El desempleo de Costa Rica se duplicó en un año. El indicador pasó del 11,9% al 24% en la comparación interanual del segundo trimestre (abril, mayo y junio) del 2019, frente al 2020.
La cifra de desempleo es histórica por varias razones: se trata de la tasa más alta registrada desde que se mide con la Encuesta Continua de Empleo (ECE), también es el reflejo del impacto económico provocado por la crisis del coronavirus.
De hecho, por primera vez desde que inició la pandemia, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) incorporó en la encuesta una serie de preguntas especiales que permiten comprender mejor quiénes son los más golpeados por el desempleo en esta adversa coyuntura del mercado laboral.
Para determinar los efectos negativos producto de la COVID-19, el INEC definió los siguientes factores:
1- Los asalariados que se vieron afectados por suspensión temporal de contratos, reducción de jornadas u otro tipo de cambios en las condiciones que les generan impacto en el salario.
2- Personas independientes con suspensión de su actividad económica o negocio por las restricciones para operar o por cierre de la empresa.
3- Desempleados que perdieron su puesto por despido o cierre de negocio. Además, se incluyen aquellos que no consiguieron un trabajo a pesar de que están disponibles y en una búsqueda activa.
4- Personas fuera de la fuerza de trabajo que dejaron de estar disponibles para labores en el corto plazo, aunque estuvieron en búsqueda de empleo. También se incorporó a quienes perdieron su puesto y no buscan por el momento.
Los más afectados
La pandemia se tradujo en una pérdida de empleo que afectó a 437.938 personas en el segundo trimestre del 2020 con respecto a un año atrás.
Este dato se obtiene al revisar la cantidad de personas ocupadas en cada periodo. Entre abril y junio del 2019 la cifra fue de 2,18 millones y se redujo a 1,74 millones.
La tasa de ocupación muestra el porcentaje de la población que tiene trabajo con respecto a la que está en edad para desempeñar actividades económicas.
La disminución en la ocupación afectó principalmente a personas con las siguientes características:
- Grupos de edad de entre 25 a 34 años (30,9%) y de entre 45 a 59 años (28,6%).
- Con nivel educativo de secundaria incompleta o menos (68,5%).
- Principalmente a trabajadores por cuenta propia o que tenían un negocio propio (67%).
- Quienes laboraban en jornadas superiores a 40 horas por semana.
- Empleos de tipo informal (72,5%).
Carlos Alvarado, presidente de la República, lamentó los indicadores del mercado laboral publicados por el INEC este jueves.
“Esta pandemia está afectando profundamente a los hogares costarricenses. Este fenómeno lo hemos visto en otros países alrededor del mundo, la crisis ha generado estragos en el mundo laboral y nos corresponde redoblar esfuerzos para enfrentar esta circunstancia”, apuntó el mandatario en la conferencia de prensa de este 6 de agosto.
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El Gobierno anunció la creación del Fondo Nacional de Avales y Garantías para otorgar créditos a empresas y personas que los necesitan en este momento. También informó sobre un nuevo préstamo por $245 millones con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para financiar 100.000 nuevos bonos Proteger y crear un subsidio especial para 5.000 pymes turísticas.
Zoom in al desempleo
551.373 personas estaban desempleadas entre abril y junio de este año, la cifra representa un aumento en términos absolutos de 255.793 trabajadores con respecto a un año antes.
Pero, ¿cuáles fueron las razones −provocadas por la crisis del coronavirus− que los llevaron a perder su puesto?
El perfil de las personas en las que aumentó el desempleo muestra las siguientes características:
- Se concentra en el grupo de edad de entre 25 y 59 años (72,8%).
- El desempleo aumentó en todos los niveles educativos, especialmente en personas que tienen secundaria incompleta o menos (59,5%).
- En su mayoría llevan menos de tres meses de buscar trabajo.
- Su último empleo fue comercio y reparación (20,1%), hoteles y restaurantes (18,6%), construcción (12%) y otras actividades de servicios.
La población que no participó en el mercado laboral se estimó en 1,69 millones, de los cuales 14,4% estuvo disponible para trabajar a corto plazo, pero no realizó búsqueda de un puesto por diferentes razones: 3,9% por los efectos de la pandemia y 4,6% porque están desalentados debido a que es una época con bajas opciones de conseguir una plaza.
COVID-19 y la fuerza de trabajo
Es importante recordar que la fuerza de trabajo está conformada por personas de 15 años o más que durante la recolección de datos de la ECE participaron en la producción de bienes y servicios en el mercado laboral o estaban dispuestos a hacerlo. Lo integran la población ocupada y la desocupada.
Para el segundo trimestre del 2020 la fuerza de trabajo estaba integrada por 2,29 millones de personas, mientras que un año antes la cifra fue de 2,47 millones.
Dentro de este grupo, el 43,5% de los encuestados afirmó tener alguna incidencia laboral por el efecto de la COVID-19.
El 96,8% de los desempleados asegura haber recibido algún tipo de impacto negativo por la pandemia. De estas personas, el 74,1% aduce que no consigue empleo por la crisis, pero seguirá buscando cuando termine; y 25,9% señaló que lo despidieron por esta razón.
Impacto por actividades
Los resultados de la ECE reflejan que en todas las actividades económicas de Costa Rica se reportaron efectos negativos por la emergencia sanitaria de la COVID-19.
La afectación de los hombres ocupados fue mayor en hoteles y restaurantes (65,1%), transporte y almacenamiento (60,5%), y construcción (53%).
En el caso de las mujeres con un trabajo remunerado, el impacto fue mayor en quienes laboran para hoteles y restaurantes (59,9%); comunicación y otros servicios como actividades culturales, recreativas y artísticas (44,2%); y actividades de comercio (36,3%).
Asalariados e independientes
La cantidad de asalariados para el segundo semestre del año fue de 1,31 millones, la cifra representa el 75% de la población ocupada del país.
El indicador se redujo en 281.000 personas con respecto a un año atrás cuando no se había generado ningún impacto por la pandemia en el mercado laboral.
El 15,7% de la población asalariada dijo que tuvo algún tipo de incidencia laboral por la emergencia del coronavirus.
Destaca que el 14% de la población ocupada total realiza teletrabajo o labores exclusivamente por Internet desde su casa. El 51,9% son mujeres y el 48,1% son hombres.
Una gran porción de este grupo se desempeña en ocupaciones profesionales y técnicas.
Casi tres de cada diez empleados aseguraron que trabajan menos horas en relación con la jornada que tenían antes del confinamiento. El dato se desagrega en 64,3% asalariados y 35,7% independientes.
Al segundo trimestre se contabilizaron 403.000 trabajadores independientes, en este grupo también se dio una baja de 145.000 personas con respecto al segundo trimestre del año pasado. La contracción se debe a la caída en la cantidad de trabajadores por cuenta propia o sin empleados permanentes.
Dentro de los independientes la incidencia laboral por COVID-19 se reparte así:
Entre los independientes que mantuvieron activo su negocio el 24,1% contrata personal de forma permanente o temporal y tuvo que tomar medidas de emergencia tales como: reducir salarios (66,8%), recortar las jornadas (33,1%), no contratar más empleados (15,8%) y despedir o suspender contratos (7%).
La innovación y modernización de los negocios de personas por cuenta propia fue clave para seguir a flote durante los días de recrudecimiento de las medidas de cierre.
Estas acciones se dieron principalmente en negocios de construcción, comunicación y otros servicios, comercio, reparación e industrias de manufactura.
¿Y los informales?
El empleo informal fue de 694.000 personas, esta cantidad representa una reducción de 318.000 personas con respecto al 2019.
El porcentaje de ocupados con empleo informal fue de 39,8% entre abril y junio de este año, frente al 46,4% del 2019.
Se considera empleo informal cuando se cumplen las siguientes características:
1- Los asalariados no están inscritos en el seguro social por medio de sus patronos.
2- Laboran como ayudantes no remunerados.
3- Son trabajadores por cuenta propia o empleadores que tienen empresas no inscritas formalmente en el Registro Nacional.
4- No llevan una contabilidad formal u oficial del negocio.
El 61,2% de las personas ocupadas con empleo informal reportó sufrir los efectos negativos de la pandemia. Casi siete de cada diez eran hombres.