Meses de incertidumbre le esperan a la economía nacional después de los resultados de la primer ronda electoral, anunciados anoche por el Tribunal Supremo de Elecciones.
No es para menos. El panorama los conforman un congreso nuevamente divido con al menos 9 bancadas, y dos candidatos todavía en la lid, pero que representan partido sin dominio de la Asamblea Legislativa.
Mientras tanto en el congelador de la discusión política esperan los grandes y urgentes temas económicos del país. El más apremiante es el saneamiento de las finanzas publicas.
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¿Y ahora qué?
En materia económica hay diversas implicaciones de la segunda ronda que protagonizarán Carlos Alvarado, del gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC) y el diputado Fabricio Alvarado del Partido Renovación Nacional.
En el plano internacional, la mirada de los inversionistas estarán puestos sobre Costa Rica. Ya los bonos de deuda soberana habían experimentado variaciones de manera coincidente con los cambios de dirección de las encuestas.
Las calificadoras de riesgo escudriñan los movimientos del escenario político para calcular la posibilidad de que el país logre aprobar la reforma tributaria que tiene 20 años de postergar.
“A partir de ahí se hacen los escenarios de estrés para verificar cuáles van a tener mejores implicaciones a nivel de reformas estructurales económicas. Teniendo a personajes conocidos dentro de los equipos de gobierno, las calificadoras de riesgo podrán tener escenarios optimistas y realistas”, comentó Daniel Suchar, analista económico y financiero.
A nivel nacional la incertidumbre para las grande decisiones de inversión posiblemente se mantenga hasta que alguien resulte ganador.
"La segunda ronda implicará mayor incertidumbre, lo que llevará a las empresas y las familias pospongan sus planes de inversión y consumo, respectivamente, llevándonos eventualmente a una mayor desaceleración económica. El primero de abril de este año los costarricenses tendrán que decidir entre dos visiones económicas encontradas, y es necesario que la economía se vuelva tema principal en esta segunda contienda", aseguró el economista Melvin Garita.
Otro de los elementos a considerar es que en febrero y abril el país podría entrar en una especie de “vacío”. Por un lado el Poder Ejecutivo se encuentra a pocos meses de salir del gobierno y los dos candidatos que se disputarán la presidencia no tienen ninguna injerencia.
“Yo creería que la falta de voluntad en la Asamblea Legislativa en los próximos dos meses va a estar alineada a ese desentendimiento de querer ir saliendo sin hacer daño, además de postergar (discusiones) a los diputados que le entregarán la Asamblea (...)”, estima Suchar.
Las finanzas públicas serán centrales para el futuro mandatario, sobre todo, después de que el Banco Central anunciara en el programa macroeconómico una proyección del déficit fiscal del 7,1% con respecto del PIB y un crecimiento real de la producción del 3,6%, 0,4 puntos porcentuales menos de lo proyectado.
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Un mismo proceso
En cuanto al proceso electoral el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), debe recurrir al artículo 138 de la Constitución Política para convocar la segunda ronda. Esta normativa establece que el proceso se debe realizar el primer domingo de abril.
Para las elecciones del 2018 se inscribieron 3.322.329 votantes de los cuales 1.655.105 son hombres y 1.667.224 son mujeres. En el extranjero se inscribieron 31.864 costarricenses, 16.528 hombres y 15.336 mujeres.
Durante la primera ronda el TSE invirtió ¢6.929 millones y para el domingo 1.° de abril se presupuestaron ¢1.539 millones de colones. El dinero se destinará para la organización de la segunda ronda y para imprimir las papeletas, entre otros gastos.
La segunda ronda es una fase del mismo proceso, por lo que no hay cambios en el padrón electoral. Por ejemplo, si un votante cumplió 18 años después de la primera ronda no podrá votar el 1 de abril.
También se mantienen iguales los centros de votación, los miembros de mesa y los fiscales partidarios (participan todas las agrupaciones a pesar de que solo dos van a segunda ronda).
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¿Por qué se vota en Semana Santa?
Esta es la primera vez en que una votación nacional coincide con la Semana Mayor y esto se explica porque la fecha tiene rango constitucional.
La Constitución Política determina en su artículo 138 que si ningún partido político excede el 40% del total de votos emitidos se deben convocar a elecciones el primer domingo de abril. La normativa dice:
“Si ninguna de las nóminas alcanzare la indicada mayoría, se practicará una segunda elección popular el primer domingo de abril del mismo año entre las dos nóminas que hubieran recibido más votos, quedando elegidos los que figuren en la que obtenga el mayor número de sufragios.”
Esto significa que el TSE tiene que apegarse a lo que dice ese estatuto y por eso no se puede cambiar.
Esta es la primera vez que una votación nacional se realiza durante la Semana Santa, por lo que se podrían dar modificaciones en las celebraciones litúrgicas.
Durante la segunda ronda presidencial del 2014 el nivel de abstencionismo alcanzó el 43,50%. Es decir 11,69 puntos porcentuales más de lo que se contabilizó en la primera fase.
Posibles cambios en celebraciones
La Iglesia Católica deberá esperar el criterio del TSE para saber si tendrá que implementar cambios durante las celebraciones de la Vigilia Pascual y la procesión del Domingo de Resurrección.
El TSE establece que durante la jornada electoral, e incluso el día anterior, no se deben realizar eventos o concentraciones masivas en sitios públicos o privados.
Esta medida se toma para evitar un riesgo en la seguridad y el orden público debido a que la Fuerza Pública debe de concentrar sus esfuerzos en la actividad electoral.
En este tema hay un antecedente importante. Durante el 2014 el Eco Católico realizó una consulta al Tribunal para saber si podía realizar la procesión de la candelaria el domingo 2 de febrero (día de las elecciones) y en ese momento el TSE respondió “que cualquier evento debe de verificarse en el interior de los templos”.