Los primeros 100 días de la administración del presidente Joe Biden en Estados Unidos ya dejan réditos para Costa Rica y el resto de la región. El cambio de gobierno norteamericano logró fortalecer a la potencia, que ahora atiende mejor la pandemia de la COVID-19, consiguió acelerar el proceso de vacunación e inmunizar al 30% de su población, y puja por una alta inversión pública para recuperar sus niveles de producción.
El resultado es favorable para Estados Unidos, cuya estimación de crecimiento económico aumentó 1,3 puntos porcentuales y ahora alcanzaría un rebote del 6,4% este 2021, según las últimas revisiones hechas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sin embargo, también augura un escenario más positivo para los socios comerciales del gigante norteamericano, que en gran medida dependen de su evolución y su capacidad de invertir en ellos.
Así lo mencionó el propio Banco Central de Costa Rica (BCCR) en su más reciente Informe de Política Monetaria, publicado este 30 de abril. El emisor mejoró en 0,3 puntos porcentuales las proyecciones de crecimiento para Costa Rica en 2021 (a un 2,9%) y mencionó posibles efectos positivos para el país de la inversión norteamericana.
El Central destacó el Plan de Rescate Estadounidense (ARP, por sus siglas en inglés) puesto en marcha por la Administración Biden y aprobado por el Congreso norteamericano el 11 de marzo pasado. Se trata de una inyección de $1,9 billones para contener y revertir los efectos de la pandemia, a través de subsidios de desempleo, inversión en salud pública y asistencia para comunidades y empresas.
“Es un estímulo de más del 8% de la economía norteamericana y se estima va a tener un impacto muy positivo no solo en la economía norteamericana sino en la mundial”, afirmó el presidente de la entidad, Rodrigo Cubero.
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La explicación del efecto positivo para países como Costa Rica es simple. Estados Unidos es la principal fuente de inversión extranjera directa (IED) para el país, es su mayor demandante de bienes y servicios, y su más frecuente emisor de turistas.
“Si la economía de Estados Unidos está bien, nosotros estamos bien”, resumió la analista internacional Nuria Marín, consultada por EF. “El paquete económico aprobado por el Congreso es una inyección que estimula la recuperación económica”.
Si bien los principales efectos de la gestión Biden para Costa Rica son indirectos por el momento; son de una magnitud valiosa.
“Es importante dimensionar ese aspecto. Si las medidas que el presidente Biden toma mejoran la economía estadounidense o le da un flujo de caja a la población para que pueda consumir, hace que nos veamos beneficiados, si bien no hay decisiones en la agenda bilateral”, subrayó el especialista en Relaciones Internacionales y Comercio Internacional de la Universidad Nacional (UNA), Gerald Solano.
Solo sobre el ARP, el Fondo Monetario Internacional (FMI) afirmó en su último informe de Perspectivas de la Economía Mundial que el programa tendría “efectos de desbordamiento significativos para los socios comerciales del país”.
Estados Unidos fue el principal comprador de las exportaciones de bienes costarricenses en 2020 (43%) y en los últimos cinco años esa proporción no bajó del 39%. También es el origen de una mayor cantidad de flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) y, según datos del Ministerio de Comercio Exterior (Comex), representó un 67,7% de esos recursos en 2018.
Asimismo, es la fuente número uno de turistas para Costa Rica. Las cifras de 2019, antes de la llegada del COVID-19, dan cuenta de que un 42,5% de los 3,1 millones de visitantes que ingresaron al país por todas las vías provenían de suelo estadounidense.
Migración y ambiente
Las relaciones más estrechas de la Administración Biden con Latinoamérica han estado marcadas por la atención migratoria. Los flujos regulares se mezclaron con las expectativas de un nuevo gobierno y, en marzo pasado, Estados Unidos registró la mayor cantidad de menores no acompañados en la frontera mexicana (19.000), según informó la agencia AP.
El presidente Biden habla de implementar un paquete de inversión por $4.000 millones en cuatro años en Centroamérica, con el fin de atacar las causas de la migración y generar mejores condiciones en los países de origen para evitarla.
Al respecto, el académico de la UNA indicó que Costa Rica puede actuar estratégicamente. “Si bien el tema migratorio se centra en el ‘Triángulo Norte’ (Honduras, Guatemala y El Salvador) no hay que olvidar lo que ocurrió en 2017 y 2018 con la migración cubana y africana. Somos una zona de paso″, enfatizó.
Algo similar dijo la analista Marín, quien lamentó que el papel de la diplomacia costarricense por el momento parece débil.
Ese financiamiento de $4.000 millones también requerirá del apoyo del Congreso, donde la mayoría demócrata es ajustada.
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El tema migratorio es de relevancia mayor para Biden. El mandatario colocó a la vicepresidenta Kamala Harris como principal portavoz con la región; sin embargo, la posición de Estados Unidos es compleja en este momento.
Las tensiones son crecientes con Honduras y El Salvador, por los cuestionamientos contra el presidente hondureño Juan Orlando Hernández por temas de narcotráfico y las acciones del salvadoreño Nayib Bukele en contra del sistema judicial de su país.
Según el especialista en Gobierno y Políticas Públicas, Carlos Murillo, esto podría permitirle a Costa Rica mostrarse como un aliado estratégico.
“Algunos congresistas y hasta la administración Biden ha manifestado su preocupación, y Costa Rica ha estado ausente de los espacios en Washington, durante la última administración. Entonces uno oye a Estados Unidos decir que está preocupado por el ‘Triángulo Norte’ y Nicaragua, pero uno no escucha decir que Costa Rica es un aliado, porque la gestión diplomática en Washington ha sido tan débil”, comentó.
La Administración Biden también volteó hacia América Latina durante la realización de la cumbre climática de 22 y 23 de abril; en la cual participaron los gobernantes de siete países de la región (México, Jamaica, Argentina, Colombia, Chile, Brasil, Antigua y Barbuda).
Costa Rica no fue parte.
“Uno se queda pensando”, analizó Solano, “aunque días después se invitó a la Ministra de Ambiente, uno no entiende por qué no se invitó al país, siendo un actor con trayectoria en medio ambiente (...) Habrá que prestar atención a qué lectura está haciendo los Estados Unidos, y si se trata de alguna llamada de atención por la aparente cercanía con China en esta administración”.
Inversión e impuestos
Aparte del ARP, Biden también impulsa otro ambicioso plan de inversión en Estados Unidos, por $4,1 billones, en los próximos diez años. De ellos, $2,3 billones se utilizarían en infraestructura y el resto en subvenciones educativas, créditos fiscales y otros beneficios para familias.
El dinero se invertiría en varias administraciones; sin embargo, el plan enfrenta oposición de los republicanos en Congreso y los demócratas tendrán que buscar acuerdos.
Aparejado con los planes de estímulo, la entrada de la Administración Biden también abrió la puerta a un mayor impulso a reformas tributarias en Estados Unidos, para sustentarlos.
Biden afirmó en su discurso ante el Congreso que “es hora de que las empresas estadounidenses y el 1% más rico de los estadounidenses paguen su cuota justa”; propuso aumentar las cargas tributarias sobre las rentas de personas físicas y las ganancias de capital más abultadas del país norteamericano. También propuso fortalecer el control tributario.
Esto tiene otro impacto directo sobre Costa Rica. Según analizó Solano, el discurso de Biden podría ser aprovechado para atraer a productores que no se sienten cómodos en su país o retenerlos.
“Hay que evaluarlo en función del impacto que esto podrá tener en aquella estrategia que planteó Donald Trump de que las empresas que estaban en el exterior regresaran a Estados Unidos. Si los impuestos van a utilidades o capitales de empresas o fortunas personales, podría tener el efecto de que algunas empresas prefieran invertir fuera y el país podría aprovechar”, comentó.
Una oportunidad
Para la analista Marín, el cambio de administración estadounidense es una oportunidad para Costa Rica, en el sentido de que Estados Unidos se ha planteado un reforzamiento de sus relaciones con el resto del mundo.
“Lo veo como una gran oportunidad para Centroamérica, para Costa Rica y para el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), que es una institución que se maneja bien económicamente, pero que en la parte política no tanto. Costa Rica podría tener un liderazgo para mejorar la institucionalidad del SICA y ver qué puede dirigirse a mejoras en la gobernanza, en la institucionalidad, contra la corrupción, para el fortalecimiento democrático y en términos de reactivación económica de ese paquete que ofreció Estados Unidos por $4.000 millones (...) es una oportunidad de recuperar el protagonismo que tuvimos en los 80 y en los 90”, subrayó.
Actualmente Costa Rica ostenta la presidencia pro-témpore del SICA y así lo hará hasta junio próximo. El papel de este puesto es de articulador del debate.