Las verdes montañas de La Carpintera, situadas al fondo, completan el cuadro. Estamos en un segundo piso y, desde acá, se contempla buena parte de la Zona Franca La Lima (ZFLL), con edificios modernos que comparten algunos tonos en sus fachadas que permiten unir un mismo concepto.
Lo que se observa, sin embargo, es más o menos la mitad de lo que llegará a ser la ZFLL en su plenitud. Vienen más edificios y expansiones. El año pasado la zona franca adquirió un terreno aledaño para completar el área necesaria, de 100 hectáreas.
Desde su fundación, se han invertido $525 millones en esta zona franca que hoy acoge a 13 empresas –10 de ellas de dispositivos médicos– de seis países y que emplean a 7.000 personas.
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Durante mi visita, conversé con Carolina Umaña, gerente comercial de ZFLL, sobre el crecimiento del parque, sus proyecciones y factores externos que inciden en la operación.
La ZFLL se acerca a los 10 años de existencia, ¿cómo ha sido la evolución?
—Arrancamos con una empresa y ya tenemos 13. Hemos ido transformándonos de acuerdo a las necesidades de las empresas que han venido. ¿Qué quiere una empresa cuando viene al país? Obviamente talento, lo tenemos en Cartago; una infraestructura eléctrica robusta, tenemos telecomunicaciones que están abiertas y pueden escoger. Además nos hemos enfocado en cómo darles apoyo y servicios durante el tiempo que estén aquí.
Durante la pandemia ustedes tuvieron un crecimiento, ¿a qué se debió?
—La industria médica siguió creciendo. Las empresas hacen sus proyecciones a largo plazo. Algunos de los proyectos que veníamos trabajando se aceleraron durante la pandemia porque creció su demanda. Atrajimos cuatro empresas al parque entre 2020 y 2021.
¿Cuándo esperan terminar de construir todo lo contemplado en el plan maestro?
—Llevamos alrededor del 60% colocado, por decirlo así, entonces esperamos que en unos cinco o seis años más estemos tal vez en su totalidad.
¿Después de eso, el plan es seguir expandiendo la zona franca?
—Seguir expandiendo la zona franca en Cartago. Creemos que hay demasiado potencial todavía en Cartago como para seguir creciendo.
¿Cómo ha sido la operación en Cartago?
—Hemos encontrado mucha lealtad. Las empresas logran contratar desde el gerente general hasta los operarios de planta. Dos gerentes generales de las empresas que están en el parque son de Cartago, de dispositivos médicos, de hecho.
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¿Cómo es el proceso de atracción de las empresas desde el primer contacto?
—A nosotros nos pueden llegar de tres formas diferentes. La Agencia Costarricense de Promoción de Inversiones (conocida como Cinde) es el canal número uno. Las empresas contactan a Cinde y ellos nos las traen. La otra es por medio de brokers internacionales. Las empresas grandes, especialmente en Estados Unidos, que tienen un contrato a nivel mundial con un broker de bienes raíces que contacta al representante en Estados Unidos, el de Estados Unidos contacta al representante de acá . La última es con nuestra propia estrategia de atracción de inversión; nosotros vamos a eventos médicos, electrónicos, alrededor del mundo donde promocionamos a Costa Rica, Cartago y La Lima.
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Cuando esto pasa, ¿cuáles son los ganchos que utilizan para atraer a esas empresas a La Lima?
—Tenemos que hablar de Cartago porque estamos aquí y una de las razones por las cuales las empresas vienen es por el talento y el nivel de educación que tiene el cartaginés. Lo otro es la articulación que tenemos como Zona Económica Especial (ZEE, estrategia del Tecnológico de Costa Rica para vincular empresas de Cartago) porque cuando tenemos un cliente que está pensando en Cartago ellos le dan una presentación, le hablan sobre el TEC, sobre cómo apoyan a las empresas. Lo otro es toda la infraestructura del parque.
Hablamos de las ventajas de Cartago, pero ¿qué mejoras necesitan para potenciar más la atracción?
—Una de ellas viene en camino, que es la infraestructura, pero eso casi que abarca a todo el país. Otra parte es aprovechar que Cartago es plano, en el área del centro, para ver cómo podemos tener mejores conexiones de transporte alternativo. Y siempre la educación es una mejora constante, tenemos que ir evolucionando de acuerdo a las necesidades de las empresas que vayan viniendo.
Una de las críticas que se le hace a las zonas francas es que generan pocos encadenamientos locales, ¿qué responde usted al respecto?
—En la parte de zonas francas, por cada empleo directo que se crea, se crea medio empleo indirecto. ¿Qué significa eso? Algunas de las empresas que están acá en el parque tienen sus propios comedores, pero otras subcontratan alimentación industrial, jardineros, servicio de limpieza, servicio de mantenimiento… De hecho tenemos un proyecto con ZEE, la Cámara de Comercio de Cartago y la Promotora del Comercio Exterior (Procomer) para ayudar a empresas de diferentes niveles para que puedan algún día ser parte de los suplidores de la zona franca. No solamente pueden ser de materia prima, sino puede ser que les laven los carros, que les vendan comida, que les organicen eventos. Las empresas de acá están muy enfocadas en que si van a necesitar algo lo hagan de la comunidad inmediata.
La semana pasada el Gobierno decidió suspender la ampliación de la carretera hacia Cartago que había con una propuesta privada, ¿cómo puede incidir esto en la operación de la zona Franca?
—Para nosotros, como el 85% de las personas vienen de Cartago, creo que tal vez no va a tener un impacto como puede tener en otros lugares. Sin embargo, sí estamos con este proyecto (en Taras y La Lima) que sí va en camino y va a ser una gran diferencia, especialmente en el ingreso a Cartago de los mismos colaboradores de acá y viceversa.
Pero para la salida de las exportaciones sí se usa más esa ruta…
—Para la salida de las exportaciones se usa más esa ruta, de hecho. Sin embargo, casi el 98% de las exportaciones del parque son aéreas y como la carga aérea normalmente va en la noche tal vez no se vea tan afectada tampoco. Eso es una ventaja.
¿Qué posición tienen con respecto al proyecto de jornadas excepcionales, conocido como jornadas 4x3?
—Eso es un tema un poco delicado. Yo no tengo ninguna posición específica en eso. Sí, es un tema muy complicado. Yo creo que tiene que haber un balance entre todo lo que salga de ahí.
El sector de zonas francas, a través de la asociación, se ha posicionado a favor…
—Sí, yo entiendo que sí están a favor. Creo que se tiene que llegar a un happy medium, donde no se vean afectados los colaboradores y las empresas puedan ser más productivas. Yo creo que ahí es como va a terminar definitivamente.
¿Cómo ve usted el cambio en atracción de inversiones y que Procomer asuma funciones de Cinde?
—Ese es un tema muy delicado. Debería haber una negociación y la transición nunca debería de ser tan abrupta. Cinde tiene una trayectoria de 40 años haciendo atracción de inversión, tiene un conocimiento que Procomer no tiene hoy en día. Ese conocimiento no se debe dejar ir así tan fácil. Es algo que deben dialogar por el bien del país.
¿Cuántas de estas empresas de ZFLL han llegado vía Cinde?
—Alrededor del 80%.