Con menos reputación que Hakim Ziyech, Achraf Hakimi o el arquero Bono, Sofyan Amrabat es la extensión del técnico Walid Regragui en la selección marroquí. Candidato a jugador revelación en Catar-2022 y conocido como 'el Gladiador' en su país e 'Il Mostro' en Italia, su próximo reto es Francia en semifinales.
Cabezas rapadas y barbas cuidadosamente perfiladas, las redes sociales 'explotaron' el gran parecido físico entre Regragui y Amrabat, cuando el primero dio un sonoro beso al segundo el sábado tras el triunfo ante Portugal y el pase a semifinales.
Tras 'merendarse' a Luka Modric, Kevin De Bruyne, Pedri y Bruno Fernandes, que pase el siguiente: Nada menos que la vigente campeona del mundo con Antoine Griezmann brillando en su nuevo papel de centrocampista.
Acompañarán al jugador del Atlético en el centro del campo Aurélien Tchouaméni y Adrien Rabiot, por lo que Amrabat, una roca de 1,85 metros, tendrá mucha tela que cortar en el estadio Al Bayt.
El jugador de 26 años, en la Fiorentina desde 2020, ha explotado al máximo nivel en este Mundial en el que Marruecos ha sacudido la historia.
Primer equipo africano en semifinales del torneo, solo ha encajado un gol en cinco partidos y fue en propia puerta, en el triunfo 2-1 ante Canadá.
Y Amrabat tiene un papel fundamental como primera piedra de contención en el entramado defensivo.
En la batalla de octavos ante España (0-0, 3-0 en penales) fue duda hasta última hora. En la víspera acabó su tratamiento de fisioterapia a las tres de la mañana y jugó infiltrado.
"No podía abandonar a mis compañeros ni a mi país", justificó tras recorrer casi 15 kilómetros en 120 minutos.
Presión a los creativos rivales, preciosas ayudas a los centrales y fuerza en los duelos son algunas de las características que convierten a Amrabat en uno de los mejores medios del torneo.
"Tiene cualidades fuera de serie, es un motor físico", resumió su antiguo técnico en la Fiorentina Cesare Prandelli.
En ataque tiene capacidad para lanzar contraataques y romper líneas conduciendo el balón, lo que a veces desemboca en su pecado venial, sobarlo demasiado antes de jugar con los compañeros.
Nacido en Huizen, no lejos de Ámsterdam, Amrabat tuvo su mejor ejemplo en casa, su hermano Nordin, nueve años mayor y con una larga carrera en el fútbol europeo -PSV Eindhoven, Galatasaray y Málaga, entre otros-.
De niño, Sofyane se fogueaba con Nordin, adolescente y promesa del fútbol holandés, lo que le hizo desarrollar rápidamente oficio y competitividad.
Cuando jugaba en el Brujas (2018-2019) el técnico Ivan Leko le llamaba "mi gánster en el terreno de juego", precisando que lo era "en el buen sentido del término".
"Comprendo el porqué ha dicho eso. A veces hay que ser duro en el terreno de juego e intento ser ese jugador, soy alguien que no tiene miedo a nadie", respondió entonces Amrabat, reconociendo su condición de forajido.
Un año antes, cuando estaba en el Feyenoord (2017-2018), disputó un partido de Champions ante el Manchester City que se saldó con una derrota 4-0.
Pero fue capaz de competir con Benjamin Mendy, considerado entonces uno de los laterales más rápidos del mundo. Fue cuando convenció al antiguo seleccionador marroquí Hervé Renard de que tenía un sitio en los 'Leones del Atlas'.
En Rusia-2018 compartió selección con su hermano, pero su presencia fue testimonial y solo jugó un puñado de minutos ante Irán, que ganó 1-0 en la fase de grupos. Los 'Leones del Atlas' no pasaron a octavos.
Consciente del inmenso escaparate que está siendo el Mundial para su hermano pequeño, Nordin abrió la subasta.
"Para mí le convendría muy bien al PSG. Imagina una asociación con Marco Verratti. 'Nasser al-Khelaifi (presidente del club), si lees mis palabras, ficha a mi hermano'", bromeó en una entrevista con L'Equipe.
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