Año tras año, los estudiantes de los últimos años de secundaria realizan las pruebas de bachillerato. Son exámenes idénticos que se aplican en todo el territorio nacional con el objetivo de evaluar los conocimientos en la recta final de la educación diversificada.
Aunque bachillerato está en su último curso lectivo, para darles paso a las nuevas pruebas FARO, los exámenes realizados en años anteriores sirven para que el Ministerio de Educación Pública (MEP) realice un promedio de las calificaciones obtenidas por los estudiantes en cada colegio.
A partir de esa lista, EF elaboró un ranking a fin de determinar cuáles son los 100 mejores colegios públicos según los promedios obtenidos en bachillerato. Los resultados dejan ver que en la cima conviven centros educativos de todo tipo, representantes de todo el territorio nacional.
Los centros científicos encabezan la lista. Sin embargo, no muy por debajo, los centros de zonas fuera de la GAM logran calificaciones notables.
Como parte del trabajo de elaboración de una lista con los colegios privados con matrícula más alta en cada una de las provincias del país, sus cobros y rendimientos académicos, EF analizó también los centros públicos. Para estos se recopilaron datos de rendimiento académico en bachillerato, ubicación geográfica y notas de entrada a la Universidad de Costa Rica (UCR). Este reportaje es parte de la investigación.
Mezcla heterogénea
Dentro de los primeros 100 colegios públicos del país, de una lista de 887 centros educativos de secundaria facilitada por el MEP, ninguno está por debajo de un promedio de 84 en los exámenes de bachillerato. El ranking se realizó con base en los resultados del 2018.
Se rozan en la excelencia, con apenas pocos números de diferencia, colegios científicos y humanistas –acuerpados, en la mayoría de los casos, por las universidades estatales– con liceos académicos, colegios técnicos profesionales, liceos rurales, telesecundarias, centros integrados de educación de adultos (Cindea) y Colegios Nacionales Virtuales (CNVMTS).
Los buenos resultados significan que la mayoría de los estudiantes obtuvieron buenas calificaciones en las pruebas a nivel nacional. El resultado es más llamativo cuando el centro educativo está compuesto por más estudiantes, porque el promedio se debe dividir entre muchas más calificaciones y los buenos resultados deben ser una constante.
Por ejemplo, en la lista se incluyen desde centros educativos con más de 300 alumnos hasta algunos en los que solo dos estudiantes realizaron las pruebas. La relevancia de algunos colegios toma más valor si se entiende cómo se crean estos promedios.
Para bachillerato, es correcto asumir que existe una normalidad en el comportamiento de los datos dentro de cada colegio. Los estudiantes que están en un colegio en particular tienden a una distribución central que hace que, por encima y por debajo de la media, haya una cantidad similar de estudiantes, según explicó Andrés Fernández, economista y estadístico.
“Es poco probable, para este tipo de estadísticas, que la mayoría de estudiantes se ubique en los extremos de la medición, sino que la mayoría se ubica en el medio”, declaró. Al considerarse todos los estudiantes que realizaron el mismo examen en el mismo centro, entonces el promedio estaría bien ejecutado, de acuerdo con el analista.
Un promedio alto, cuando lo componen más de 300 notas distintas, deja ver que las buenas calificaciones son la constante en el centro educativo. Ese es el caso del Colegio Técnico Profesional (CTP) Jesús Ocaña Rojas, en Alajuela. El centro logró un promedio de más de 86 en bachillerato; 318 estudiantes de ese centro hicieron los exámenes.
En contraste, el Colegio Científico de la misma provincia es el que lidera la lista nacional con 99,69 de nota promedio de bachillerato, pero solo 29 estudiantes tomaron las pruebas.
Los datos también destacan participaciones de varios colegios rurales en distintas provincias. La característica común, además de su composición y acceso limitado a ciertos recursos, es que se encuentran alejados de la GAM y que todos están formados por quintos años relativamente pequeños, en comparación con liceos académicos y centros técnicos.
¿Cómo salirse del canasto?
En el Liceo Coronel en Bijagual de Turrubares, 10 estudiantes hicieron bachillerato en 2018. Los 10 aprobaron todos los exámenes y consiguieron un promedio de 88,8 (de 100 posible).
Carlos Jiménez, director del centro, asegura que el éxito se debe al acompañamiento que se hace desde que los alumnos entran a séptimo año. “Nos enfocamos en que las condiciones sean las mejores, a pesar de que es una zona rural y hay dificultades”, detalló.
Además, los estudiantes no dejan de ir a clases hasta que llega el día de los exámenes, a pesar de haber cumplido con el currículo del MEP.
Otro punto fundamental para lograr destacar en bachillerato en los centros educativos públicos es evitar un cambio constante en los profesores que imparten las lecciones. Cuanto más estable sea el cuerpo docente, mejor.
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Que los profesores estén en plazas fijas en los colegios ayuda a que se identifiquen con el centro educativo, pero también a que el estudiante se identifique con el docente y le tome confianza, según explicó Luis Diego Meléndez, director del Liceo Laguna de Zarcero. De los 64 estudiantes que cumplieron con las pruebas de bachillerato, 62 aprobaron todos los exámenes y consiguieron, en conjunto, un promedio de 87,55.
“Hay un grupo de profesores que sí ha cambiado y eso afecta, pero hay un porcentaje importante que está fijo. Eso es positivo porque hay sentido de pertenencia”, declaró Meléndez.
El tamaño también cuenta. Si bien un buen promedio obtenido por un grupo más grande de estudiantes podría tener más mérito para el centro, la experiencia de directores de colegios pequeños les dicta que es un factor que ayuda a apuntar al éxito.
Por ejemplo, el Liceo Rural de Chánguena, en la región Grande de Térraba, desde el 2011 ha logrado una promoción del 100% en bachillerato, es decir, todos los estudiantes han aprobado todos los exámenes. En el 2016 obtuvieron el reconocimiento como el mejor liceo rural del país. En 2018, los 15 estudiantes aprobaron las pruebas y consiguieron un promedio de 90,12.
El talón de Aquiles
El talón de Aquiles, sin embargo, es el acceso a las universidades estatales. El promedio de las notas obtenidas es bajo y les impide a los estudiantes acceder a carreras con alta demanda laboral.
La diferencia podría deberse a la distancia entre lo que se evalúa en bachillerato y lo que mide el examen de admisión de la Universidad de Costa Rica.
La Prueba de Aptitud Académica (PAA) de la UCR mide habilidades generales de razonamiento en contextos verbales y matemáticos. Es decir, las personas deben aplicar estrategias para resolver preguntas en esos contextos, entre ellas representar, suponer, oponer, reducir, generalizar, indagar y verificar, según explicó Guaner Rojas, coordinador académico del Programa de Aptitud Académica de la universidad.
En contraste, bachillerato se encarga de evaluar una malla curricular con materias específicas que se enseñaron a través de los distintos cursos lectivos y que ya el estudiante aprobó previamente.
Además, en el examen de admisión el estudiante se va a encontrar 75 preguntas ordenadas en orden de dificultad, de la más fácil a la más difícil, pero en ningún momento se evalúan contenidos, de acuerdo con Rojas.
A pesar de los buenos resultados en bachillerato, solo cuatro estudiantes del Liceo Rural de Chánguena hicieron el examen para ingresar a la UCR en la generación 2019. El promedio obtenido fue de 459 puntos. La nota máxima en el examen de admisión es de 800 puntos.
“Acá los estudiantes tienen que buscar capacitarse de forma individual, muchas veces viajando hasta Pérez Zeledón. Además, en la comunidad no hay acceso a Internet; eso les corta el acceso a cursos en línea y prácticas. Por eso priorizamos la materia que nos corresponde, que es bachillerato”, declaró Jonathan Fonseca, director del centro.
Muchos estudiantes de estos colegios optan por no realizar el examen. Es una situación detectada por Fonseca y que se replica también en Zarcero, según el director del Liceo Laguna de Zarcero, aunque los contextos socioeconómicos son diferentes. Mientras los primeros deciden no ingresar a la universidad, movidos por la urgencia de encontrar empleo, los segundos deciden que no les interesa porque prefieren trabajar en empresas familiares, como las fincas lecheras que abundan en la zona.
La historia se repite casi de manera idéntica en la mayoría de los centros enlistados en los primeros 100 puestos de bachillerato. Entonces, la diferencia con los colegios científicos, humanistas o experimentales cobra más relevancia. Mientras unos se desmarcan en la cima, otros quedan rezagados sin muchas opciones para acceder a una carrera de alta demanda.
Conozca la lista de colegios privados con más matricula en cada una de las provincias, sus récords académicos y sus cobros para el 2020: