Costa Rica exporta más de 40 productos finales y manufacturas elaboradas con acero o aluminio a Estados Unidos. Esa lista significó un ingreso de $79,6 millones en la balanza comercial costarricense al cierre del 2024, según datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).
Actualmente, el envío de esas mercancías a EE. UU. está cubierto con el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-CAFTA), el cual les asegura un arancel preferencial de 0% -o reducido- a los productos que ingresan entre los países del acuerdo. Este tratamiento arancelario podría llegar a su fin, algo que se evitó en el 2018 tras la imposición de tarifas del 25% en el caso del acero y 10% para el aluminio durante la primera administración de Trump.
Con el regreso del republicano a la Casa Blanca, la medida se endurecerá a partir de marzo con un impuesto del 25% sobre cualquier artículo elaborado con dichas materias primas. De momento no se conoce la lista de partidas específicas que serán afectadas, sin embargo, el mandatario estadounidense advirtió que cualquier artículo que ingrese deberá pagar aranceles.
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Un escenario similar se presenta para la industria de semiconductores, ya que también se aplicará un 25% de arancel para los chips que ingresen a territorio estadounidense. Esto pasará a partir de abril, según la última actualización dada por Trump; no obstante, las autoridades no han detallado si el tributo caerá únicamente sobre el producto final, es decir el chip, o si también pagarán los componentes y obleas vinculadas al desarrollo y producción de los microprocesadores
El Ministerio de Comercio Exterior (Comex) manifestó a EF que el incremento arancelario aprobado Trump no afectará la dinámica comercial con Costa Rica “dado las condiciones pactadas en el DR-CAFTA”. La posición que mantiene la cartera aún no se aclara entre las directrices del mandatario norteamericano, pero la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco) sostiene que la afectación sobre otras naciones tendrá consecuencias para el país.
El empleo y la producción podrían verse afectados, según Víctor Pérez, presidente de Cadexco, si los grandes exportadores del mundo reducen sus envíos a EE. UU. y buscan nuevos mercado. En este escenario es posible que ingresen más y nuevos productos al país, generando una competencia directa con la producción nacional.
Algunos de los países que resienten mayormente la política del republicano en productos de aluminio y acero son Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Japón, México, Corea del Sur, la Unión Europea, Ucrania y el Reino Unido. Esas naciones recibían exenciones sobre los aranceles; ahora participarán bajo las mismas condiciones que los demás exportadores del mundo.
Mientras que, en temas de chips, el golpe directo va hacia los países asiáticos. Las barreras trazadas a artículos o insumos tecnológicos son un freno más al ingreso de productos chinos.

Aluminio y acero de Costa Rica
EE. UU. no es el principal destino de las exportaciones de acero y aluminio de Costa Rica. Sin embargo, mueve la balanza comercial al generar $79,6 millones en el 2024, un crecimiento del 34,9% en relación con el año anterior.
Si se examinan a detalle los productos enviados, los que se agrupan en la clasificación arancelaria ‘fundición de acero’ representaron $3,6 millones en el 2024, mientras que ‘aluminio y sus manufacturas’ generó $13 millones.
Los montos restantes corresponden a “todos los productos y manufacturas elaboradas con acero o aluminio”, aclaró Procomer.
El país no comercializa presentaciones en bruto o primarias de acero o aluminio. Aún así, la medida de Trump afecta a todos los productos elaborados con dichos materiales y que ingresen a EE. UU. a partir del próximo 4 de marzo.
El Cafta, en el que se encuentra EE. UU. y Costa Rica, facilita la entrada de alambre de acero inoxidable, cables de acero y perfiles de aluminio con un arancel preferencial de 0%, o porcentajes pequeños,de acuerdo con datos suministrados por Cadexco y Comex. El acuerdo podría verse vulnerado con la aplicación del mandatario estadounidense.
La decisión de Trump tiene dos objetivos: fortalecer la producción local para que EE. UU. produzca su propio acero y minimizar la participación china a través de las exportaciones de otros, ya que la disposición del mandatario establece que el acero debe ser ‘fundido y vertido’ en la región de origen. Estos lineamientos se respaldan en proteger la seguridad nacional de EE. UU.
“Estas medidas que está tomando Trump tratan de hacer más competitiva la posibilidad de que Estados Unidos produzca su propio acero y su propia materia prima. Pero para eso se requiere de inversiones que pueden tardar entre ocho y 10 años en desarrollarse, entonces los efectos no son necesariamente inmediatos para el mundo”, advirtió Pérez.
El representante de Cadexco dijo a El Financiero que, ante las barreras de acceso a suelo estadounidense, esos países buscarán dónde colocar sus exportaciones. China será uno de los exportadores que se insertará en nuevo mercados porque la medida de Trump los limita en su ingreso a suelo norteamericano.
Semiconductores
La lucha comercial planteada por el republicano no para. El 17 de febrero anunció que los automóviles, teléfonos inteligentes y chips que ingresen a EE. UU. tendrán que pagar un impuesto del 25% a partir de abril.
Si bien Costa Rica no es productor de semiconductores, sí cuenta con empresas nacionales e internacionales que testean, arreglan o ensamblan los semiconductores. El país participa en el desarrollo e investigación en la cadena de producción de los microprocesadores.
Un total de 13 empresas conforman el ecosistema de semiconductores en Costa Rica. Las autoridades guardan la esperanza de que ese grupo tecnológico crezca en el país a través de los incentivos de la ley conocida como Chips Act, que promulgó el expresidente Joe Biden en el 2022, y cuyo fondo dispone de $500 millones para ayudar a que otros países mejoren sus condiciones para albergar operaciones de las empresas fabricantes de chips.
Al año siguiente de la publicación de la Chips Act, EE. UU. calificó a Costa Rica como un lugar seguro para invertir en la producción de microprocesadores. Este voto de confianza fue el primero que dio públicamente la administración Biden a un país latinoamericano en tema de semiconductores.
Como respuesta a la disposición de EE.UU., Costa Rica creó una Hoja de Ruta para el Fortalecimiento del ecosistema de Semiconductores en el país, la cual fue declarada de interés nacional. Gina Raimondo, entonces secretaria de Comercio de Estados Unidos, calificó la ruta como “excelente y comprensiva”.
El avance del país en el sector tecnológico y su posicionamiento ante el mundo ahora se enfrenta a la posible imposición de aranceles que, en principio, no causarán efecto en Costa Rica debido al respaldo del Cafta. Sin embargo, aún falta conocer los detalles detrás de este impuesto y si Trump le pasará por encima -o no- al tratado que se acordó desde años atrás.
Esa incertidumbre -sobre los detalles del impacto en la cadena de producción- en la industria de microprocesadores genera que las empresas retrasen la decisión de invertir o reinvertir en Costa Rica. De acuerdo con Vanessa Gibson, directora de Clima de Inversión de Cinde, la inversión extranjera directa se ralentiza ante los cambios de políticas que afectan de manera directa las operaciones de las compañías.
