Costa Rica cuenta con más de 50 universidades públicas y privadas que emitieron 41.199 títulos de grado y 4.974 títulos de posgrado solo en 2021. ¿Es eso poco o mucho?, depende de cómo se mida.
Por un lado, la cantidad de personas graduadas parece ser suficiente para la economía costarricense. En la mayoría de áreas de conocimiento universitarias hay señales de desempleo entre personas recientemente graduadas, incluso en aquellas que tienen mejores condiciones de absorción laboral.
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Por otro lado, sin embargo, la tasa de graduación universitaria en Costa Rica es muy inferior al promedio de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Mientras que los miembros de dicha organización registran en conjunto un promedio de hasta un 47,1% de su población de entre 25 y 34 años, el índice para el caso costarricense decae hasta solo un 30,3%, según los datos recopilados por el organismo internacional.
Otro factor es la calidad de la formación. A pesar de que existen personas desempleadas que se graduaron en las más diferentes ramas académicas, diversos sectores empleadores afirman encontrar problemas para llenar sus plazas vacantes por carencias de habilidades entre los postulantes a ellas. Eso va más allá de si se gradúan muchos o pocos profesionales.
En el mercado laboral
Datos del Observatorio Laboral de Profesiones (OLaP) del Consejo Nacional de Rectores (Conare), que da seguimiento a la población con títulos universitarios en el país, dan cuenta de que el desempleo es un problema que enfrentan personas graduadas en todas la áreas de conocimiento, sin distinciones.
Es cierto que el desempleo afecta menos a la población calificada que a la no calificada; es decir, que es menos probable estar desempleado si se es profesional que si no se es.
Sin embargo, el mercado laboral no absorbe a todas las personas profesionales.
El desempleo entre los graduados de 2014 y 2016 se estimaba en hasta un 5,9% en el año 2019 (antes de la pandemia), según la última encuesta de seguimiento de OLaP, para la cual se usó una muestra de 13.201 profesionales.
Educación, computación e ingeniería son las áreas que registraron menores indicadores de desempleo, pero aún así sus cifras de paro laboral eran de 3,1%, 3,4% y 4,1%, en ese mismo bloque.
Los estudios de la OLaP solo contemplan a graduados recientes. Por ese motivo dan una imagen más nítida del mercado laboral y su relación con nuevos profesionales.
La encuesta también determinó que hasta un 7,4% de las personas entrevistadas dijo desempeñarse en un empleo poco relacionado con su carrera profesional, principalmente aquellos que se graduaron en carreras de ciencias sociales (15,8%), recursos naturales (13,7%) o ciencias económicas (13,7%).
¿Quiere decir esto que todos los mercados están saturados o son insuficientes? No precisamente. Algunos profesionales podrían carecer de habilidades o actualizaciones estratégicas necesarias para puestos específicos, como el dominio de idiomas o conocimiento tecnológico, por ejemplo. Además, las expectativas de la persona trabajadora también pueden incidir en su condición laboral.
En ese sentido, especialistas como el gerente de Asuntos Gubernamentales y Relaciones Públicas de Intel Costa Rica, Timothy Scott, han afirmado públicamente que la formación costarricense es elevada, pero que parece necesario apuntalar conocimientos en ramas tecnológicas, como el análisis de datos o la robótica, para mejorar el perfil de los trabajadores.
Las cifras de desempleo antes mencionadas, además, dejan por fuera el efecto que tiene sobre algunos profesionales la falta de actualización en sus labores. Al abarcar la OLaP a trabajadores graduados recientemente, se dejan factores por fuera de las mediciones que se agravan con el paso del tiempo, relacionadas con la carencia de nuevas habilidades o similares.
En la comparación internacional
El análisis cambia si se revisan los datos de graduación costarricense en comparación con los de otros países más desarrollados.
La tasa de graduación universitaria costarricense es 16,8 puntos porcentuales menor que en el resto de países de la OCDE, en promedio, si se usa como referencia el repositorio de datos de la organización.
Según la investigadora Valeria Lentini, del Programa Estado de la Nación (PEN), Costa Rica muestra un rezago evidente y ciertamente la inversión que hace el país con ese objetivo está ahora mismo más comprometida para mejorar los resultados.
Las universidades públicas reciben actualmente presupuestos con crecimiento cero o que decrecen por inflación, y eso incide en su capacidad de ofrecer más cupos o carreras; mientras que las universidades privadas sufren los estragos de la delicada situación económica del país como un todo.
En ese sentido, afirmó Lentini, las universidades, principalmente las públicas, tienen la responsabilidad de orientar de la mejor manera sus recursos “en épocas de vacas flacas”.
“No es que no hayamos caminado en graduación”, apuntó. “Pero vamos más lentos que los países de la OCDE”.
Necesidades vs. Carreras
Si se revisan los títulos de grado (bachillerato y licenciatura) otorgados por universidades públicas y privadas en 2021, se puede observar que las carreras de educación representan hasta un 27% por las casas de estudio. Solo esta área acapara hasta un 30% de los títulos otorgados por universidades privadas y hasta un 22% en centros públicos.
Los profesionales recientemente graduados en educación, a su vez, son los que registraron menores niveles de desempleo (3,1%) y de poca relación de sus labores con sus carreras (3,2%), según los resultados del último seguimiento hecho por la OLaP.
Además, un estudio de publicado en 2021 por la Comisión Nacional de Préstamos para Educación (Conape), en coordinación con el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, determinó que el sector de enseñanza es el que tiene más puestos vacantes entre los oficios de mayor calificación.
Esa cifra está muy por encima de cualquier otra rama, aunque se espera que los requerimientos crezcan en sectores tecnológicos, de cuidados de la salud, de economía verde, datos, inteligencia artificial, marketing y contenido.
Por otra parte, las carreras de ciencias económicas, que graduaron hasta un 30% de los estudiantes titulados en 2021 (28% en ‘u’ públicas y 30% en privadas), enfrenta mayores dificultades. El desempleo en esa área para las personas recientemente graduadas se estimó en 6,3% y su trabajo en áreas poca relacionadas hasta en un 10,4%, según la OLaP.
La carreras de ciencias básicas, recursos naturales, computación e ingenierías apenas representaron un 12% de la graduación en centros privados y un 28% en centros públicos, para un 17% general.
Sin embargo, el comportamiento es disímil entre todos esos grupos. En ciencias básicas y recursos naturales hay mayores niveles de desempleo y de poca relación laboral con la preparación académica, mientras que los porcentajes son más bien bajos en los otros dos campos.
El sector de la computación y las ingenierías es uno de los que tendría un mayor dinamismo en el futuro, pero la instrucción de este tipo de materias requiere de una mayor inversión universitaria y este es un reto en momentos de mayor restricción económica.
¿Podría abrirse un agujero en ese campo ante una menor inversión universitaria? Es una hipótesis razonable, respondió Lentini.
El desempleo en las áreas de artes y letras, ciencias sociales, derecho y ciencias de la salud oscila entre el 7,1% y el 9,7% entre los profesionales recientemente graduados que analizó la OLaP. La poca relación entre su formación y sus labores, a su vez, es de solo un 4,7% en campos médicos, 6% en derecho y 7,2% en artes, pero alcanza hasta un 15,8% en sociales.
¿Muchos o pocos graduados? Todo depende de cómo se mire.