El Ministerio de Hacienda deberá cancelar un ‘megavencimiento’ de deuda externa por $1.000 millones el 26 de enero del 2023. El monto, para ponerlo en contexto, es el más alto en moneda extranjera que el país deberá honrar en un solo mes durante los próximos 20 años –apenas deberá pagar otros $1.000 millones en abril de 2044.
Para cumplir con el pago de esa y otras obligaciones, el Gobierno inicialmente apostó por impulsar en la Asamblea Legislativa la solicitud de un permiso para emitir $6.000 millones en títulos valores en el mercado internacional, popularmente conocidos como “eurobonos”, durante los próximos cuatro años. Sin embargo, ese permiso no ha llegado y el propio Ejecutivo reconoce que es “difícil” hacer la colocación antes de enero.
Pagar $1.000 millones nunca es tarea sencilla para un país como Costa Rica y, a solo tres meses de la gran obligación de enero, las matemáticas empiezan a cobrar mayor importancia.
Sin eurobonos
El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, afirmó en julio pasado que el Gobierno corría contrarreloj para realizar la colocación de títulos en el mercado externo antes del vencimiento de enero. El jerarca afirmó que el tiempo que quedaba entonces para realizar la emisión era poco, pero que todavía habría un “espacio justo” para hacerlo en las condiciones óptimas, si los diputados aprobaban el permiso en la primera mitad de agosto. Sin embargo, el texto sigue en Cuesta de Moras.
Entre los diputados el debate se ha centrado en el monto de endeudamiento por autorizar: una sola emisión de $1.500 millones en un año o cuatro emisiones distintas, por $6.000 millones totales, durante el período 2023-2026.
En tanto, el vencimiento de enero (una colocación que realizó el gobierno de Laura Chinchilla en 2012) está cada vez más cerca de su fecha límite. Solo faltan tres meses.
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El dinero
La ausencia de una nueva autorización para emitir eurobonos, sin embargo, no implica que el país no tenga la capacidad de hacer frente a la obligación. Al contrario, el Gobierno parece tener encaminada la tarea de pago.
En lugar de la emisión internacional de bonos, el país podría emplear un mix de otras opciones de financiamiento. Entre ellas, usar sus depósitos en dólares en el Banco Central (BCCR), desembolsos de créditos con organismos bilaterales y multilaterales que aún no han ingresado a sus arcas y, en menor medida, buscar dinero en el mercado local.
En ese sentido, Hacienda reportaba tener $446,7 millones depositados en el Banco Central hasta el 30 de septiembre pasado. Además, está agendado recibir unos $264 millones adicionales, correspondientes al tercer desembolso del programa de Servicio Ampliado de Financiamiento (SAF) que el país mantiene en curso con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y un desembolso adicional por $100 millones de un crédito con la Alianza Francesa de Desarrollo (AFD) que se aprobó en el Congreso desde la primera mitad del año pero todavía entra en caja.
Entre esas tres fuentes, el país ya tendría seguros unos $811 millones para enero.
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Además, el ministro de Hacienda, Nogui Acosta, señaló a EF que el país puede pujar por otros créditos con entidades multilaterales en el Congreso y que se continuarán captando recursos en el mercado interno.
Hacienda recién logró captar $255 millones a nivel local, a inicios de agosto. Pactó una operación a 12 años plazo y con una tasa de interés de 7,65%, según informó la cartera.
Expectativas
Para Gabriel Torres, analista de Moody’s, existe certeza de que Costa Rica cuenta con una parte importante del dinero para enfrentar el ‘megavencimiento’ de enero, pero no todo.
Señaló que no existe una preocupación mayor sobre el bono, pero que la incertidumbre siempre es una sombra que siempre pesa para Costa Rica en este y otros pagos.
El país tiene una calificación de riesgo crediticio de B2 en la escala de Moody’s. Esa letra es el escalón número 15 de la firma calificadora y está lejos de los 10 primeros puestos, que la agencia considera todavía como grados de inversión.
“Por eso le decimos al mercado que acá hay riesgo de no pago”, explicó Torres. “Tal vez no la semana que viene, pero hay un riesgo”.
Además del vencimiento de $1.000 millones de enero, Hacienda deberá enfrentar pagos en dólares por unos $200 millones en vencimientos de deuda externa y por unos $500 millones en vencimientos de deuda interna en el resto de 2023. Además, por supuesto, está el pago de intereses, que abulta las obligaciones.
Pese a los riesgos de los que habla Torres, el economista costarricense y director de la firma FCS Capital, José Luis Arce, consideró que la posibilidad de un impago es nula o casi nula. Según señaló, el mercado interno reboza ahora mismo de moneda extranjera y eso se ha notado en el comportamiento a la baja del tipo de cambio de semanas recientes.
¿Necesidad real de eurobonos?
El ministro Acosta señaló este 19 de octubre que “ve difícil” que el país pueda salir a emitir títulos de deuda externa en lo que resta de este 2022. Si bien queda una pequeña ventana para intentarlo en enero, esta tiende a cerrarse.
“Realmente los diputados han tomado muchísimo tiempo en tomar la decisión”, se lamentó, consultado por EF.
¿Significa la resolución del pago de enero que el país podría prescindir de colocar nuevos títulos en el mercado externo? Es un asunto en el que hay diversidad de posiciones.
Según opinó Arce, pujar por un monto alto como $6.000 millones en eurobonos para los próximos cuatro años no parece una movida lógica, en medio de condiciones de mercado marcadas por altas tasas de interés en los principales mercados del mundo.
El proyecto que le permitiría al Gobierno acceder a eurobonos por $6.000 millones ya fue dictaminado por la comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Legislativa. Sin embargo, aún le queda un largo camino por delante para su votación final. Diputados de Liberación Nacional (PLN) y del Frente Amplio (FA) se oponen a dar un permiso de tal magnitud, por considerarlo desproporcionado y carente de controles fuertes. Ello complica todavía la aprobación del texto todavía, pues se requieren el respaldo de al menos 38 de 57 votos posibles en Cuesta de Moras.