El escaso desarrollo de los acueductos llevó al Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) a limitar los permisos para desarrollos inmobiliarios en varias zonas del país.
La situación de ese tipo de infraestructura es crítica, por lo que la entidad se limita a otorgar permisos de crecimiento vegetativo. Es decir, para ampliación de viviendas ya construidas.
Sin soluciones inmediatas, el AyA pide paciencia y comprensión al sector de la construcción y achaca a gobiernos anteriores la mala gestión de los acueductos y su poco desarrollo.
Por su parte, los voceros de las empresas constructoras y de los hoteleros –sector golpeado por el freno a la construcción de varios complejos en la zona de Guanacaste– advierten que la magnitud de la decisión del instituto y su incapacidad para desarrollar la infraestructura de transporte de agua, afectan la competitividad.
Otra visión
No obstante, en la presidencia ejecutiva del AyA no se comparte del todo esa visión de los empresarios.
Yamileth Astorga, académica e investigadora que ocupa la presidencia del AyA desde el 8 de mayo, cree que la pausa en el desarrollo urbanístico es necesaria.
El freno no solo da tiempo a la entrada en funcionamiento de obras de ampliación de varios acueductos. También, permite a las municipalidades planificar mejor los polos de desarrollo de sus respectivos cantones, con el objetivo de no afectar más las fuentes de agua a causa de crecimientos desordenados.
“Se ha frenado el crecimiento (de desarrollos inmobiliarios). Eso es un hecho, y se va a frenar todavía por más años, porque las inversiones que se están haciendo no estarán para ya”, recalcó la jerarca a EF.
Un ejemplo es Guanacaste.
En esa provincia solo se empezarán a dar permisos para desarrollos urbanísticos o turísticos hasta dentro de año y medio, cuando se culminen las obras del acueducto. Esto pese a las presiones que, afirmó Astorga, recibe para facilitar el arranque de múltiples obras.
“Qué pena me da porque si esto no se hizo habiéndolo previsto en años anteriores, cómo voy a hacer yo ahora en cinco meses de gestión”, arguyó.
Los hoteleros son críticos de esa posición de la jerarca.
La Cámara Costarricense de Hoteles (CCH) afirma comprender los problemas de abastecimiento de agua en Guanacaste pero, a la vez, considera como la peor solución el límite al desarrollo de proyectos turísticos.
“Los dañados no son los hoteleros o desarrolladores. Ellos simplemente buscarán otro país. Quien se ve afectado es el ciudadano al que se le restringe su posibilidad de trabajo en la zona”, advirtió Gustavo Araya, presidente de la organización.
El problema del abastecimiento entra en complicidad con el de la mala infraestructura de recolección de aguas para ponerle un alto a grandes construcciones.
Aquí tampoco hay prontas soluciones.
Costa Rica tiene una tasa de saneamiento de un 3,4%, la más bajo de Centroamérica y el alcantarillado existente solo transporta el 25% de las aguas contaminadas.
AyA estima que la purificación de aguas subiría hasta el 20% con la entrada en funcionamiento de la planta Los Tajos, en La Uruca, en abril entrante.
El proyecto tiene un retraso de tres años con respecto a su cronograma original y ya le ha costado al país $44 millones.
Al iniciar operaciones, además, la planta solo recibirá el 10% de las aguas residuales de la Gran Área Metropolitana (GAM).
El reducido porcentaje se debe a que el acueducto transportador de las aguas no se desarrolló al mismo paso que la planta y estará listo después.
Rezago sin sentido
A raíz de esa falta de planificación y del freno al desarrollo, la Cámara Costarricense de la Construcción (CCC) pide al Gobierno más inversión en la infraestructura para abastecer a la población.
El jerarca del gremio, Gonzalo Carazo, no encuentra lógico que en un país con fuentes de agua privilegiadas el obtener cartas de disponibilidad del líquido se convierta en un tema problemático para los desarrolladores.
Los constructores reclaman que debido a la falta de acueductos estatales el AyA les exige contar con obras como pozos, tuberías y tanques, entre otras, hecho que encarece los costos de la construcción que se juntan en el precio final de las viviendas.
“En muchas ocasiones el proyecto inmobiliario no tiene la densidad suficiente para poder cargar con los costos por lo que se desecha antes de empezar a construirse”, lamentó.
AyA no cierra los ojos a esa realidad.
El objetivo de la nueva administración es aumentar la capacidad de desarrollar nueva infraestructura y de subir las tasas de saneamiento de aguas residuales en la GAM y en zonas históricamente abandonadas, como el cantón Central de Limón.
Sin embargo, son planes a mediano y largo plazo.
Por ahora está lejano el acarreo de agua desde nuevas fuentes, en parte, gracias a la problemática entre comunidades, aspecto que sí abordó de inmediato Yamileth Astorga.
Problemas de agua
Cultura institucional: La presidenta ejecutiva del AyA señaló entre los causantes de la mala gestión del agua la urgencia de cambiar la cultura institucional del AyA por una más inclusiva hacia las comunidades.
Rectoría débil: Astorga señaló que es necesario hacer ver a los administradores de acueductos rurales que el AyA no es su enemigo, sino, la entidad rectora de la política pública sobre el agua.
Mala administración de proyectos: Otro punto en la lista de problemas que enfrenta la administración del recurso hídrico es el rezago en proyectos importantes para el acarrreo y el saneamiento del agua. Tal es el caso del proyecto financiado por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) y que ha sufrido retrasos que ya suman tres años en su cronograma de entrega al Gobierno costarricense.
Fuente Entrevista a Yamileth Astorga.