Mayté Salazar se desempeña actualmente en el área de informática, a pesar de que ha dedicado sus últimos años estudiando una carrera totalmente distinta.
Como muchas personas, desea laborar en el ámbito en el que se prepara, pero la realidad del mercado laboral la ha llevado por otros caminos.
“Estudio terapia respiratoria y por las condiciones de necesidades he tenido que trabajar en las oportunidades que se me presentan (...) y por eso siempre estoy buscando un trabajo que realmente me guste”, expresó.
Salazar es parte de las 193.346 personas que actualmente están ocupadas pero desean cambiar de trabajo, según la última Encuesta Continua de Empleo (ECE), revelada el jueves 3 de diciembre por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Sin embargo, este grupo no es el único, pues compite por las oportunidades laborales con las personas desempleadas que suman 526.138 para el trimestre comprendido por los meses de agosto, setiembre y octubre.
Ambos grupos forman lo que se conoce como la tasa de presión general, estimada en el país en un 29,9% de acuerdo con la ECE, y reúnen a casi 720.000 personas en busca de un trabajo en un mercado laboral golpeado por la pandemia de COVID-19.
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La tasa de presión general aumentó 8,7 puntos porcentuales en comparación con el mismo trimestre del año anterior, principalmente por el incremento de la población desempleada. Además, como otros indicadores, la situación se agudiza en el caso de las mujeres.
Para los hombres la tasa de presión general fue de 25,8%, mientras en las mujeres alcanzó el 36,3%. Es decir, las mujeres no solo presentan mayor desempleo, sino que están más inconformes con su puesto actual que los hombres, por diferentes razones.
Este año, el desempleo llegó a una tasa histórica de 24,4% en el trimestre de mayo a julio, aunque ya venía con cifras de dos dígitos en 2019. No obstante, existe una tendencia a la recuperación en los últimos meses.
Mercado inestable
Las razones de por qué una persona empleada desea cambiar de trabajo pueden ser muchas y variadas, pero a nivel general los datos exponen un mercado laboral inestable.
De acuerdo con Cristina Cubero, consultora y especialista en temas de talento humano, las medidas laborales adoptadas por muchas empresas en respuesta a la situación económica que afectaron a miles de trabajadores se refleja también en esta tasa.
“Las jornadas reducidas, la presión del teletrabajo y la contracción en ciertos puestos hacen que las personas se preocupen más por buscar opciones tanto por economía como por equilibrio entre vida y trabajo”, comentó.
Para Cubero, la situación es “preocupante” y observa señales de alerta tanto coyunturales como estructurales.
La alta tasa de presión en mujeres es una de ellas.
“Eso revela una fuerza laboral femenina que sigue teniendo muchas complicaciones (...) que llevan a muchas mujeres a perder el trabajo o a desistir de buscar uno”, aseguró.
Desde Manpower coinciden sobre la disminución de oportunidades de empleo, pero aseguran que la pandemia también ha abierto demanda en nuevos campos.
“Hoy vemos cómo la pandemia ha provocado la disminución de oportunidades en algunos de los sectores, pero también un crecimiento en la demanda de nuevas habilidades y por ende nuevos puestos de trabajo, generando una mayor búsqueda por parte de las personas”, afirmó Natalia Severiche, gerente país de ManpowerGroup.
Severiche agregó que la generación conocida como millenial está más abierta a la movilización y a la búsqueda constante de nuevos retos, que también puede incidir en estas estadísticas.
Desde un punto de vista estructural, Cubero enumeró tres aspectos en los que el país debe trabajar: el comportamiento preventivo, es decir, cuáles son aquellos sectores a los que el país se va a dedicar, la madurez digital y la formación en habilidades.
Dentro de estas habilidades, la especialista destaca tres que serán fundamentales para las empresas: habilidades blandas, idiomas y habilidades técnicas.
Además, considera que la pandemia está acelerando dos procesos principalmente: una mayor necesidad de habilidades digitales por parte de los trabajadores y acortó la transición laboral, es decir, la reconversión de las empresas y de los trabajadores para adaptarse a las nuevas demandas.