Los colegios privados sufrieron una mayor contracción en sus matrículas este año en Guanacaste, Puntarenas y Limón comparado con el total nacional.
EF analizó datos de matrícula de los 239 colegios privados de Costa Rica desde el 2015 hasta el 2021, suministrados por el Ministerio de Educación Pública (MEP), con el fin de conocer el comportamiento de la población en estos centros que incluyen tanto a las entidades completamente privadas como a los que reciben ayudas del Estado.
En Guanacaste, Puntarenas y Limón los colegios privados en su conjunto presentaron una reducción del 7,4% en el 2021 en comparación con la matrícula del año anterior.
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En el caso de los privados que no reciben estímulo financiero del Estado, la disminución fue del 5,9%, similar al 5,8% a nivel nacional. No obstante, las instituciones que sí reciben dicho estímulo (conocidos como subvencionados) tuvieron una reducción más acentuada: un 16,5%.
Según los datos del MEP, en Guanacaste existen actualmente tres colegios con estímulo estatal, uno en Puntarenas, mientras que Limón carece de este tipo de centros educativos.
Esa caída del 16,5% puede deberse a que una de las instituciones subvencionadas de Guanacaste pasó a estar “inactiva” por lo que no aparece en la lista del 2021. Pero, de todas formas, esas tres instituciones activas perdieron estudiantes entre el 2020 y el 2021, a diferencia de la tendencia nacional en la que los colegios con apoyo financiero estatal aumentaron su población este año.
La baja más pronunciada se dio en el Católico San Ambrosio, que disminuyó su matrícula un 39% en el último año, de 148 a 90 estudiantes.
En el caso del Católico Eulogio López la diferencia es de un -22%, y en el San Daniel Comboni la caída fue de un 17%.
Caso contrario es el del colegio Nuestra Señora de Sión, el único que recibe estímulo estatal en Puntarenas, que aumentó su población de 298 en el 2020 a 336 este año.
Los tres centros guanacastecos que reciben el estímulo financiero del Estado son católicos y los dirige la Diócesis de Tilarán-Liberia a través de una instancia creada para ese fin llamado Proyecto Diocesano de Educación Católica (Prodieca).
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La dirección general de Prodieca achacó esa disminución a la abundancia de opciones educativas privadas a las que muchos estudiantes han migrado debido a la situación económica, a pesar de que los colegios a su cargo ofrecen becas a alrededor de la mitad de la población.
Además, han apostado por una malla curricular diferenciada, con cursos de cálculo más horas de inglés, enseñanza del francés y talleres extracurriculares como robótica o agricultura, entre otros.
Prodieca también dirige un cuarto centro educativo llamado Monseñor Vittorino Girardi, el cual no recibe apoyo financiero del Estado y sí presenta una tendencia de aumento en los últimos seis años.
La población estudiantil matriculada en colegios privados en estas provincias había venido creciendo desde el 2015 y hasta el 2020, contrario al comportamiento promedio a nivel país.
Sin embargo, el comportamiento no sido homogéneo en los tres territorios. En Guanacaste y Puntarenas aumentó, mientras que en Limón ha venido a la baja.
En todas el 2021 significó un retroceso de la matrícula.
Asimismo, la provincia de Guanacaste presenta el mayor incremento en la cantidad de colegios privados en el último sexenio, pues pasó de tener 12 instituciones en el 2015 a 18 este año. Puntarenas se ha mantenido con entre 19 y 20 centros, mientras que la cifra en Limón ha sido de 11 en todo el periodo de estudio.
Los más grandes
El colegio Santa Ana es el más grande de Guanacaste y el único entre los 20 colegios más grandes del país que no reciben estímulo estatal.
Se trata de una institución católica que suma 64 años de existencia en Liberia y que atiende en su mayoría a población de esa ciudad, pero también asisten estudiantes de otros cantones guanacastecos y de Upala, contó Ethel Jiménez, directora del centro.
Este centro ha pedido matrícula en los últimos seis años: pasó de tener 404 estudiantes en el 2015 y 339 en el 2020 a 328 este año, según los datos del MEP.
La directora atribuyó esa reducción a dos factores: la disminución de ingresos, especialmente porque muchas de las familias trabajan en el sector turismo, y la aparición de otros colegios en los últimos años que ha hecho que se distribuya la demanda.
Este colegio es colaborador del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), por lo que, a partir de los 15 años, los estudiantes tienen la posibilidad de llevar cursos del INA.
El colegio Santa Ana cobrará para el 2022 una matrícula de ¢250.000 colones y una mensualidad que oscila entre los ¢155.000 y los ¢165.000, dependiendo del grado que cursa el estudiante.
En la otra costa, el colegio Valle del Sol, ubicado en Guápiles, sobresale como el centro privado más numeroso de la provincia de Limón.
Es un colegio que nació en el año 2000 y ha apostado por contar con un equilibrio entre la excelencia académica y un campus agradable para los estudiantes, con un enfoque hacia las artes y la tecnología.
Su población estudiantil es principalmente de clase media trabajadora y alta del cantón de Pococí y alrededores, comentó el director académico, Luis Claudio Chaverri.
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Al igual que el Santa Ana, Chaverri achacó a la situación económica y la baja en los ingresos de las familias la reducción en la matrícula, por lo que ha existido migración a centros públicos.
Valle del Sol tenía 277 estudiantes en el 2015 y 231 en el 2020, pero esa cifra bajó a 229 para este año. La institución espera recuperar la matrícula a partir del próximo año.
La matrícula y mensualidad de este colegio va desde los ¢187.500 a los ¢215.500, según la información del sitio web del centro educativo.
Se intentó conocer la situación del colegio Nuestra Señora de Sión de Puntarenas, pero no se tuvo respuesta al cierre de esta nota.