Quienes devengan un salario bruto entre ¢1 millón y ¢2 millones tienen a disposición un portafolio amplio de opciones habitacionales en Costa Rica. Este grupo de personas corresponde únicamente al 16,6% de los asalariados en el territorio nacional.
Esa minoría de trabajadores tiene mayor facilidad para obtener préstamos de vivienda que les permita vivir en condominios en cualquier zona del país. Entre más alto es el rango de ingreso, mayor la disponibilidad de créditos que ofrecen las principales entidades financieras.
Los trabajadores que ganan ¢1 millón sin deudas asociadas tienen acceso a préstamos que llegan hasta los ¢80 millones. Con ese monto solo tendrían limitaciones para adquirir una casa en la playa o al oeste de San José debido al alto costo de las propiedades.
En el otro extremo están los asalariados que reciben ¢2 millones mensuales. El monto máximo de financiamiento al que pueden acceder es de ¢160 millones, lo cual les brinda un abanico de opciones y tamaños en cualquier provincia.
Entre más alto sea el salario, así será también el tamaño del inmueble. El área de los apartamentos y casas va desde los 70 metros cuadrados (m²) y supera los 100 m².
El estudio Balance y Tendencias del Sector Vivienda 2023—publicado por la Universidad de Costa Rica (UCR), el Instituto Tecnológico (TEC) y el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) meses atrás—, evidenció que, entre los 203 proyectos inmobiliarios que estaban en venta el año pasado, el precio mínimo para una vivienda vertical se cotizó en $71.000 (¢36 millones al tipo de cambio del 12 de diciembre) en Alajuela, mientras que el precio más bajo en Guanacaste se situó en $204.000 (¢103 millones).
Tipo de vivienda y crédito
Un total de 238.048 personas tienen salarios brutos superiores a ¢1 millón e inferiores a los ¢2 millones, según datos aportados por el Sistema Centralizado de Recaudación (Sicere) de la Caja Costarricense de Seguro Social (Sicere).
Quienes reciben ¢1.100.000 sin deducciones asociadas pueden acceder a préstamos máximos que van desde los ¢58 millones en Grupo Mutual, hasta los ¢88 millones en Scotiabank.
El presupuesto mayor a los ¢80 millones permite la adquisición de casa o apartamento en casi cualquier zona que prefieran con tamaños que llegan hasta los 130 m².
Dania Chavarría, vicepresidenta de la junta directiva del CFIA, comentó que las soluciones habitacionales que superan los 100 m² suelen contar con infraestructuras amplias, zona verde, más de dos baños, más de dos habitaciones y un área de cocina y sala espacioso.
Además, ese tamaño de vivienda contempla dos niveles y más de un espacio de parqueo para vehículos.
Sin embargo, la compra de vivienda en el Pacífico costarricense no es posible para este grupo de asalariados. La única opción viable es un apartamento de 90 m² en Jacó a un precio de venta de $103.582 (¢52 millones).
Una vivienda con esa misma cantidad de m² tiene un valor de ¢42 millones en El Guarco de Cartago.
Los montos de crédito máximo van desde los ¢64 millones hasta los ¢96 millones para los trabajadores que reciben ¢1.200.000 de salario. Este grupo de personas puede apuntar a proyectos habitacionales con tamaños máximos de 149 m² en Belén de Heredia; si quieren algo más cerca de la capital la mejor opción en cuanto a área es Santa Ana con 117 m².
Las personas en el rango salarial de los ¢1.300.000 entran al selecto grupo de trabajadores que pueden obtener un crédito que cubre el precio de una casa en la playa. Los préstamos más altos van desde los ¢70 millones hasta los ¢104 millones.
Con ese dinero pueden acceder a un apartamento de 68 m² en Liberia, mientras que en Garabito el tamaño disponible por esa cantidad es de 190 m² para una casa.
“Cuando hablamos de una solución de vivienda 150 m² o 200 m² en general no estamos hablando de torres y condominios masivos, sino de opciones más exclusivas. Generalmente son casas de recreo o de alquiler”, señaló Franklin Solano, investigador del estudio del CFIA.
Los salarios de entre ¢1.400.000 y ¢1.500.000 pueden acceder a financiamiento máximo por ¢112 y ¢120 millones, respectivamente. Esta condición los hace aptos para comprar casa o apartamento en cualquiera de las siete provincias.
Los rangos salariales más altos empiezan a tener una mayor diversidad de opciones. Sin embargo, vivir en un condominio en los cantones de Nicoya, Santa Cruz, Osa, Parrita y el centro de Puntarenas es una opción viable solamente para quienes devengan un salario mayor a los ¢2 millones.
Solano aseguró que los inversionistas o población extranjera son los perfiles a los que va dirigida la venta de viviendas en condominio ubicadas en zonas costeras y de alto valor.
El precio de venta de una casa en Nicoya es de $695.000 (¢351 millones) con un área 195 m².
Diversidad de préstamos
El BCR y el Banco Popular (BP) tienen distintas modalidades de créditos de vivienda, según informaron a EF.
En Banco Popular tiene el Fondo de Avales para Vivienda (FAVI) que permite acceder a la prima del crédito (hasta el 20% del valor del crédito, incluyendo gastos de formalización). Esto aplica para vivienda tradicional en colones y con tasa escalonada.
El BP también cuenta con Vivienda Comunitaria que está dirigido a familias que no tienen casa ni son beneficiarias de bonos. Incluye la combinación de un crédito en condiciones especiales y un bono de vivienda.
Tanto el FAVI como la Vivienda Comunitaria aplican únicamente para los salarios iguales o inferiores a ¢1.800.000.
“Las familias deben mantener ingresos brutos comprendidos en el estrato salarial de 1,5 a 6 salarios base (desde los ¢457.815 hasta ¢1.831.210 mensuales). Es importante indicar que el valor máximo de la vivienda es de ¢76.500.000, permitiendo financiar hasta el 90% con crédito, y aplicando el bono otorgado como prima de vivienda por el restante 10%”, explicó Benjamín García, director de Banca de Personas del Banco Popular.
El BCR tiene el programa Mi Casa BCR con una tasa fija de 2,5 años u ocho años y un plazo de hasta 30 años para los préstamos en colones.
BN, por otra parte, indicó que “tanto los requisitos como las tasas dependen de las condiciones vigentes al momento de la oferta formal que se le entregue a cada cliente”.
Los bonos también son una opción para los hogares con un ingreso familiar en un rango que no sobrepase ¢1.863.336. En cuanto menos salario se perciba, mayor la capacidad del bono que se otorga.
El bono se utiliza para completar el monto que tienen disponibles los bancos y de esa manera contar con un presupuesto mayor que le permita a los asalariados vivir en una propiedad que cumpla sus expectativas.
Montos máximos de los bonos ordinarios que otorga el Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi):
- ¢9.300.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢310.556.
- ¢9.234.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢465.834.
- ¢9.169.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢621.112.
- ¢8.749.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢776.390.
- ¢8.329.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢931.668.
- ¢7.909.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢1.086.946.
- ¢7.490.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢1.242.224.
- ¢7.070.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢1.397.502.
- ¢6.650.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢1.552.780.
- ¢6.230.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢1.708.058.
- ¢5.811.000: ingreso familiar bruto de hasta ¢1.863.336.