La suerte económica de Costa Rica, economía pequeña y abierta, baila en cierta medida al ritmo de acontecimientos internacionales sobre los que no tiene ninguna influencia, menos control.
Economía pequeña y abierta también son las características que el país ha sabido aprovechar para afianzar su modelo de desarrollo en la atracción de inversión extranjera, turismo, exportaciones y encadenamientos locales.
De ahí la importancia de saber leer las corrientes en la política internacional que puedan llegar a afectar el bolsillo de los costarricenses, sus prospectos laborales y hasta su seguridad.
El movido final del 2024 deja bien establecidos los principales fenómenos de política internacional a los que Costa Rica debe prestar especial atención en el año nuevo: el regreso de Donald J. Trump a la Casa Blanca, el pulso de poder entre Estados Unidos y China y la turbulencia en países productores de petróleo.
Trump 2.0
El resultado de la elección presidencial en Estados Unidos es el viraje geopolítico más importante para Costa Rica.
Las razones son conocidas pero es oportuno recordarlas. La potencia del norte es el principal destino de las exportaciones costarricenses (45% del valor exportado en 2023), primer origen de los flujos de inversión extranjera directa (71% del total recibido en 2023) y mayor mercado turístico (56% de visitantes entre enero y noviembre del 2024).
De los cinco mayores empleadores privados de Costa Rica, cuatro son empresas de origen estadounidense. Juntas dan empleo a casi 52.000 personas.
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El ex y futuro inquilino de la Casa Blanca prometió en campaña volver a usar los aranceles como arma negociadora y buscar la repatriación de operaciones de las grandes compañías estadounidenses.
Sin siquiera haber asumido el cargo, no le ha temblado la mano para anunciar que el mismo 20 de enero impondrá aranceles del 25% sobre las importaciones de Canadá y México a menos que ambos países controlen el flujo de drogas e inmigrantes ilegales.
Aunque en campaña —y especialmente en su aparición en el podcast The Joe Rogan Experience— Trump atacó la Chips Act, que ofrece fondos para que los grandes fabricantes de semiconductores instalen operaciones en territorio estadounidense; analistas de la industria estiman poco probable que la nueva administración pida cambios importantes a la legislación.
Costa Rica ha apostado a beneficiarse del empuje de Washington por trasplantar la cadena de producción de los semiconductores de Asia hacia América.
La buena noticia es que Costa Rica ya experimentó una administración Trump, que si bien no fue especialmente benéfica tampoco desencadenó el apocalipsis.
“No encuentro atisbos de grandes cambios. La administración de Joe Biden, en términos de comercio e IED para con Costa Rica, siguió una línea similar al primer gobierno de Trump. Tenemos afianzada la relación entre ambos países. Tenemos una historia positiva”, estimó Dyalá Jiménez, ministra de Comercio Exterior durante la administración de Carlos Alvarado y quien calificó las relaciones entre su cartera y sus homólogos estadounidenses de “muy buenas”.
Un frente de preocupación podría ser la tendencia de Trump a limitar el apoyo a las organizaciones multinacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) o la Organización Mundial del Comercio (OMC).
“Estados Unidos es el gran proveedor de recursos para muchas de estas entidades. Para una economía sin peso político como la nuestra, el arma que tenemos es el derecho internacional”, recordó Nuria Marín, analista internacional.
Por otro lado, The Economist colocó a Costa Rica como el segundo país del mundo con mayor exposición al “riesgo Trump”, pero el campo de acción crítico sería la seguridad, pues la política del republicano apunta a ser más restrictiva en su apoyo a otras naciones.
Pulso de titanes
En julio de 2023, El Financiero se preguntaba cuánto tiempo más podría Costa Rica ser amigo de Estados Unidos y China al mismo tiempo. Si bien la pregunta sigue sin una respuesta certera, la tensión entre Washington y Pekín tiende a subir y afecta, sin discusión, a Costa Rica.
Desde la primera administración de Trump, Estados Unidos lanzó una ofensiva mundial para limitar el papel de la corporación china Huawei en el despliegue de redes 5G, argumentando que la firma amenaza su seguridad nacional.
Japón, Alemania, Reino Unido, Nueva Zelanda y otros países han seguido los pasos de Washington y han impuesto limitaciones a la adopción de equipo tanto de Huawei como de ZTE, otra firma china.
En Costa Rica, el gobierno del presidente Rodrigo Chaves no solo emitió un decreto que en la práctica sacaría a Huawei del despliegue de 5G en el país, sino que también presentó una denuncia contra la compañía china a la que acusa de celebrar un evento con el “propósito de garantizar ventajas indebidas en futuros procesos de contratación o en la renovación de contratos con el Instituto Costarricense de Electricidad”.
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A la presentación de la denuncia penal le siguió un intercambio de declaraciones de las embajadas de China y Estados Unidos en San José.
La sede diplomática china recriminó recriminó que el presidente Chaves dijera que la ministra de Ciencia y Tecnología, Paula Bogantes, estaba en Estados Unidos “hablando de estos temas”. La embajada estimó que dichas declaraciones podrían generar dudas sobre el trato igualitario de Costa Rica a las empresas de todos los países.
Pocos días después la embajada americana publicó en su cuenta de X (antes Twitter) que “El Gobierno de Costa Rica, en colaboración con los Estados Unidos, ha completado una revisión integral de ciberseguridad (...) La revisión reveló intrusiones de grupos de cibercriminales localizados en China en sistemas de telecomunicaciones y tecnología de Costa Rica”.
Por el momento el choque parece estar focalizado y sin salpicar otros terrenos de las relaciones de Costa Rica con ambas potencias.
“No creo que China tenga interés en romper relaciones con Costa Rica. Después de todo fue su primer punto de entrada en la región. La ayuda internacional de Pekín es limitada, ellos ya no están en la etapa de regalar estadios o comprar deuda. Estados Unidos, por su parte, tratará de impedir que la presencia china aumente en el país y en la región”, estimó Constantino Urcuyo, politólogo y analista internacional.
¿A cuánto el petróleo?
El 2024 se despide con el sorpresivo colapso de la tiranía de Bashar al Assad en Siria. El triunfo de los rebeldes parece ser más producto de la incapacidad de Rusia e Irán de auxiliar al régimen de Damasco, que de su propia fortaleza.
La inestabilidad en Oriente Medio, con hostilidades de diferente intensidad entre Israel, Hamas, Hezbollah, Irán y ahora en Siria, suele repercutir en el precio internacional del barril de petróleo. Después de todo la región alberga a cuatro de los 10 principales productores de crudo del mundo.
A este foco de conflicto se suma la guerra entre Ucrania y Rusia que ya se extiende por más de dos años.
Pese al rosario de conflictos bélicos que podrían afectar el suministro mundial de crudo, el precio del barril del West Texas Intermediate (WTI) se mantiene por debajo de los $70, pues los mercados estiman que habrá suficiente oferta en el 2025.
Costa Rica importa la mayor cantidad de los 23,4 millones de barriles de hidrocarburos que consume de Estados Unidos, el principal productor de crudo del mundo.
Los ojos de las autoridades de gobierno, pero también de los empresarios y tomadores de decisiones, deben seguir de cerca estos tres acontecimientos en el escenario mundial para encontrar la mejor manera de navegar, aunque posiblemente conforme nos adentremos en el 2025 el mundo nos dará más sorpresas a tomar en cuenta.
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