El exministro de Comercio Exterior, Alexander Mora, asumirá el puesto como embajador y representante permanente de Costa Rica ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a partir de este 1.° de octubre.
El Consejo de Gobierno colocó a Mora en el puesto, después del fallido nombramiento –que nunca se llegó a concretar– del fundador del Partido Acción Ciudadana (PAC), exdiputado y hasta hace unas semanas director ante el Banco Centroamericano de Integración Económica, Ottón Solís, en ese cargo.
El nuevo embajador aseguró en entrevista con EF que considera zanjada la lucha entre distintas instituciones por coordinar la participación del país en el organismo internacional. Desde su punto de vista, Comercio Exterior (Comex) se debe ver como un director técnico, pero que depende de la gestión de muchos otros jugadores en conjunto.
LEA MÁS: Costa Rica ingresa oficialmente a la OCDE como su miembro número 38 y el cuarto de Latinoamérica
Su nombramiento estuvo precedido de una gran polémica por la primera selección en el puesto, de Ottón Solís. Muchas personas dijeron entonces que él no encajaba en el cargo. Desde su punto de vista, ¿Cuál considera usted que debe ser el perfil de la persona en este cargo?
— Este puesto tiene una mezcla de dos tipos de características. Es un puesto altamente técnico combinado con un trabajo altamente político. La OCDE es una organización que tiene una estructura técnica, que propone que la política pública se gestione a partir del conocimiento técnico; pero sabemos que la política se dice que es un arte, que es una cosa de mucho de olfato, de habilidades suaves a este.
A mí me parece que los elementos fundamentales de esta representación son un balance, una mezcla. Sabemos que hacer política es tomar decisiones y tomar decisiones es elegir. Y entonces aquí verá esos dos elementos esta están sobre la mesa.
Otro elemento importante es que el puesto también tiene una mezcla de dos dimensiones. Está la dimensión de representante ante la Organización y está la dimensión de embajador o embajadora. Ese es otro elemento a considerar porque de alguna manera la persona que ejerce este cargo tiene que tener una un nivel de comunicación y un nivel de confianza de autoridades políticas.
¿Qué papel tienen que desempeñar el resto de instituciones en Costa Rica en relación con la OCDE?
— Entendiendo que es una organización muy transversal, que toca muchos temas, aunque la rectoría y la secretaría técnica estén en Comercio Exterior (Comex), en el consejo asesor están la Cancillería, el Ministerio de Planificación (Mideplan), el Ministerio de Hacienda y el Banco Central (BCCR). Este consejo guarda esas cinco instituciones y de alguna manera tienen un vínculo con el representante y con la representación.
La agenda y la dinámica con la cual se va a gestionar la OCDE tiene que pasar por el tamiz de ese consejo asesor.
Hubo una disputa sobre quién lleva al mando principal, Comex o Cancillería. ¿Usted qué piensa sobre ese tema?
— Ese debate me parece que fue superado con la figura institucional que la Asamblea Legislativa definió para esto. Quedó claro el mandato colegial de las cosas. Hay un ministerio rector, que es el Ministerio de Comercio Exterior, pero a la vez en un contexto interinstitucional. Esto no es sencillo; es una figura compleja, donde hay una parte colegiada y una parte asignada a Comex. Hay un secretario que es Comex y hay un presidente (de consejo) que es Presidencia.
Ejecutar cosas de manera colegiada requiere que haya un líder, requiere que haya necesariamente un coordinador y ese ejecutor, el que lleva el liderazgo del día a día claramente es Comex. Esto porque en la institucionalidad pública costarricense probablemente es el que tiene la flexibilidad institucional, la estructura organizativa que mejor se acomoda. Comex tiene una estructura temática por un lado y geográfica por otro que permite a muchos temas acomodarse en las negociaciones comerciales. Esta es una estructura que permite acomodar muy bien el modelo de la OCDE.
Su nombramiento, en principio, sería por unos meses de no ser de que la nueva administración decida mantenerlo en el puesto. ¿Cuál va a ser su prioridad en este escenario?
— En diplomacia y en estas organizaciones hay que tener claridad de que el Estado costarricense es continuo, aunque evidentemente las personas tienen que cambiar por funciones y perspectivas. Mi objetivo en este momento es introducir a Costa Rica. Hay que institucionalizar.
Nosotros no habíamos participado de forma activa en la agenda de la OCDE porque podíamos oír y se nos invitaba a participar en reuniones a partir de cierto momento, pero no con votos, no teníamos la influencia que ahora sí podemos tener. Entonces hay que perfilar esa agenda y comenzar a construir los mecanismos para que seamos coherentes.
También está la participación en las reformas internas de la OCDE. Hay una serie de discusiones abiertas de cómo hacer más eficaz y más eficiente a la OCDE, cómo sacarle más provecho a las contribuciones de los países, si se va a seguir creciendo o si se va a quedar con estos miembros. Nosotros ahora tenemos una voz y voto.
¿Qué papel debe llevar la persona representante o embajadora a la hora de trasladar las recomendaciones de la OCDE para que se operen en el país?
— El método de trabajo de la OCDE es que analicemos los problemas y veamos cuáles son los retos que tenemos por delante. Para eso debemos tener muy buena estadística. La estadística nacional tiene que ser muy buena, pero no debe estar sesgada, no debe ser manipulada. La OCDE dice: ‘bueno, una vez que usted analice, entonces vea cuál es la política pública’.
Esta es una función interdisciplinaria. Comex se verá como un director de orquesta que ayude para que cada uno haga su trabajo, pero Comex no puede sustituir las competencias y las potestades que tienen los (ministerios o instituciones) competentes y que tienen esas potestades según la ley. Parte de la Secretaría Técnica es ser un especie de director de proyecto, poner visibles los compromisos, ver si hay dificultades para cumplirlos. Ahí entran la misión y el representante, que deberán explicar al resto de la OCDE cuando haya atrasos o problema, o cuando necesitamos apoyo.
¿Cómo hacemos todo esto? Toda esa dinámica debe ser una dinámica de equipo. Aquí el tema es cómo pasamos a una lógica de equipo y cómo nos sentimos todos actores en ese equipo.
La OCDE promueve un impuesto mínimo global. Desde su punto de vista, ¿cuál debe ser la posición de Costa Rica en esa discusión?
— No es un tema nuevo, es un tema que viene ya de hace muchos años. Es un tema derivado de la globalización y derivado de todas las transformación tecnológica que el mundo ha tenido fuera y de todo este fenómeno de la deslocalización de las actividades de las empresas.
No es una competencia del representante definir. Verá, es un tema que se tiene que definir y que definitivamente es uno de los temas en los cuales hay que hacer un trabajo de equipo, porque tiene múltiples aristas.
En el Comité de Inversiones de la OCDE participan de manera combinada el Ministerio de Hacienda, el Banco Central y Comex. Este un asunto que tienen que liderar las autoridades competentes.
Cuando uno revisa los estudios de la OCDE siempre ve a Costa Rica rezagado y muchas recomendaciones que se repiten año con año. ¿Cómo hacer para operativizar las mejores prácticas?
— Las recomendaciones que hace la OCDE suelen ser recomendaciones con mucho fondo, con mucho análisis. Ahora Costa Rica apenas está comenzando a trabajar en la OCDE, a pesar de que vino en un proceso de adhesión. Ya ha tomado bastantes años alcanzar algunos estándares.
Es una agenda compleja en la cual hay que ir gradualmente construyendo y teniendo una lógica de mejora continua. Esos informes de la OCDE lo que plantean es esa reforma continua. Muchas de esas reformas en el Estado requieren años y no hay varita mágica para poderlas implementar. Costa Rica es un país más complejo que otros, con un sistema de pesos y contrapesos, con enorme protección de la autonomía que tiene el funcionario técnico frente al político; entonces la OCDE reconoce la calidad de la institucionalidad costarricense y que esos procesos tienen sus tiempos.
Ahora, yo creo que hay muchas cosas en las cuales el país exhibe mejoras importantes, pero no son necesariamente mejoras suficientes. Hablamos de un proceso que no va a alcanzar nunca un estado de perfección.
Desde su punto de vista, ¿cuáles deben ser las principales prioridades de Costa Rica para achicar los rezagos que se evidencian en la organización?
— Es necesario definir prioridades. Hay que ir construyendo prioridades en las diferentes áreas temáticas y luego algunas generales. Evidentemente tenemos que acordar de alguna manera prioridades generales y es una discusión que tiene que abordarse.
Yo no estoy habilitado en este momento para responder cuáles son esas prioridades. Pero me parece que las prioridades que ha mencionado la secretaría general (de OCDE) son guía importante para que el país valore cuáles van a ser sus prioridades.
El secretario general habla de calentamiento global y que la propuesta básica es la descarbonización; la recuperación económica pospandemia y no puede ser cualquier recuperación, es una oportunidad que debe aprovecharse para orientar la política pública en aquellas direcciones en las cuales sabemos que el modelo económico y que el modelo social y que la gobernanza tienen que poner mayor atención.
Costa Rica está en la cola de los países de la OCDE como uno de los más desiguales., entonces hay que hacer un zoom clarito sobre ese tema, considero.
El otro tema que me parece fundamental tiene que ver con la educación. En estos días se ha presentado un informe (Estado de la Educación) que ha desnudado la situación de la educación costarricense. Ya teníamos dificultades antes y con la pandemia se nos han acentuado.
Luego están los temas de competitividad y productividad. Sabemos que es un gran tema para Costa Rica. La simplificación de trámites, la digitalización, la productividad... ver lo que pasa del portón de la empresa para adentro. Cómo ayudamos a que las empresas puedan ganar productividad y acelerar su productividad. Ahí la OCDE tiene una serie de propuestas.
Ya si uno entra un poquito más en detalle, están temas como la transformación digital del Estado y de la sociedad, y el tema del género. Ese es el otro gran tema, nivelar la participación de las mujeres en la economía, cómo la sociedad y el Estado van a generar esos espacios para que la mujer pueda entrar al mercado laboral,
Yo diría que esos son como los grandes temas que desde la OCDE se plantean y que Costa Rica debe considerar.
Cuando se nombró a Ottón Solís en el cargo varios exministros de Comex firmaron una carta en contra de esa decisión del Consejo de Gobierno, usted no la firmó. ¿Cuál fue su razonamiento?
— Correcto. Yo no firmé la nota.
Se lo explico de la siguiente forma. Cuando esa nota circuló no tenía ninguna participación, ni ningún rol activo, ni ninguna expectativa en ese proceso. Pensé que era un tema que debían resolver el presidente y el ministro, y a mí me parecía que de alguna manera los exministros teníamos en sus manos una magistratura de influencia que tenían que ejercerse de forma prudente, neutra y mesurada.
LEA MÁS: Nombramiento de Ottón Solís en la OCDE encendió frentes de conflicto para el Poder Ejecutivo
Desde mi perspectiva, la forma en que se construyó la propuesta y cómo evolucionó no generó un espacio para socialización del tema, no, por lo menos para mí. En ese momento no se me invitó a participar en una reunión como tal, sino que la mecánica es “aquí está este texto, genere opinión”.
Yo siento que la forma en que se construyó no me permitía sentirme cómodo y preferí no no participar en la suscripción.