El proyecto de canal interoceánico que la concesionaria china HKND inauguró hace dos años en Nicaragua para abrir una ruta alterna a la panameña en 2020, no avanza pero mantiene alerta a miles de campesinos amenazados con expropiaciones de tierras.
"Efectivamente no hay ninguna evidencia del inicio del canal", pero sería un error considerar que el proyecto "es un cuento chino, porque la ley de concesión que el gobierno entregó a HKND sigue vigente", dijo la abogada de los campesinos que se oponen al canal, Mónica López.
El proyecto, que HKND prometió construir en un tiempo récord de cinco años con el trabajo de 50.000 obreros, de los cuales 12.500 serían chinos calificados, se encuentra enfrascado en estudios técnicos, mientras crecen las dudas sobre la capacidad de la concesionaria para reunir los $50.000 millones que se requieren para la ejecución de la obra.
El canal "sigue siendo una tentación (un sueño) para el país", dijo recientemente a un medio televisivo el asesor económico del gobierno Bayardo Arce, quien admitió que el proyecto no figura en los planes oficiales de expansión económica de los próximos cinco años.
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La agencia de noticias AFP intentó sin éxito varias veces localizar al portavoz de la Comisión del Gran Canal, Telémaco Talavera, para conocer el avance del proyecto.
El presidente Daniel Ortega otorgó en 2013 al empresario chino Wang Jing, dueño del grupo HK Nicaragua Development Invesment (HKND), con sede en Hong Kong, derechos exclusivos para construir un canal interoceánico por Nicaragua, por un período de 50 años prorrogables otros 50.
La concesión, respaldada con una ley especial, autoriza a HKND utilizar las tierras que sean necesarias para excavar un canal de 278 km de largo, 30 metros de profundidad y 230 a 280 metros de ancho, y obliga a Nicaragua a renunciar a su inmunidad soberana en caso de conflicto.
A juicio de López, el canal busca "generar dinero fácil y rápido para unos cuantos", a cambio de la soberanía del país.
Hace dos años, Wang puso la primera piedra de las obras, con la promesa de hacer realidad el sueño de un canal húmedo que persiguen los nicaragüenses desde hace más de un siglo.
Será como la "nueva ruta de la seda del siglo XXI", dijo entonces Wang, en alusión a la antigua ruta comercial que conectó al continente asiático con Europa y África.
Pero según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, Wang habría perdido el año pasado el 84% de su fortuna valorada en $10.200 millones.
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El proyecto, el mas ambicioso del continente, incluye dos puertos —uno de los cuales debía arrancar con sus obras este mes— dos esclusas, un aeropuerto, una zona de libre comercio, hoteles, fábricas, un puente en la vía panamericana y áreas para colocar los 5.000 millones de metros cúbicos de material excavado.
Las obras amenazan con desplazar entre 30.000 y 120.000 campesinos que viven en la proyectada zona canalera, en el sur del país, quienes en los últimos dos años han protagonizado más de 80 protestas contra el gobierno y HKND.
Según López, al menos 100 campesinos fueron detenidos arbitrariamente de manera temporal desde 2014 por apoyar el movimiento contra el canal y 45 han sufrido heridas y lesiones a causa de la represión policial.
La más reciente ocurrió el 30 de noviembre cuando miles de campesinos suspendieron una marcha hacia Managua debido a enfrentamientos con la policía que les impidió salir de sus comunidades.
"El canal para lo único que ha servido es para engañar a la opinión pública (con ilusiones de bonanza) y para reprimir a la población campesina que decidió protestar contra lo que considera una amenaza", dijo la presidenta del no gubernamental centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez.
Dio vida además a un movimiento campesino decidido a defender sus tierras, valoró.
El Canal también generó numerosas críticas de ambientalistas por los daños que causaría al Lago Cocibolca, la mayor fuente de agua dulce de Centroamérica, que actualmente abaste a más de 80.000 nicaragüenses.