La policía británica afrontaba el martes las críticas de grupos de defensa de las libertades civiles por el trato dado a los manifestantes antimonárquicos que, en franca minoría, desafían la ola de simpatía a la familia real tras la muerte de Isabel II.
El lunes se hicieron virales en las redes sociales las imágenes de una manifestante que sostenía una pancarta de protesta con el lema "No es mi rey", en alusión al heredero del trono, Carlos III, y que fue confrontada por al menos cuatro agentes frente al Parlamento británico en Londres.
Se vio que la escoltaban fuera del lugar, y al parecer la obligaron a situarse en otro lugar lejos de las puertas del parlamento.
El abogado y activista climático Paul Powlesland también escribió en Twitter que un agente le había advertido de que se arriesgaba a ser arrestado después de sostener un papel en blanco frente al Parlamento.
"Me confirmó que si escribía 'No es mi rey' en él, me arrestaría bajo la Ley de Orden Público porque alguien podría sentirse ofendido", publicó en la red social, junto a un vídeo en el que se le ve hablando con un agente.
El Reino Unido está de luto nacional por la muerte de la reina Isabel II, de 96 años, que ha provocado un raro momento de unidad nacional.
Pero también ha planteado cuestiones sobre el espacio para la disidencia, con varios grupos de libertades civiles advirtiendo que la policía no está respetando los derechos de la pequeña minoría republicana.
"Los agentes de policía tienen el deber de proteger el derecho de la gente a protestar, tanto como el de facilitar el derecho de la gente a expresar su apoyo, su dolor o a presentar sus respetos", afirmó en un comunicado el grupo de derechos civiles Big Brother Watch.
En otro incidente, un hombre de 45 años fue detenido el domingo en Oxford, en el sur de Inglaterra, después de gritar "¡¿Quién lo ha elegido?!" durante una proclamación pública de adhesión de Carlos III.
Jodie Beck, del grupo de campaña Liberty, dijo que el derecho a la protesta era "una parte vital de una democracia sana y funcional".
"Es muy preocupante ver cómo la policía hace valer sus amplios poderes de una manera tan dura y punitiva para reprimir la libertad de expresión", dijo en un comunicado.
Los detractores de la monarquía son una minoría en el Reino Unido. Un sondeo publicado en mayo de este año por el instituto YouGov reveló que un 13% consideran a la institución "mala" para el país, y un 54% "buena".
Sin embargo, los republicanos ven en el ascenso al trono de Carlos III una oportunidad de ganar terreno.
"Carlos es más fácil de criticar" que Isabel II, dijo a AFP Graham Smith, director del movimiento Republic, explicando que "no tiene el mismo apoyo que la reina", y "no está protegido por la misma aura".
La propia policía admitió implícitamente el exceso de celo de sus agentes.
"El público tiene absolutamente el derecho a protestar", recordó el subcomisario de la Policía Metropolitana Stuart Cundy en un comunicado.
"Lo hemos dejado claro a todos los agentes que participan en la operación policial extraordinaria que se está llevando a cabo y seguiremos haciéndolo", agregó.
El féretro de la reina fue expuesto al público por primera vez el lunes en Edimburgo tras una procesión silenciosa en la que un joven gritó al príncipe Andrés, mientras marchaba detrás del coche fúnebre.
El agresor, que llamó a Andrés "viejo enfermo", en referencia a sus vínculos con el financiero pedófilo estadounidense Jeffry Epstein, fue desalojado y escoltado por la policía.
Los transeúntes reaccionaron gritando "¡Dios salve al Rey!".
La policía escocesa confirmó que dos personas habían sido detenidas y acusadas el lunes por delitos de orden público.
A otra mujer que sostenía un cartel de "abolición de la monarquía" en una ceremonia de proclamación del rey Carlos III en Edimburgo el domingo también se le imputaron cargos, según informaciones de prensa.
"Obviamente, este es un periodo de luto nacional para la mayoría, la inmensa, inmensa mayoría del país", dijo un portavoz de la primera ministra Liz Truss a la prensa el martes.
"Pero el derecho fundamental a la protesta sigue siendo una piedra angular de nuestra democracia", añadió.
La Ley de Orden Público del Reino Unido, de 1986, otorga a la policía poderes para detener a las personas consideradas culpables de causar "acoso, alarma o angustia" mediante "palabras o comportamientos amenazantes o desordenados", incluyendo la colocación de pancartas.
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