Managua. La Alianza opositora en Nicaragua convocó a un paro nacional el jueves para presionar al gobierno del presidente Daniel Ortega a frenar la represión y retomar el diálogo, con el objetivo de poner fin a una ola de violentas protestas que afectan al país con un saldo de 148 muertos en casi dos meses.
“Este es un paro cívico y pacífico que abarca a todo el país y a todas las actividades económicas, salvo aquellas relacionadas con la preservación de la vida y la cobertura de servicios básicos para la población”, señaló en un comunicado la Alianza Nacional por la Justicia y la Democracia, que agrupa a empresarios, estudiantes y sectores de la sociedad civil.
La convocatoria al cese de actividades, que regirá a partir de las 00H00 locales (06h00 GMT) del jueves, se realiza después de que los obispos entregaron la semana pasada a Ortega una propuesta de agenda para retomar el diálogo con sus opositores, donde se propone adelantar las elecciones y adoptar reformas democráticas.
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Un paro nacional puede tener consecuencias impredecibles tanto para la economía como para la política, advirtió el economista Néstor Avendaño, quien recordó que la última vez que hubo un cese nacional de actividades fue en 1979 contra la dictadura de Anastasio Somoza.
Tras ese paro, Nicaragua vivió una guerra civil en la década de 1980 que golpeó duramente a la economía y demandó más de dos décadas volver a los niveles que tenía a finales de los años 1970, comentó Avendaño.
Ortega, de 72 años, está en el poder desde 2007 y enfrenta acusaciones de abuso de poder y corrupción de parte de sus opositores.
El jueves de la semana pasada, el gobernante solicitó 48 horas para reflexionar y dar una respuesta escrita a la propuesta de los obispos de reanudar las conversaciones.
El diálogo fue suspendido por la jerarquía católica tras la violenta represión a las marchas opositores del 30 de mayo pasado, que dejó 16 muertos.
Ortega no ha respondido a los obispos y la represión a las protestas recrudeció en todo el país, con ataques de fusilería y de hombres armados encapuchados a bordo de camionetas y motocicletas.
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Desde que se iniciaron las manifestaciones hace 56 días, el balance de fallecidos es de 148 muertos y más de 1.000 heridos, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
El cardenal Leopoldo Brenes “condena y repudia los ataques en diversos puntos del país”, señaló en una nota la Arquidiocesis de Managua sobre el repunte de la violencia.
Las protestas se originaron contra una fallida reforma al sistema de pensiones, pero se extendieron y ahora los manifestantes piden el fin del gobierno de Ortega.
El mandatario intenta levantar los bloqueos de rutas que afectan a 70% de las carreteras del país, y acusa a los manifestantes de impedir la libre circulación de personas y mercancías, incluido el transporte de carga desde países vecinos.
La ciudad de León, 90 km al noroeste de Managua, realizó este martes un paro para protestar contra la “represión”. Las calles amanecieron desiertas, el comercio y los bancos cerrados, sin transporte y las casas con sus puertas cerradas, según imágenes de la televisión.
“El paro local ha sido todo un éxito, se ha sumado todo León”, declaró el director de la opositora radio Darío, Aníbal Toruño.
“El tiempo se le acaba a Daniel Ortega”, advirtió Toruño. La crisis ha dejado pérdidas evaluadas en $800 millones, según la ONG Consultores para el Desarrollo Empresarial (Copade).
El ex vicecanciller José Pallais consideró que “la población tiene un sentido de urgencia de que Ortega salga del poder. Cada día en el gobierno significa más muertos. Nadie esta exento de la matanza que ha desatado”.
Pallais consideró poco factible que haya una solución a la crisis política en la que se contemple que Ortega continúe en el poder.
Cada vez más voces piden una solución rápida a la crisis. México expresó este martes su “profunda preocupación” por la violencia que vive Nicaragua y urgió a retomar “con urgencia” el diálogo nacional.
La embajada de Estados Unidos reveló en un comunicado que Ortega mantuvo un encuentro con Caleb McCarry, representante del senador republicano Bob Corker, enviado a Managua el sábado pasado para “abordar la severa crisis democrática” en este país.