El Gobierno de la República impulsará un proyecto de ley para congelar los aumentos automáticos que se realizan, trimestralmente, al impuesto único sobre los combustibles.
“De esta manera, se busca evitar un incremento en el costo del combustible para el uso ordinario de vehículos o la industria, y además se intenta prevenir una cadena de incremento en el costo de servicios y productos que podrían encarecer el costo de la vida”, afirmó el presidente Carlos Alvarado, en comunicado de prensa.
El impuesto único a los combustibles suele representar entre un 35% y un 40% de la estructura de precios de las gasolinas y entre un 20% y un 25% en el caso del diesel; y se actualiza cada tres meses, a partir del incremento o decrecimiento del índice de precios al consumidor, que mide la inflación.
Precisamente por ese motivo, ante las presiones inflacionarias que supone la escalada del conflicto en Ucrania, es que el Ejecutivo propone este proyecto.
La iniciativa del proyecto debería tener buena acogida en el Congreso. Incluso el diputado Erwen Masís, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), comunicó que impulsaría también una iniciativa en el mismo sentido.
“Costa Rica debe prepararse ante los acontecimientos que vivimos (...) el precio del barril ya alcanzó cifras históricas y eso podrá repercutir en nuestra economía”, afirmó la mañana de este 25 de febrero.
Paliativo no definitivo
La medida, sin embargo, paliaría solo una parte del problema que supone el conflicto en Europa del Este para el precio de los combustibles. El aumento en sus precios será inevitable por la tendencia alcista de los valores internacionales del petróleo, los cuales seguramente implicarán subidas importantes en los próximos ajustes que pida la Refinadora Costarricense de Petróleo, como entidad encargada de los procesos de importación.
El precio del Brent, la principal referencia del petróleo en Europa, actualmente ronda los $100 por barril: algo que no pasaba desde 2014, durante las tensiones en Oriente Medio. Esta cifra representa un crecimiento del 24,5% desde inicios de año que seguramente se trasladará a los precios del combustible en Costa Rica.
También es esperable que el incremento en los costos de la factura petrolera para el país se traduzcan en golpes al tipo de cambio.
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No obstante, el congelamiento del impuesto podría tener un efecto positivo para evitar todavía mayores crecimientos, si se toman en cuenta dos factores.
Por un lado, la inflación ya venía en aumento por la pandemia de la COVID-19 y que eso ya impactaba en el impuesto a los combustibles; mientras que las tensiones del conflicto ocasionado por las operaciones militares de Rusia moverán la inflación al incrementar el precio del petróleo y otras materias primas que se verán afectadas.
“El objetivo de este proyecto”, apuntó entonces el Gobierno, “es que el impuesto vigente se mantenga constante con independencia de las variaciones internas en el precio de estos productos, impidiendo con ello que los costos de producción se modifiquen por variaciones en el monto del impuesto”, además de las variaciones al alza que, se prevé, ocurrirán por las tensiones en las próximas semanas o meses.
Actualmente el precio asciende a los ¢765 por litro de gasolina súper, ¢748 de gasolina regular y ¢671 de diésel. De estos indicadores, el impuesto único representa ¢273, ¢261 y ¢154, respectivamente.
El resto del precio lo define principalmente el precio internacional del producto, junto con los márgenes de ganancia de Recope y de las estaciones de servicio, el costo de los fletes de transportistas, subsidios y otros.