La economía de Costa Rica sigue mostrando capacidad para crecer, si se toma como base el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, este crecimiento está dejando en las sombras algunas áreas clave.
Estos resultados provienen de la trigésima edición del Informe Estado de la Nación, elaborado por el Programa Estado de la Nación (PEN) del Consejo Nacional de Rectores (Conare) y presentado este jueves 14 de noviembre.
El Financiero revisó la situación del país en inversión social, empleo y medio ambiente que muestra el documento para extraer cinco datos clave.
Reto: crecimiento del empleo
Durante el 2023, la economía de Costa Rica tuvo un dinamismo mayor que el promedio de mediano plazo, producto de tres años de expansión tras la pandemia. Además, los primeros dos trimestres del 2024 cerraron con un crecimiento superior al 4%.
No obstante, este el avance del PIB va a un ritmo distinto al de la creación de nuevas oportunidades de empleo. En otras palabras, el crecimiento se queda corto para abrir suficientes plazas nuevas.
“La evidencia disponible apunta a que la economía sigue generando insuficientes oportunidades de empleo para la población del país. Las estimaciones para los próximos años proyectan que esta tendencia se mantendrá, por lo que, a menos que ocurran cambios económicos significativos”, indican los investigadores.
Esto tiene una consecuencia: está aumentando la población en edad de trabajar pero faltan vacantes para absorber a estos nuevos empleados potenciales. Por ejemplo, en el último trimestre del 2023, la producción creció un 4,9%, pero la variación del empleo más bien fue negativa: un -4,2%. De hecho, el empleo estuvo en número rojos en todo el 2023.
Brecha que resta oportunidades
A pesar del crecimiento productivo de Costa Rica, la economía parece quedarse corta para generar suficientes oportunidades laborales.
FUENTE: PEN 2024. || INFOGRAFÍA / EF.
Esta tendencia, no obstante, se está revirtiendo este año. El empleo se expandió un 2,8% y un 1,7% en los primeros dos trimestres del 2024, aunque son cifras igualmente menores al crecimiento económico.
El informe explica que este deterioro queda invisibilizado en la tasa de desempleo, un indicador que ha disminuido en los últimos años, porque existe una mayor cantidad de personas en edad laboral que no están participando en el mercado.
El 2023 finalizó sin alcanzar la cantidad de personas ocupadas que se tenía en el 2019, un nivel que se logró en el primer cuatrimestre del 2024.
Golpe a inversión clave
El monto total de inversión social pública (ISP) por habitante ha aumentado en la última década: de ¢244.000 por habitante a ¢288.000. No obstante, el monto oculta retrocesos en dos áreas elementales: salud y educación.
La inversión en educación en 2023 fue la más baja de los últimos 10 años, un rubro que viene en picada desde el 2020. El año anterior se invirtieron ¢82.300 per cápita, ¢10.000 menos que en 2017, cuando llegó a su punto más alto.
También la inversión en salud viene a la baja desde 2021, año en el que rompió la tendencia ascendente que tenía. En 2023, Costa Rica destinó ¢77.800 por persona.
Por el contrario, se observa un tímido repunte en la ISP en vivienda, mientras que el mayor crecimiento se ha dado en protección social.
“La mejora en la economía fiscal no se ha logrado por ampliar la recaudación fiscal, sino, principalmente, por la contención del gasto público”, indica el informe.
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En otro campo, la infraestructura pública también resiente una baja en las cifras. Este sector es un motor clave de crecimiento y una herramienta de estímulo de la política fiscal. El PEN achaca este estrujamiento a la crisis económica del 2009 y la posterior estrechez fiscal del país.
En 2023 esta inversión representó el 1,3% del PIB, similar al dato del 2021. Ese año el país se ubicó por debajo de Centroamérica y de América Latina en esta materia. De hecho, Centroamérica potenció su inversión en infraestructura hasta alcanzar el 2% del PIB, tres décimas por encima del 2020.
En 2011, Costa Rica llegó a invertir el 3,6% del PIB en infraestructura a cargo del Estado.
Menos desigualdad, pero ¿a qué costo?
El coeficiente de Gini es la medida utilizada internacionalmente de forma tradicional para calcular la desigualdad por ingresos en un territorio.
Su puntuación va del 0 a 1, donde 0 es perfecta igualdad y 1 es absoluta desigualdad. En Costa Rica, este dato venía acercándose al 1 y llegó a un récord de 0,524 en 2021.
Sin embargo, desde ese año se ha reducido y en 2024 marcó 0,492, es decir, las brechas económicas entre los más ricos y pobres se acortan. Puede parecer una buena noticia, pero el PEN llama la atención sobre un tema vertebral.
Los resultados de los ingresos reales de los hogares permiten llegar a una leve reducción en la desigualdad, pero esta disminución no ha sido producto de una reducción en las brechas de ingresos debido a una época de progreso económico que haya favorecido, también, a los hogares más pobres.
“El aplanamiento de las brechas de ingreso ha ocurrido debido a una desmejora casi generalizada en los ingresos de los hogares, excepto para el primer decil, cuyos muy bajos ingresos no variaron mucho”, explica el PEN.
Al verlo por deciles, todos, excepto el 10% más pobre, registran ingresos reales inferiores a los de los años previos a la pandemia. No obstante, casi todos los grupos tuvieron una mejora en 2023 con respecto al 2022.
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Costa Rica, atada a combustibles fósiles
Un último dato clave muestra resultados poco alentadores en el ámbito ambiental. A pesar de los esfuerzos, Costa Rica sigue atada a los combustibles fósiles.
Después del 2020, la demanda del país ha aumentado significativamente. En 2023, los sectores de transporte privado y de carga consumieron más combustibles que antes de la pandemia. Esto se suma a que el país también necesitó en 2023 más combustibles para la producción de electricidad.
Estos fenómenos llevan al PEN a concluir que los patrones energéticos y de transporte acentúan la carbonización de la economía nacional, aunque Costa Rica tiene compromisos para descarbonizar.
“El 72% del consumo de combustibles fósiles sigue asociado al sector transporte”.
— Informe Estado de la Nación 2024.
Entre las razones para este aumento del consumo está el incremento del parque automotor, principalmente de particulares y motocicletas. Según los cálculos, la cantidad de vehículos particulares en Costa Rica creció en 22.699 unidades entre el 2022 y el 2023, mientras que en ese lapso se introdujeron a las calles 31.399 nuevas motocicletas.