Empezó en otoño de 1922. Una voz nasal crepitaba por primera vez en unos pocos miles de receptores de radio, dando nacimiento a la British Broadcasting Corporation o BBC, convertida desde entonces en un gigante mundial de los medios de comunicación.
Cien años más tarde, el ente público británico, golpeado por drásticos recortes presupuestarios, celebra un siglo de historia en un momento de incertidumbre sobre su futuro.
Para los británicos, "la BBC somos nosotros", exclama Jean Seaton, profesor de historia de la comunicación en la Universidad de Westminster. "Es una expresión de nuestro sentido del humor, nuestros intereses, nuestros valores", afirma. No es "propiedad del gobierno, no es propiedad de una empresa privada: es nuestra propiedad", agrega.
Para casi 7 millones de personas en el Reino Unido, el día comienza en Radio 4, con el influyente programa de noticias "Today". Los fines de semana, "Strictly Come Dancing", un concurso de baile, sigue siendo un éxito semanal pese a llevar casi 20 años en antena.
El veterano naturalista David Attenborough, en la pantalla desde los años 1950, ha hecho descubrir la riqueza del planeta a cientos de millones de espectadores. Series de ficción como "Peaky Blinders", "Fleabag" y "Killing Eve" se exportan a todo el mundo.
La influencia de la BBC se extiende más allá de las fronteras de su país.
Llega a una audiencia mundial de 492 millones de personas cada semana, según el informe 2021-2022 del grupo de radiodifusión pública. El prestigioso Servicio Mundial de la BBC emite en unos 40 idiomas y es una herramienta importante de la influencia británica.
Durante un siglo, el grupo se ha ceñido a su triple misión original: "informar, educar y entretener". "Estos valores son la base de todo lo que hacemos", explica James Stirling, a cargo de las celebraciones del centenario.
Otra palabra que se repite es "imparcialidad", una prioridad para la dirección del grupo, pese a que la BBC ha sido criticada repetidamente por el gobierno conservador.
El ejecutivo la acusó de haber cubierto el Brexit con un sesgo hostil a la salida de la Unión Europea. En general, ha acusado a la BBC de centrarse en las preocupaciones de las élites urbanas en lugar de las clases trabajadoras.
En enero, el gobierno de Boris Johnson congeló durante dos años el impuesto audiovisual (159 libras, 180 dólares por hogar) con que se financia el ente, todo un golpe en un momento en que la inflación se acerca al 10%. Pero sobre todo, habló de abolirlo en los próximos años.
Bajo presión presupuestaria, la BBC anunció en mayo un plan de ahorro masivo de 500 millones de libras al año, que suprimen unos 1.000 puestos de trabajo (de un total de unos 22.000 empleados), fusiona algunos canales y pasa otros a difusión únicamente por internet.
Este difícil contexto financiero va acompañado de un éxodo de los telespectadores hacia las plataformas digitales, especialmente de los jóvenes, que en consecuencia cuestionan el sentido del impuesto audiovisual.
Pero han surgido nuevos y exitosos formatos. El periodista Ros Atkins se ha convertido en uno de los rostros de la innovación con sus "explicaciones": vídeos que en pocos minutos cubren un tema de actualidad con análisis, comprobación de hechos y contexto.
Se difunden en las redes sociales, alcanzando millones de visualizaciones en todo el mundo, en la web de la BBC y en la televisión.
"Millones de personas siguen las noticias en la BBC. Pero millones de personas obtienen sus noticias de Twitter, Instagram, TikTok", dice Atkins a la AFP. Es a estos últimos a quienes se dirige: "nuestra audiencia demuestra que este tipo de periodismo tiene público".
Atkins, que se incorporó a la BBC en 2001, es consciente de las dificultades del grupo.
"Esto va a tener un impacto en todos los que trabajan aquí", reconoce. Pero "el orgullo de ser periodista de la BBC" permanece intacto para él y sigue sintiendo que trabaja "para la mejor organización de comunicación del mundo".
El presentador estrella de "Today", Nick Robinson, también se interroga sobre el futuro de la BBC.
"Si la generación de mis hijos llega a la conclusión de que no necesitan (la BBC), que pueden tener todo lo que quieran en YouTube, Sky, Netflix, entonces estamos acabados", afirma, citado por The Telegraph.
Pero "nos lo merecemos si no podemos demostrarle a la gente nuestro valor añadido", considera.
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