A medida que el año llega a su fin, es el momento perfecto para reflexionar sobre nuestras decisiones financieras y preparar un plan claro para el 2025. Este ejercicio no solo nos brinda la tranquilidad de cerrar un ciclo con orden, sino también la oportunidad de proyectarnos hacia un futuro financiero acorde con nuestras expectativas y sueños.
Es el bienestar financiero, entendido por la intersección entre el capital financiero y el capital humano: los conocimientos, habilidades y decisiones que tomamos para alcanzar nuestros objetivos. Resulta clave para construir la estabilidad que todos buscamos, con la capacidad de gestionar nuestras finanzas de manera que nos sintamos seguros y tranquilos.
Según un informe de la Asociación Estadounidense de Psicología, cerca del 72% de los adultos en Estados Unidos reportan sentir estrés relacionado con el dinero, y el 25% de ellos experimenta estrés extremo. Este desequilibrio no solo afecta nuestra salud mental y física, sino que también puede llevarnos a tomar decisiones irracionales que perpetúan un círculo vicioso en el manejo de nuestras finanzas.
Antes de establecer metas para el 2025, es esencial hacer un cierre de ciclo que permita evaluar si las decisiones tomadas durante el año que termina nos acercaron a nuestros objetivos. Una retrospectiva financiera no solo permite reforzar los hábitos positivos, sino también identificar áreas de mejora. Preguntas clave de este tipo: ¿Cómo manejé los imprevistos financieros?; ¿Logré cumplir las metas de inversión que me planteé al inicio del 2024?; ¿Cuáles áreas debo reforzar?; son esenciales para tener claridad a la hora de planificar los objetivos de un nuevo año.
Durante el proceso de evaluación y planeación, es importante considerar algunos de los factores que influyen en el bienestar financiero:
- Lo que me rodea: El entorno en el que nos desenvolvemos influye en nuestras decisiones y percepciones. Evaluar nuestras circunstancias nos ayuda a identificar qué aspectos podemos ajustar para mejorar nuestra relación con el dinero.
- La satisfacción con mi situación financiera: Más allá de los números, es fundamental preguntarse si nos sentimos seguros y en control de nuestras finanzas. La satisfacción es un indicador clave del bienestar.
- Nuestras decisiones conscientes: Las elecciones que hacemos a diario, desde pequeños gastos hasta inversiones, impactan en el mediano y largo plazo nuestra realidad, por lo que debemos tomar decisiones alineadas con nuestros objetivos.
- Nuestro comportamiento financiero: La forma en que gestionamos el dinero -ahorrar, invertir, compromisos como deudas- refleja hábitos que pueden ser fortalecidos para alcanzar nuestras metas.
El 2025 representa una nueva oportunidad para planificar con claridad y hacer esfuerzos para alcanzar plenamente el bienestar financiero. Con un plan bien definido, acompañado de profesionales que nos apoyen en el proceso, es posible trazar un camino que no solo nos permita cumplir nuestras metas y objetivos, sino también vivir con tranquilidad y seguridad de nuestras decisiones financieras.