Más que una defunción, el arismo vive una capitulación en el estricto sentido de la palabra.
Rodrigo Arias es el responsable de haber metido a la otrora exitosa tendencia del Partido Liberación Nacional (PLN) en esa encrucijada. No le alcanzó con la historia para despuntar.
Rumbo a la convención del PLN, con solo un 6% de preferencias frente a un 16% de Johnny Araya a noviembre pasado, según una encuesta de Unimer para La Nación, el paso a un lado del hermano del expresidente Óscar Arias era cuestión de tiempo.
Y sirvió de punto final para marcar una tendencia a la baja del arismo en respaldo electoral.
¿Es el ocaso?
Según el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Óscar Arias ganó la presidencia en 1986 con el 52,3% de respaldo popular.
Veinte años después, volvió al poder con solo un 40,9% de apoyo, en uno de los procesos electorales más reñidos de la historia.
En medio de ambos comicios, en 1993, Margarita Penón, entonces su esposa, perdió la convención contra José María Figueres, quien ganó las elecciones del 94.
La retirada de Rodrigo Arias marca, entonces, el final de un ciclo de casi tres décadas en las que el arismo controló el poder formal durante 8 años. Movió los hilos políticos desde el poder informal durante un periodo similar, entre la segunda mitad del gobierno del expresidente Abel Pacheco y durante el mandato de Laura Chinchilla, desde las estructuras del PLN, mayoritariamente bajo su mando.
Durante esos casi 6 lustros, el arismo contribuyó a cimentar el actual modelo de desarrollo basado en el comercio exterior y en la atracción de inversión extranjera directa (IED).
Nuevo papel en la misma obra
Es así como la claudicación de Rodrigo Arias, aunque escandalosa, no es estrepitosa y activa de nuevo un papel protagónico para el arismo desde el poder informal.
Rotsay Rosales, doctor en Ciencias Políticas y profesor en la Universidad de Costa Rica, cree que la retirada de Rodrigo Arias es producto de una negociación previa de cuotas de poder entre el arismo y el arayismo.
Rosales considera que un eventual gane de Johnny Araya en las elecciones del 2014 será una nueva oportunidad para que los Arias mantengan su influencia en la toma de decisiones políticas, lo que los mantendrá vigentes.
“Ellos mantendrán su presencia en la dimensión política, económica, comercial y financiera. El antiarismo dentro y fuera del PLN no debe lanzar las campanas al aire, porque los Arias se van a mantener incidiendo en el corto y mediano plazo”, vaticinó.
El politólogo añadió que lo natural sería ver un éxodo de figuras del arismo hacia la tendencia arayista, lo cual desataría una pugna con los miembros naturales de ese grupo, aunque no fratricida, producto de las pláticas.
Mantiene el músculo
La puerta, en efecto, estaría abierta. Tras quedar solo en la carrera por la candidatura verdiblanca, el discurso de Araya ha sido rico en llamados a la convergencia verdiblanca y deja ver los trazos de un acuerdo entre pesos pesados de la política, dibujado al calor de las encuestas y de las reflexiones de finales del 2012.
Johnny Araya afirmó a EF que no desea hacer “mesa gallega” en el proceso de renovación de estructuras del PLN.
Esa voluntad se traduce en hechos al ver las negociaciones entre tendencias para forjar papeletas únicas en varios cantones, con el fin de participar en el proceso de asambleas distritales del 21 de abril, banderazo de salida del proceso de renovación de estructuras del PLN.
Es otro signo más de que el arismo, aún golpeado, conserva el músculo suficiente para obtener una cuota de poder dentro de la nueva estructura verdiblanca.
Una huella
El virtual candidato liberacionista reconoció que la actual composición del PLN está bajo dominio del arismo.
Empero, cree que en el proceso de renovación logrará equilibrar las fuerzas, conservando una cuota para el arismo y los demás sectores.
“No aspiro a tener un dominio o control absoluto del partido. Deben estar expresadas las distintas fuerzas del PLN. Quiero ser un factor de convergencia”, agregó.
Araya consideró que, como ideología, el arismo seguirá siendo un factor dentro del partido, especialmente basado en el liderzago de Óscar Arias.
“No hay ninguna intención de pasar por alto (ese liderazgo)”, concluyó.
Vivos y negociando
Fabio Molina, jefe de fracción del PLN y seguidor del arismo cree que ahora se insinuará un reavivamiento del liderazgo del expresidente y Nobel de la Paz.
“Sus activos políticos, sus ideas, sus resultados y él, gozan de buena salud. Es un actor político vigente y un elemento de consulta clave para cualquier candidato o gobierno liberacionista”, manifestó.
Javier Flores, exjefe de campaña de Rodrigo Arias, afirmó que la ideología implantada por la tendencia tiene la continuidad asegurada.
“El arismo no es un grupo de personas, sino un conjunto de ideas y acciones que han marcado un derrotero”, resaltó.
Empero, Roberto Thompson, exviceministro de la Presidencia durante el último gobierno de Óscar Arias y actual alcalde de Alajuela, cree que el éxito en la continuidad del arismo pasa forzosamente por una negociación de espacios con el arayismo.
“La cuota de poder que conservará la tendencia depende mucho de la posición que asuma a partir de ahora don Rodrigo Arias. Fruto de su salida la lucha de tendencias se nota más a nivel local, en cada cantón”, declaró el alcalde.
¿Es el arismo una tendencia de una sola figura?
La respuesta a esa pregunta estaría en el análisis de los resultados que ha obtenido la facción cada vez que Óscar Arias no ha sido aspirante presidencial.
Quiénes serán los herederos políticos del mandatario es algo que tampoco está claro hoy.