Más allá de la discusión con respecto a la Reforma Fiscal, les comparto algunos temas que no podemos descuidar en este momento del año.
La implementación de la facturación electrónica ha sido un gran paso para la Administración Tributaria y un enorme reto para la gran mayoría de contribuyentes, principalmente para quienes tienen mayores niveles de facturación (empresas de retail) o mayores particularidades en su negocio.
Este proceso de implementación no es solo un paso tecnológico: la factura electrónica promueve la formalidad, facilita la gestión y fiscalización de los tributos y limita las prácticas informales de los contribuyentes. Las facturas electrónicas no pueden predatarse ni anularse, con lo cual, los constantes ajustes al final del período fiscal –o una vez concluido este- que solían ser usuales entre los contribuyentes, tendrán que dar espacio a cierres fiscales ordenados y previos a la finalización del período fiscal.
Adicionalmente, no se descuide: recuerde que la Administración Tributaria ha estado muy activa en los procesos de pre-fiscalización y fiscalización, lo que aumentará con nuevos controles cruzados y requerimientos de información.
Si bien se critica mucho la actuación de la Administración, hay que destacar la buena voluntad y nivel técnico que poseen muchos funcionarios de Hacienda. Hay que reiterar que ni todos los funcionarios son criticables ni todos los contribuyentes son evasores. Hay excelentes funcionarios y contribuyentes quienes son la base que sostienen el sistema.
La participación del Tribunal Fiscal Administrativo requiere una mención especial. Luego de muchos años de estancamiento y letargo, considero que están resolviendo mejor y de forma más expedita. Por ello, esté atento ya que pueden notificarle la resolución de algún proceso que llevaba tiempo en espera.
Por último, a pesar de la buena voluntad de muchos, el Poder Judicial sigue en deuda en materia tributaria. La necesidad de una jurisdicción tributaria es cada día más importante en el país.