El líder laborista británico, Keir Starmer, defendió el martes que su partido, más centrista bajo su dirección, está de nuevo preparado para gobernar, superando años de divisiones internas y alentado por las dificultades del ejecutivo conservador frente a la crisis económica.
En una sala abarrotada para oírlo, Starmer, exabogado de derechos humanos de 60 años, pronunció el discurso culminante del congreso anual del Partido Laborista, principal fuerza de oposición, celebrado en Liverpool, en el norte postindustrial de Inglaterra.
En un momento de creciente crisis económica en el Reino Unido, multiplicó los ataques a la nueva primera ministra conservadora, Liz Truss.
"El gobierno ha perdido el control de la economía, ¿y para qué? Han hecho caer la libra ¿para qué?", lanzó. "No por ustedes, no por la gente trabajadora, sino para reducir impuestos al 1% más rico de nuestra sociedad", agregó.
"Ni olvido, ni perdón", prometió entre los aplausos de sus bases. "La única manera de acabar con esto es con un gobierno laborista", defendió.
El reciente anuncio por Truss de un plan de masivo recorte fiscal financiado con deuda pública hizo caer la libra a su nivel más bajo de la historia y subir las tasas de interés.
Esto muestra un temor de los mercados que agrava la impopularidad de la jefa de gobierno, menos de un mes después de llegar al poder y tras el largo paréntesis político por la muerte, el 8 de septiembre, de la reina Isabel II.
En este contexto, los laboristas, que llevan 12 años en la oposición, se muestran más unidos que nunca en su crítica al gobierno conservador.
"Siento un ambiente muy positivo aquí, estamos unidos", dijo a la AFP Mary Stiles, de 75 años, exconcejala del centro de Inglaterra.
"Cuando hemos dicho en el pasado que los laboristas habíamos vuelto, a veces sonó un poco hueco. Pero esta vez el ambiente es realmente bueno", consideró Ceri Powe, de 31 años.
El centrista Starmer sucedió en el liderazgo del partido al muy izquierdista Jeremy Corbyn en 2020.
En una formación profundamente dividida, sus inicios fueron difíciles, pero gradualmente fue ganando confianza y ahora se ve alentado por las encuestas favorables de los últimos meses.
Los complicados inicios de Truss, elegida por las bases conservadoras con un programa ultraliberal, acentuaron esta tendencia: el último sondeo, realizado por YouGov, da a los laboristas una ventaja de 17 puntos porcentuales sobre los conservadores si las elecciones generales se celebraran hoy, la mayor ventaja desde la época de Tony Blair (1997-2007).
Sin embargo, las legislativas están previstas para enero de 2025 y los laboristas tendrán que ser pacientes en su intento de aprovechar las dificultades del gobierno ante la crisis inflacionista que sacude al país.
Pero la estrategia centrista de Starmer no le ha ganado amigos entre los sindicatos, aliados tradicionales e importantes financiadores del Partidos Laborista.
En un contexto de múltiples huelgas ante la disparada del coste de la vida, el líder opositor pidió a los responsables del partido que no aparecieran en los piquetes, ganándose críticas.
La unidad mostrada en la conferencia de Liverpool, que termina el miércoles, también se vio empañada por la suspensión de la diputada laborista Rupa Huq.
Durante un evento al margen del congreso, esta había calificado de "superficialmente" negro a Kwarteng, debido a la elitista educación recibida por el ministro de Finanzas en el Reino Unido, país al que sus padres -un economista y una abogada- emigraron desde Ghana en los años 1960.
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