El fracaso de la cumbre europea de febrero sobre el futuro presupuesto común de la Unión Europea (UE) podría representar finalmente una oportunidad, como pieza clave de la recuperación económica del bloque tras la crisis del coronavirus.
Europa es, por el momento, el continente más afectado por la pandemia, con más de 30.000 decesos confirmados por COVID-19, y con una avanzada recesión económica en 2020, cuyo alcance sigue siendo una de las incógnitas.
Para enfrentar el impacto económico del virus, la Comisión Europea empezó a estudiar cómo adaptar su propuesta de Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027, que, según una fuente europea, debe presentar en las próximas semanas.
"Esto incluirá un paquete de estímulo que garantizará que la cohesión dentro de la Unión se mantenga a través de la solidaridad y la responsabilidad", avanzó el sábado la titular del ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen.
Entre el "abanico de herramientas", está la política de cohesión y programas "como InvestEU, que utilizan el presupuesto de la UE como garantía para reforzar la capacidad de préstamo de los bancos (...) y atraer capital privado", según la fuente.
Otra forma de aumentar la capacidad de préstamo de la UE sería aprovechar los márgenes entre el techo presupuestario y la cantidad máxima que la UE puede movilizar de los países del bloque cuando sea necesario, precisó esta fuente a la AFP.
La Eurocámara ya había urgido la semana pasada a la Comisión a revisar su propuesta de presupuesto plurianual, de cara a lograr uno "fuerte y ambicioso", un llamado similar al de España, que pidió un "plan Marshall" a nivel europeo.
España, es junto a Italia y Francia, uno de los países europeos más golpeados por el virus. El mandatario francés, Emmanuel Macron, pidió así, entre otras medidas, "un aumento del presupuesto de la UE para permitir un apoyo real" a esos países.
Encontrar el dinero
A fines de febrero, antes de la irrupción de la crisis sanitaria y económica, los 27 mandatarios fracasaron en su intento de acordar el futuro MFP, divididos entre los “frugales”, adeptos al rigor fiscal, y los Amigos de la Cohesión, partidarios de más solidaridad.
La propuesta del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, de un presupuesto del 1,074% de la Renta Nacional Bruta (RNB), es decir 1,094 billones de euros, no prosperó, ni la propuesta de la Comisión, que redujo la suya del 1,114% al 1,07%.
¿Estas cantidades son compatibles con un plan de recuperación? El último presupuesto (2014-2020) se negoció en pleno período de austeridad y los países del bloque no lo ajustaron para favorecer una recuperación tras la crisis financiera, recuerda Eulalia Rubio, del Instituto Jacques Delors.
La solución para revitalizar la economía se encontró un año después de las negociaciones con la creación del "Plan Juncker", un fondo para crear un efecto movilizador de inversiones.
"Cuando se aprobó, el presupuesto ya se había fijado. Fue complicado encontrar el dinero", apunta Rubio, quien aboga, en esta ocasión, "por poner sobre la mesa una propuesta precisa, un programa de respuesta a la crisis, y cómo alimentar estos fondos".
El refuerzo de InvestEU, sucesor del Plan Juncker, es una de las pistas más realistas, asegura.
Otra de las posibilidades, en un contexto de recursos limitados, es modificar la asignación anual favoreciendo los primeros ejercicios en detrimento del final del período, con la esperanza de que lo peor de la crisis haya pasado.
Los mandatarios deben volver a la mesa de negociación en una fecha por determinar de cara a intentar cerrar su nuevo presupuesto para finales de año, con la división en el bloque todavía más acentuada, en esta ocasión, por los llamados “coronabonos”.