualiza en el horizonte las elecciones nacionales de 2022 y lo hace con los niveles de simpatía partidaria más bajos desde 1993, según los resultados de la última encuesta de Opinión Política del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica (CIEP-UCR) y los registros históricos de esa misma entidad y la empresa Unimer.
Solo un 13% de las personas encuestadas dijo tener alguna simpatía partidaria y ninguna agrupación política conjuntó a más de una décima parte de la población.
Para el grupo investigador del CIEP, este escenario pone Costa Rica ante dos encrucijadas. Por un lado, podría ser más difícil motivar a la población para que vote y, por otro, el electorado podría verse más influenciado por cuestiones imprevistas.
“Es más difícil estimular y movilizar al electorado (...) En este escenario, la preferencia electoral y la intención de voto de las personas que sufragan son inciertas, volátiles y más vulnerables a factores o situaciones imprevistas”, afirmó el CIEP en su informe de resultados.
La entidad indicó que por ahora es difícil determinar cuáles factores serán los que incidan más profundamente en las elecciones, pero que sí es posible determinar que la simpatía por los partidos políticos no será uno de ellos. “La elección será determinada por situaciones coyunturales, factores exógenos inesperados o “accidentes” sociales”, advierte el estudio.
“En la época del bipartidismo era muy fácil saber la base de cada partido y solo tenían que convencer a un 10% o 20% de la ciudadanía para decantarse de un lado o del otro, ahora no, ahora deben convencer a una mayoría de la ciudadanía política y eso hace que se vaya más por cuestiones coyunturales”, dijo a EF Jesús Guzmán, investigador del CIEP-UCR y coordinador del trabajo de campo del estudio.
La afinidad partidaria ya era baja en octubre de 2017 y decreció 21 puntos porcentuales, según recoge el CIEP-UCR. Este fenómeno se suma a un bajo entusiasmo político. Solo un 16,4% de los encuestados dijo sentirlo.
“Si uno analiza las propuestas entre candidatos y candidatas no varían mucho en los grandes temas, entonces hay que irse por los temas más coyunturales; como pasó hace cuatro años, cuando el tema del matrimonio igualitario desencadenó una reacción cultural que tuvo el desenlace que ya conocemos”, apuntó Guzmán.
Los resultados de afinidad van en línea con una valoración política de los partidos de apenas 2,9 de 10, según la misma encuesta, 0,5 puntos menor que en noviembre pasado y 1,8 puntos menor que hace un año.
Los encuestadores entrevistaron a 821 personas mayores de 18 años seleccionados aleatoriamente, entre el 26 y el 30 de abril. El margen de error del instrumento estadístico es de 3,4 puntos porcentuales y su nivel de confianza es del 95%.
PLN como ganador
La encuesta no preguntó sobre intenciones de voto relacionadas con precandidatos; sin embargo, sí consultó a cada personas de qué partido o partidos considera la población que podría salir el próximo Presidente de la República, “independientemente de sus deseos”.
La respuesta más común fue el Partido Liberación Nacional (PLN), con un 48%, seguida del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) y del Partido Acción Ciudadana (PAC), con un 28% y un 22%, respectivamente.
También mencionaron al Partido Restauración Nacional (PRN), al Frente Amplio (FA) y al Partido Nueva República (PNR), en un 18%, un 17% y un 14%, respectivamente.
Los encuestados podían mencionar varios partidos y, según Guzmán, los resultados reflejan que el peso de las agrupaciones está más situado en su capacidad de captar fondos y de mostrarse más fácilmente en medios de comunicación; aunque “ya no sean el movilizador principal en términos de estructura o programa”.
“Ahora lo que tiene que jalar más es el candidato o la candidata, junto con los efectos coyunturales que puedan surgir”.
Según el CIEP-UCR esto implica que “a estas alturas hay mucho terreno en disputa y muchas preferencias que conquistar, por lo que el escenario electoral sigue muy abierto y sin un dominio partidario claro”.
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Efecto pandemia deja a Alvarado
La valoración del presidente Carlos Alvarado y de la gestión de su gobierno también fue revisada por el CIEP-UCR.
La evaluación del mandatario fue positiva en un 25%, neutra en un 20% y negativa en un 53%; similar a su escenario en los años anteriores a la pandemia.
La atención de la COVID-19 generó altísimas fluctuaciones en la imagen de Alvarado, que llegó a tener un 65% de opiniones positivas al inicio de la emergencia y hasta un 66% de opiniones negativas en noviembre pasado.
Por su parte, la encuesta también señaló que la percepción del Gobierno es parecida a la que enfrentó en 2018, a su entrada. Las opiniones buenas o muy buenas alcanzaron de la gestión alcanzaron un 27,4% y las malas o muy malas un 49,8% de los encuestados.