El dinamismo de la industria eólica alrededor del mundo podría ser una oportunidad de buenos negocios para Costa Rica.
Eventualmente, productores nacionales podrían aprovechar el auge que tiene la producción de este tipo de energía para hacer crecer las exportaciones de madera balsa. El sector representa hasta el 70% del volumen de la comercialización global de esta madera y se proyecta que ese dinamismo continúe.
Así lo indica el estudio “Prospección de oportunidades comerciales para la exportación de madera balsa en Costa Rica”, realizado por la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer), el cual explica que la madera balsa es un árbol autóctono de la región y destaca por ser muy ligera y por tener un ciclo productivo de cinco años -en promedio-, un plazo corto en términos forestales.
Pese a que la producción de madera balsa en el país es una actividad incipiente, con un registro de $75.000 en exportaciones en 2020, Costa Rica puede generar un modelo de exportación responsable basado en madera trazable, de origen sostenible y en óptimas calidades comerciales, lo que sería atractivo para importadores de mercados como Europa y Asia; explicó Erick Apuy, analista económico de Procomer a cargo del estudio.
Además, en 2020 Costa Rica solo registró dos empresas exportadoras de este tipo de madera. Al día de hoy, toda la madera balsa exportada por Costa Rica es de origen silvestre, lo cual pone en riesgo la capacidad de reforestación y provoca rendimientos inferiores debido a que se manejan árboles de diferente edad, densidad e incidencias estéticas, dice el estudio.
Sin embargo, a la fecha se identifican cerca de 600 hectáreas de plantaciones controladas en proceso, especialmente en la región Huetar Atlántica, que podrían dinamizar el comercio en corto plazo, pues la madera de grado comercial escasea y eso ha limitado los envíos.
La madera balsa que está en esas plantaciones controladas conlleva un manejo más amigable con el ambiente, debido a que durante todo el proceso los árboles no recibirán ningún tipo de agroquímico, al contrario, los productos y abonos utilizados son naturales, mencionó Jonathan Pérez, encargado de proyectos de la empresa Madera Balsa Costa Rica, la cual colaboró con Procomer en la elaboración del estudio.
Apuy y Pérez comentaron que la madera balsa es una especie que se adapta bien a los suelos y climas de Costa Rica.
“La madera balsa es una especie propia de la región y en Costa Rica crece de manera libre y silvestre, adaptable prácticamente a los climas de todo el país, con excepción de las regiones más elevadas. Esto significa que su cultivo no está limitado a alguna zona en particular”, agregó el analista.
Esta ventaja crea oportunidades generalizadas para su “explotación” en todo el país. Incluso, Pérez proyectó que las exportaciones de madera balsa podrían crecer, por lo menos, en 300% en los próximos tres años.
Oportunidades para el país
Este material es un insumo clave a nivel global para la producción de aspas eólicas, pero además, existen otras aplicaciones de valor agregado para esta madera en la industria naval, construcción y aeronáutica. Esta diversificación en el uso de la balsa hace que Costa Rica tenga más oportunidades de participación comercial.
Asimismo, el país se puede proyectar para crecer en un futuro cercano, ya que en Costa Rica hay “muy buena” mano de obra y se pueden realizar todos los procesos sin dañar la naturaleza, que fue lo que pasó en Ecuador (máximo exportador de esta madera) y “ahora nadie quiere comprarle balsa a ellos”, recalcó Pérez.
De acuerdo con el medio de comunicación BBC Mundo, un “aluvión” de inversores de China en 2019 y 2020 provocó un caos en la tala de madera balsa en Ecuador. “Con tanto boom, la balsa se ha explotado sin la técnica que requiere. Se ha desperdiciado madera y por accidente y desconocimiento se han talado otros árboles que sí son críticos”, mencionó Pablo Balarezo, coordinador de economía forestal de la Fundación Pachamama en Ecuador.
Ahora el boom de 2020 está apagado, por eso se piensa que es el momento ideal para planificar esta actividad, indica BBC Mundo. Sin embargo, las consecuencias de dos años de extracción “frenética” de balsa son visibles y preocupantes, entre ellas: la amenaza al hábitat de los animales protegidos, el incremento de la extracción ilegal y la precarización de trabajos.
La “crisis” ecuatoriana podría abrir una ventana de oportunidad para Costa Rica, dijo Pérez, pues el país puede aprovechar para que los mercados internacionales se fijen en la madera balsa del país.
Aspectos a trabajar
El analista de Procomer resaltó que si el sector maderero nacional desea profundizar en un modelo de mayor escala y aprovechar las oportunidades que se ofrecen en los mercados internacionales, es recomendable trabajar en los siguientes aspectos:
- Una mayor disponibilidad de semilla y su mejoramiento genético.
- Capacitación técnica al productor.
- Mayor investigación de la academia y organismos forestales.
- Una mejor articulación por parte del ecosistema local vinculado.
De lograr cada punto, “existe el potencial para alcanzar un modelo de negocio sostenible que asegure a los compradores internacionales la trazabilidad de la madera, la estabilidad en los precios y en la capacidad productiva como elementos diferenciadores para aspirar a mejores precios de exportación’', manifestó Apuy.
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Un mercado moderado
El estudio de Procomer revela que el comercio de madera balsa todavía es un mercado moderado -de $310 millones en importaciones al 2020- que durante los últimos diez años ha tenido un comportamiento interanual fluctuante, que se justifica especialmente por las “compras contextuales de China vinculadas a la existencia, o no, de incentivos para la industria eólica, así como la dependencia de Ecuador como principal proveedor de balsa”.
Además, expone que el principal comprador de madera balsa es China, país que abarcó el 49% del total de las importaciones de balsa en 2020 y que da incentivos para la inversión en energías renovables, lo cual se refleja en que tuvo un incremento significativo en sus compras globales de esta madera, pues pasó de importar $15 millones en 2018 a $38 millones en 2019 y $152 millones en 2020.
Por otra parte, Ecuador es el principal exportador de balsa en el mundo y acaparó el 73% de las exportaciones contabilizadas en 2020, lo que equivale a más de 74.000 toneladas.