El constructor automovilístico japonés Toyota cerrará su fábrica de ensamblaje de San Petersburgo, en el noroeste de Rusia, un nuevo ejemplo de las dificultades de ciertas empresas basadas en Rusia para conseguir piezas debido a las sanciones occidentales a Moscú.
"Toyota ha decidido detener la producción a la planta Toyota Motor en San Petersburgo", indicó la compañía en un comunicado.
"Tras seis meses de paralización, la compañía no ve una posibilidad realista de reanudar la producción en el futuro", agregó.
El complejo industrial suspendió la producción en marzo, poco después del inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania.
El fabricante nipón se vio obligado a cerrar la planta debido graves problemas en el "suministro de piezas electrónicas", dijo el viernes el principal diario de negocios, Kommersant, citando fuentes de la compañía.
La fábrica empleaba a unos 2.600 trabajadores y produjo unos 80.000 autos Camry y RAV4 el año pasado según cifras que dio a AFP en marzo.
Sus ventas en el país se desplomaron un 69% entre enero y agosto, según la Association of European Businesses (AEB), el principal organismo representante de los inversores extranjeros en Rusia.
Las sanciones occidentales han provocado fuertes problemas en las cadenas de suministro, especialmente, en el sector de la tecnología y la fabricación automovilística.
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