Luego de una primera ronda electoral repleta de generalidades y debates flojos, donde los candidatos tenían que comprimir en un minuto sus propuestas para reducir el déficit fiscal, la segunda ronda ofrece una vitrina diferente.
El simple hecho de que la oferta política se redujera a dos opciones abre espacios para que Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana (PAC) y Fabricio Alvarado, del Partido Restauración Nacional (PRN) se alejen de las generalidades y esbocen posiciones más claras y vehementes para enfrentar el desbalance fiscal.
La situación es insostenible. El Banco Central de Costa Rica (BCCR) estimó que la diferencia entre los ingresos y gastos del Gobierno alcanzará el 7,1% del Producto Interno Bruto (PIB) a finales de este año. La proyección es más sombría para el 2019, cuando el déficit financiero podría llegar al 7,9% de la producción.
¿Qué efectos negativos tendrá el déficit fiscal en el país? Son muchos, pero a grosso modo se puede citar el aumento en la deuda pública que empujará un incremento en las tasas de interés y desincentivará la inversión privada en el país, por ende, la producción y el empleo se verán afectados.
En cuanto a las finanzas públicas, el rumbo más oscuro es el faltante de recursos para hacer pagos de salarios y ayudas sociales, además de poner al país en incapacidad de saldar su deuda a quienes por tantos años le han prestado recursos para financiarse dentro y fuera de Costa Rica.
El escenario electoral abrió una posibilidad para que los diputados aprueben por vía rápida el proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, el tercer intento del Gobierno de Luis Guillermo Solís por aumentar los ingresos y aplicar leves reducciones al gasto.
Tras casi dos décadas de vivir en un ciclo de fracasos legislativos y entorpecimiento político, periodo en el que se acumulan dos reformas fiscales aprobadas en 2004 y 2012 que luego fueron sepultadas por la Sala Constitucional, es momento de que los candidatos presidenciales asuman su papel y lideren con ideas claras una verdadera propuesta para superar el déficit y evitar una crisis.
A la sombra de la reforma
Antes de repasar las propuestas de los dos aspirantes presidenciales contra el desbalance fiscal, es importante entender cuál es la posición de Carlos y Fabricio Alvarado sobre la reforma que se aprobará por vía rápida en la Asamblea Legislativa.
Para el candidato oficialista se trata de la única opción políticamente viable en el Congreso en este momento, pero la considera "insuficiente".
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El oficialista sostiene su posición de que se requiere transformar el tributo de ventas por un Impuesto al Valor Agregado (IVA). Eso sí, dejar la tasa en el 13% no generará los recursos que se necesitan para superar el déficit, por eso apuesta por aumentarla al 15%.
Fabricio Alvarado ve la iniciativa como un "tanque de oxígeno pequeño" para generar más dinero a las arcas públicas, aunque tiene claro que con esta iniciativa tampoco alcanza.
El exdiputado de Restauración Nacional cree que la reforma propuesta por el Ejecutivo se debe aprobar sin mayores cambios para evitar que se caiga en las negociaciones legislativas que todavía quedan pendientes.
A criterio del candidato evangélico, el texto en trámite carece de propuestas para generar mayor control del gasto público y recortes en rubros como salarios y pensiones.
El Ministerio de Hacienda estimó que las medidas incluideas en el proyecto aumentarán los ingresos del Estado en 1,9 puntos porcentuales del PIB cada año, lo que equivale a ¢660.000 millones. La cifra está muy alejada del déficit fiscal del país que para el cierre del 2017 era del 6,2% de la producción nacional, es decir, poco más de ¢2 billones.
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¿Cómo obtener ingresos?
Sin importar quién sea el próximo presidente de la República, el hecho de llegar con una reforma fiscal aprobada, aliviaría la carga con nuevos ingresos y le ahorraría el costo político que implica promover un proyecto de esta naturaleza.
Los dos candidatos han expresado con claridad que están de acuerdo en pasar al IVA. Carlos quiere subir la tasa y Fabricio quiere mantenerla.
En renta existen diferencias. El aspirante del PAC apuesta por moverse a la renta global y mundial, mientras que en las filas de Restauración Nacional solo aprueban la idea del mecanismo global.
Para precisar las propuestas de cada candidato, EF analizó sus planes de gobierno. Ante la generalidad de sus postulados, se solicitaron entrevistas con miembros de los equipos económicos de cada aspirante.
En Restauración Nacional se ahondó en las propuestas con Marcos Adamson, economista y coordinador del equipo económico y con Mónica Araya, asesora en temas de comercio exterior.
La cita con el PAC se concertó con Epsy Campbell, candidata a la vicepresidencia, diputada y economista, pero la entrevista fue cancelada por el equipo de campaña horas antes.
Finalmente, se hicieron consultas específicas sobre temas fiscales a los candidatos después del debate presidencial organizado por la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep), el miércoles 28 de febrero.
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Uno de los puntos más importantes en renta es la posible creación de dos nuevos tramos para gravar a los salarios con tarifas del 20% y 25%.
En el equipo de Fabricio Alvarado indicaron que esta es una propuesta que está bajo análisis y sobre la cual revelarán posiciones en las próximas semanas cuando publiquen una ampliación del plan de gobierno.
Mientras que en las filas de Acción Ciudadana apoyan la reforma fiscal propuesta por el Gobierno que excluyó la propuesta de los nuevos tramos de renta para las remuneraciones.
Entre las coincidencias destaca que ambos partidos políticos impulsan planes para mejorar el cobro de impuestos, digitalizar la recaudación, fortalecer la factura electrónica y asumir las buenas prácticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Cautela con gastos
El discurso de ambos candidatos versa sobre la necesidad urgente de contener el crecimiento del gasto mediante una regla fiscal que se debe aprobar en la Asamblea Legislativa y luego tomar medidas para hacer recortes en cuentas como salarios, pensiones, pluses y transferencias.
Sobre la regla fiscal existe una coincidencia absoluta de restringir el crecimiento del gasto, las diferencias se encuentran en la forma para lograrlo.
En el PRN estudian la posibilidad de proponer una regla orientada a prevenir que el déficit financiero crezca más del 3% anual. Para el PAC la idea es mantener el crecimiento del gasto por debajo del crecimiento nominal de la economía.
A la fórmula se suman diversas propuestas -de los dos bandos políticos- para migrar a un sistema de salario único con componentes como poner topes a los sueldos más altos y pagar los pluses salariales de acuerdo con las calificaciones de rendimiento que obtiene cada empleado.
Las pensiones y las transferencias del Estado tampoco escapan del espectro de acción de los candidatos, quienes apuntan a "analizar, revisar y buscar más opciones de recorte". De momento nada concreto en estos temas.
Buenas señales, buenas intenciones
Tanto Fabricio como Carlos Alvarado han insistido recurrentemente en la necesidad de tomar decisiones políticas para enviar buenas señales a los inversores, a los mercados y a los sectores de la economía costarricense.
Fabricio apuesta por una reactivación económica que se basa en la simplificación de trámites, atracción de Inversión Extranjera Directa (IED), inyección de financiamiento y educación dual para generar más empleo en sectores deprimidos como el agro.
Su plan también se basa en generar confianza con la aprobación de la reforma fiscal y recortes en el gasto, lo que permitirá al país elevar su calificación de riesgo.
Carlos Alvarado apuesta a la creación de empleo con IED y fortalecimiento a las pymes para generar mayor riqueza y reducir la desigualdad.
Sus ideas también apuntan hacia la urgente necesidad de aprobar la reforma tributaria para dar señales positivas al mundo y reducir las presiones sobre las tasas de interés en moneda local que afectarán a las personas y a las empresas.
Al final, las buenas señales son el resultado de las acciones concretas que se toman en los foros políticos -la Asamblea Legislativa y el Poder Ejecutivo-, en campaña las propuestas deben estar basadas en números y proyecciones para evitar que se conviertan en un compendio de buenas intenciones.
La experiencia de un país sumido en dos décadas de discusiones políticas sin resultados para reducir el déficit fiscal demuestra que el próximo Gobierno debe escapar de las buenas intenciones. Se necesitan resultados.