EscucharLa profesión de ciencias actuariales tomó protagonismo en la más reciente edición de Radiografía Laboral, un estudio que publica cada tres años el Consejo Nacional de Rectores (Conare), pues se colocó como la disciplina con el salario promedio más alto en Costa Rica: ¢1,4 millones con el grado de bachillerato.
También resaltó en el tiempo de contratación, pues sus graduados esperan, en promedio, solo dos meses para conseguir el primer empleo relacionado a la carrera.
Desde hace algunos años ciencias actuariales llama más la atención del mercado laboral y de futuros universitarios, pero muchas veces persisten dudas sobre qué es esta disciplina. EF conversó con Juan Gabriel Calvo, director del Departamento de Matemática y Ciencias Actuariales de la Universidad de Costa Rica (UCR), y Javier Trejos, director de la Escuela de Matemática de la misma casa de estudios, para responder algunas preguntas comunes.
¿Qué son las ciencias actuariales?
Las ciencias actuariales son una disciplina que tienen al riesgo como su principal objeto de estudio. Se encargan, en resumen, de cuantificar y mitigar el riesgo, que puede ser financiero, demográfico, entre otros.
Para ello, conjuga conocimientos de diversas áreas: matemáticas, estadística, ciencia de datos, computación, economía y finanzas.
“Es una carrera interdisciplinaria en esa frontera que hay entre la matemática, la computación, la economía y las finanzas. Para poder modelar bien el riesgo se necesita mucho modelo probabilístico, para lo que hay que profundizar bastante en la matemática”, explicó Trejos.
Las ciencias actuariales buscan, en síntesis, poder ver con base en el panorama actual lo que puede pasar a futuro en múltiples escenarios.
¿Qué se debe tener para estudiarlo?
El estudiante que quiera cursar la carrera debería tener algunas habilidades deseables, entre las que están afinidad por la matemática, habilidad numérica, disposición para uso de herramientas tecnológicas y conciencia de la realidad del país.
También es preferible llegar con buenas bases de matemáticas, pero estas se pueden reforzar durante los cursos. La experiencia en programación es otro punto a favor, aunque no obligatorio.
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Por último, la ética es un componente fundamental. “La información de los datos no se puede manipular, ni cambiar. Los datos son lo que son. Por eso el ejercicio ético es importante”, acotó el director de la Escuela de Matemática.
¿Dónde se estudia?
La UCR es la única universidad de Centroamérica que ofrece esta carrera. Cuenta con un plan de bachillerato ideado para terminarse en cuatro años, así como una licenciatura de un año de duración.
Los estudiantes llevan cursos de matematica, cálculo, álgebra, probabilidad, análisis numérico, contabilidad, economía, entre otros. Pero estos conocimientos se aplican a la resolución de problemas en diferentes áreas. Además, se fomenta en los estudiantes la creación de herramientas nuevas y no solo usar las que ya existen en la disciplina.
Para 2023, el corte de entrada a la carrera fue de 516,52 puntos de 800 como máximo, y el cupo fue de 46 estudiantes. No obstante, la cantidad de graduados es menor: entre 2021 y 2022 concluyeron la carrera 26 personas.
El bachillerato da la posibilidad de ejercer sin necesidad de contar con la licenciatura. Esto no solo es una facultad sino es la tendencia, pues la alta demanda de estos profesionales ocasiona que algunos estudiantes empiecen a trabajar mientras cursan la carrera y pausen sus estudios.
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Según el estudio del Conare, el 90% de los graduados de ciencias actuariales consultados dijo haber tenido un trabajo relacionado con la carrera al momento de graduarse. La mayoría (65%) encontró el empleo a través de redes de contacto.
Esta radiografía también muestra que el grado de satisfacción con la carrera es de 4,6 puntos de 5 posibles, lo que está 0,4 puntos por encima del promedio de los 10.106 graduados cosultados, todos de universidades públicas.
¿Dónde se trabaja?
Los sectores de seguros y pensiones han sido los tradicionales para los profesionales de ciencias actuariales, por ejemplo en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), operadoras de pensiones, el Instituto Nacional de Seguros (INS) y otras aseguradoras.
No obstante se están abriendo otros campos como riesgo financiero o el ejercicio liberal como consultores. También se puede ejercer en sistemas de salud, bancos, entidades de transporte, energía o prevención de desastres.
El Conare registró que el 60% de los graduados en ciencias actuariales trabajaban en 2022 en instituciones autónomas y semiautónomas, es decir en el Estado; mientras el 40% indicó laborar en empresa privada.
Un área con potencial a futuro es el cambio climático, donde se calcula el riesgo de este fenómeno en diferentes aspectos de la sociedad, junto con otras profesiones.
“Todavía le falta mucho al mercado para saturarse de este tipo de profesionales”.
— Javier Trejos, director Escuela de Matemática de la UCR.
Entre los estudios financieros y los actuariales hay diferencias: los primeros son fotografías del momento, mientras que los segundos se proyectan hacia el futuro, en plazos de cinco, 10 o 15 años y en diversos escenarios.
Otro campo en el que aún queda camino por recorrer es en la investigación académica, pues los graduados han sido absorbidos por el mercado laboral.
¿Por qué se demandan?
La demanda de estos profesionales responde a que la habilidad de modelar y entender el riesgo es relativamente nueva, aunque este ha existido siempre. La disciplina y la conjunción de matemática, computación y economía es una mezcla también reciente, a pesar de que ya se escuchaba el concepto desde antes.
Los académicos de la UCR comentaron que incluso empresas multinacionales se han acercado en busca de profesionales.
La carrera en la UCR se abrió en el año 2000 y este año tuvo una reestructuración significativa con un plan de estudios nuevo que se ajusta a las demandas del mercado.
Desde el 2000 se han graduado poco más de 100 personas. Calvo aseguró que, debido a estudios como los de Conare, han percibido un aumento en el interés por la carrera. En un futuro inmediato prevén un crecimiento en la matrícula de estudiantes.
