Dado políticamente muerto hace tan solo dos semanas, Joe Biden tuvo este martes, como el ave fénix, un espectacular resurgimiento en la campaña por la nominación demócrata.
"Hace apenas unos días, los medios y comentaristas habían declarado la muerte de esta candidatura", lanzó el martes Biden en California.
"Bueno, estoy aquí para decirlo: estamos vivos y coleando", agregó en medio de la algarabía de sus seguidores.
Y se mofó de quienes lo dieron por muerto en un video colgado en Twitter con el hashtag #Joemomentum (un juego de palabras con su primer nombre e "impulso" en inglés) en el que dice que "no estoy muerto y no voy a morir".
Ganador en más estados que su rival Bernie Sanders, el exvicepresidente de Barack Obama avanzaba en el supermartes y confirmaba su popularidad entre los electores negros, claves para que un demócrata llegue a la Casa Blanca.
“Comeback kid”
"Todavía no hemos escuchado a los integrantes más comprometidos del Partido Demócrata: los afroamericanos", había dicho Biden una y otra vez para tratar de superar su mal desempeño en las primeras internas celebradas a principios de febrero en Iowa y New Hampshire, estados con una población pequeña aunque de gran simbolismo en la carrera electoral.
El sábado tuvo una gran victoria en Carolina del Sur, estado con una mayoría de electores negros.
"Comeback kid!" le había gritado un partidario en Nevada, otro estado que alberga importantes minorías, donde llegó segundo detrás de Sanders en la primaria del 22 de febrero.
La alusión al libro sobre el expresidente Bill Clinton, que tuvo un regreso en las primarias de 1992, arrancó sonrisas a aquellos cuyos errores contribuyeron en los últimos meses a nutrir la imagen de que Biden era un candidato vacilante.
Pero su victoria en Carolina del Sur desencadenó en pocas horas una dinámica extraordinaria, provocando que candidatos moderados como Pete Buttigieg y Amy Klobuchar abandonaran la carrera para apoyarlo, respaldo al que se sumó el exaspirante Beto O'Rourke, que se había retirado de la campaña en noviembre, y una cantidad de representantes cuya influencia a nivel local puede resultar decisiva.
Tragedias personales
"Voy a vencer a Donald Trump por completo", había dicho Biden tras sumarse a la carrera presidencial en abril de 2019, presentándose como el mejor rival posible para el multimillonario republicano gracias a su popularidad entre los trabajadores blancos y los votantes negros.
Pero sus derrotas en las primarias de Iowa y New Hampshire socavaron la imagen de "ganador" potencial, mientras que Bernie Sanders pasó a ocupar la posición de favorito.
Las burlas sobre sus furcios -como cuando recientemente dijo ser candidato al Senado- se multiplicaron y Donald Trump, quien apoda a Biden "Joe el dormido", no perdió la oportunidad de denostarlo.
Después de treinta y cinco años en el Senado y ocho años en la Casa Blanca como mano derecha de Barack Obama, Biden aún tendrá que responder muchos capítulos sobre su largo desempeño.
Pero Biden, que ha tenido una vida marcada por la tragedia, resurgió de las cenizas en este supermartes.
En 1972, un mes después de haber sido elegido para ocupar una banca en el Senado con apenas 30 años de edad, perdió a su esposa Neilia y a su hija menor Naomi en un accidente automovilístico. Estando junto a la cama de sus hijos Beau, entonces de 4 años, y Hunter, de 2, hospitalizados, fue investido miembro del Congreso.
Un nuevo drama lo golpeó en 2015, cuando Beau, quien se había convertido en el fiscal general de Delaware, murió debido a un cáncer en el cerebro.
Un hijo cuya memoria evocó para celebrar la victoria en Carolina del Sur, donde recuperó la vida para su campaña electoral.