Hasta un 73% de los electores no se identifica con Rodrigo Chaves ni con José María Figures, y más bien dice que desearía no verlos llegar a la Presidencia. Sin embargo, a dos semanas del balotaje que disputarán esos dos candidatos el próximo 3 de abril, un porcentaje similar afirma que piensa ir a votar: un 43,3% a favor del primero y un 38,1% del segundo.
Estos datos se desprenden de la más reciente encuesta de opinión política publicada por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP); sin embargo, están lejos de ser definitivos.
Queda por ver si finalmente el 73% de los electores realmente asistirá a las urnas (el abstencionismo fue del 40% en primera ronda de febrero) y cuál será la decisión final que tomará el 16,5% de encuestados con intención de votar que se dice aún indeciso.
Según Ronald Alfaro, del CIEP, estos números muestran una realidad muy compleja para los candidatos. Con un 73% de rechazo en contra de ambos y un abstencionismo que muy probablemente será mayor a la hora de la votación definitiva, los aspirantes se enfrentan a un escenario en el que deberán batallar no solo para convencer a los indecisos, sino también para evitar que se apaguen sus débiles respaldos.
“Hay gente que seguramente se va a bajar de los trenes de Chaves y de Figures”, apuntó el politólogo de la UCR e investigador del Programa Estado de la Nación. “Hablamos de un grupo muy importante y ya veremos quién se vaya a beneficiar de eso”.
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Dos candidatos reprobados
Costa Rica irá a las urnas para decidir quién será su próximo presidente entre dos candidatos que enfrentan el rechazo de tres de cada cuatro electores.
¿Cómo es que el balotaje se disputa entre figuras tan impopulares? La situación se explica por cuestiones sencillas. Ambos acumularon bases importantes, y sacaron ventaja de una votación de primera ronda que repartió los votos con márgenes relativamente estrechos entre un amplio grupo de hasta seis candidaturas.
“Hablamos de candidatos que en primera ronda no recibieron el 73% y 84% de los votos sino que alcanzaron apenas los suficientes”, recordó el politólogo Alfonso Rojas. “Esto hace sencillo entender por qué llegaron y por qué ahora enfrentan estos niveles de rechazo”, añadió.
Los comicios de primera ronda, además, estuvieron marcados por una cifra récord de abstencionismo: el 40% del padrón, específicamente.
Esta realidad le permitió al exministro de Hacienda Chaves acceder al balotaje con el respaldo de solo 350.000 personas: un 16,8% de los votos válidos y una décima parte de todo el padrón.
Figures, por otro lado, sumó unos 570.000 votos (27,3% del total) y un 16% del padrón total.
Según la politóloga Eugenia Aguirre, del Observatorio de la Política Nacional de la UCR, esto tiene una implicación en el más corto plazo y otra un poco más tardía.
La primera es que posiblemente el rechazo a los candidatos haga que el abstencionismo final sea más grande del que miden las encuestas actualmente y, la segunda, que el nuevo gobierno –sea de la bandera que sea– tenga que asumir funciones con un respaldo extremadamente bajo.
La foto del momento
La foto de la intención de voto a solo dos semanas del desempate de segunda ronda muestra a Chaves, de Progreso Social Democrático (PPSD), con un 43,3% de la intención de voto; y a Figueres, de Liberación Nacional (PLN), con un 38,1%.
Esta diferencia de 5,2 puntos porcentuales es pequeña y representa un empate técnico, si se toma en cuenta el margen de error del estudio, de 3,1 puntos porcentuales.
Además de la estrecha ventaja está la ya mencionada amenaza del abstencionismo: un detalle que señalan al unísono Alfaro, Aguirre y Rojas.
“El 74% de las personas que dicen que va a votar al final puede bajar fácilmente hasta solo un 60%, y el resultado final dependerá de quiénes dejen de ir a votar”, apuntó el último.
Por el momento, sin embargo, la encuesta del CIEP evidencia que Chaves cosecha respaldos entre hombres, personas jóvenes (de 18 a 34 años), personas con grado académico de secundaria y habitantes de las provincias costeras.
Figures no tiene registros muy superiores a los de Chaves; pero sí le aventaja en intención de voto en las provincias de San José y Heredia, por 4,9 y 3,1 puntos porcentuales respectivamente; en las cuales existe una gran densidad poblacional.
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Esas dos provincias, además, son en las que se contabilizan mayores índices de personas indecisas, junto con Limón; pero este último territorio se caracteriza por altos niveles de abstencionismo.
La indecisión es un fenómeno que también es más recurrente entre personas jóvenes (que representan un 36% del padrón electoral), mujeres y personas con educación secundaria.
“Las personas indecisas en San José y Heredia, en volumen, representan la mayor parte”, explicó Rojas. “Hablamos de las dos provincias en que está ganando Figueres, pero aún no se deciden altos porcentajes. Ahí se concentra la volatilidad y es un grupo que puede definir la elección”, subrayó.
La ventaja de Chaves actualmente se concentra en provincias costeras y en Alajuela. Sin embargo, las primeras acogen a solo un 25% del padrón electoral y sus poblaciones suelen votar en menor medida.
Candidatos débiles
La lucha electoral se encuentra actualmente en una etapa muy cerrada y en eso coinciden Alfaro, Aguirre y Rojas también.
Los tres señalan que los números invitan a esperar cualquier resultado definitivo, más aún con figuras que pelean la Presidencia que no generaron grandes apegos en la población.
Solo un 44% de las personas consultadas por el CIEP para su última encuesta afirmó que le ha resultado sencillo definir su voto en esta segunda ronda. Solo ese porcentaje, según el centro académico, se puede considerar como un voto sólido. El resto de la población y su decisión definitiva está todavía más sujeta a cualquier estímulo o al desánimo.
El rechazo que existe sobre los candidatos también abre la puerta también para una mayor volatilidad y ese es otro factor que podría volcar la decisión del electorado en cualquier dirección y en cualquier momento. Es más fácil pasarse de bando, o abandonar ambos, cuando no existe la menor afinidad por ellos.
Eso se reflejó en los más recientes resultados de la encuesta del CIEP. Chaves pasó de contar con una holgada ventaja de 10,6 puntos en intención de voto sobre Figueres, en febrero pasado, a 5,2 puntos en el estudio publicado este 22 de marzo.
Según explicó Alfaro, en eso pudieron haber incidido los cuestionamientos y las investigaciones abiertas sobre el financiamiento electoral de la campaña del PPSD.
Según Rojas, esos escándalos pudieron haber mermado la impresión de alguna parte de la ciudadanía sobre Chaves como un outsider de la política tradicional y haberlo retratado como un político “más tradicional”.
“Al inicio la gente lo veía como un outsider, pero los problemas de finanzas y de su partido podría haber provocado que ahora algunas personas lo perciban distinto”, aventuró.