Cuenta la historia que, no hace mucho tiempo, en un lugar no muy lejano, un Gobierno había entrado en problemas financieros, y que como parte de las medidas de ajuste estructural que le pedían a cambio de ayuda financiera, estaba la reducción de la planilla estatal.
Como el Gobierno estaba quebrado, o sea, sin suficientes recursos para hacerle frente a sus obligaciones, dentro del proceso de disminución de planilla implementó que parte de las liquidaciones de los trabajadores se hicieran con bonos del mismo Gobierno. De esta forma, de la noche a la mañana se tenía a un nuevo grupo de rentistas, de inversionistas amateurs, que lejos de querer bonos -¿que diantres es un bono? se preguntaban muchos de ellos- querían platica contante y sonante.
Estos exempleados ahora necesitaban liquidez, hacer que un pedazo de papel que les daba un flujo semestral de pagos de interés y el pago del monto que se les debía al final, pasará a un único pago hoy, querían traer sus ingresos futuros a Valor Presente.
Los exempleados tenían que valorar sus relucientes títulos a precios de mercado, o sea, necesitaban saber cuánto valían en ese momento aquellos pedazos de papel. Para esto tenían que ir al monopolio privado de Casas de Bolsa, en Costa Rica se llaman Puestos de Bolsa, pero como la historia no es en Costa Rica, allá los llamaban así, es curioso que allá también les gustarán los monopolios privados.
Costumbre fraudulenta
Estas personas, que unos necesitaban consumir, otros invertir, y otros cualquier otra razón que como individuos maduros tuvieran para necesitar su plata en ese momento, acudieron a los representantes del monopolio privado. En aquellos tiempos, en aquel lugar, no existía valoración a precios de mercado, o sea, a usted le entregaban un estado de cuenta y usted no sabían a ciencia cierta cuanta plata valían sus inversiones.
Cuando los inversionistas amateurs pedían que les valoraran sus títulos, algo que valía 110 era valorado en 70, o sea, que en aquél lugar no muy lejano, unos vivillos se dejaban el 30% o 40% del esfuerzo de los últimos años de esos exempleados necesitados de liquidez, simplemente porque estos últimos no tenían forma de darse cuenta, de comparar, si lo que les estaban pagando estaba alineado con lo que pagaba el mercado, con lo que realmente valían sus títulos. Había un problema de información.
Cuentan que ese engaño, que se hacía de manera deliberada y con total intención, hoy es añorado, y que algunos representantes de Casas de Bolsa, allá en aquél lugar no muy lejano, sueñan con eliminar el vector de precios y la valoración a precios de mercado, porque despejar e^x es el mayor valor agregado que pueden darle a sus clientes.
El frío no está en las cobijas
Volviendo a nuestra querida y ética Costa Rica, acá se ha querido culpar a la valoración a precios de mercado por todo. Desde el desconocimiento e impericia de los participantes, hasta del hecho de que son muy pocos (la ley que crea el monopolio privado que impide que entren más participantes se les olvida).
Imagínese que usted tiene problemas de la vista y cuando le miden la magnitud del problema le echa la culpa a la máquina con la que se lo miden, o que usted tenga problemas de peso y la culpa sea de la báscula, o peor aún, de los kilogramos.
Al separar el grano de la paja no es difícil llegar a la conclusión de que el problema está en el proceso de formación de precios, y no en la valoración a precios de mercado, esta última simplemente refleja lo que hace el primero. Tirar el grano y dejar la paja: el espejo no es culpable de lo que vemos en el, ni mucho menos de lo que hacemos con eso que vemos.
Formación de precios se llama la obra
Apreciado lector, las recomendaciones que vienen adelante son un poco más técnicas, por lo que la lectura puede terminar aquí sin problema de no llevarse la idea de fondo.
Para una adecuada formación de precios es necesario dar pasos en los siguientes puntos:
La formación de precios: No es una tautología, es necesario cambiar la forma en que se marcan precios, una oferta de compra por encima del último precio de referencia debería marcar precio, al igual que una oferta de venta por debajo de este.
Desmutualización de la Bolsa y apertura del Monopolio Privado: Es necesario romper el monopolio, ¿cuál es el miedo?, tener el 100% de 10 no es lo mismo que tener el 70% de 10.000. Eliminar las barreras de entrada que nuestros diputados le pusieron a ese mercado debería redundar en más y mejores participantes. Además, el importante rol y problemas que enfrenta nuestro sistema de pensiones podría generar presiones si alguien llegara a leer que las OPCs están obligadas a pagarle a alguien por un servicio que ellos mismos pueden, y sobretodo deben, hacer.
Custodios con contratos para ventas en corto: Un mercado unidireccional nunca va a funcionar. Imagínense un carro donde el clutch solo funciona para subir marchas y que tiene que tenerse por completo, apagando el motor, cuando se tienen que bajar las marchas. Eso mismo sucede en nuestro mercado, está pensando como si los rendimientos solo pueden bajar, y los rendimientos también suben, pregúntele al BCCR que los acaba de subir 400 puntos base sin mayor cuidado.
Dejar de hablar de precios: Esta es una mejora cualitativa necesaria, ¡muy necesaria! Solo en las plazas subdesarrolladas como la nuestra la gente especializada se refiere a la renta fija hablando de sus precios, un bono no es una acción, cuando la mayoría de nuestros especialistas hablen de rendimientos y spreads en lugar de precios, habremos avanzado hacia una mejor formación -de profesionales.
Más información: Una SUGEVAL que provea al público en general de series de rendimiento para los principales nodos de la curva soberana en colones y dólares, que facilite una herramienta de valoración también para el público en general, que pida la elaboración e inclusión de benchmarks total return locales en los reportes de carteras administradas y fondos de inversión; son aspectos que ayudarán a que en este cafetal con luces la formación de precios mejore.
Ahora que el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (CONASSIF) está en pleno proceso de contratación de Superintendentes e Intendentes, sería deseable que los elegidos ostenten una comprobada experiencia, preferiblemente acompañada de una certificación internacional como el CFA que acredite sus conocimientos, las Maestrías o Doctorados en ampliar la frontrera del conocimiento sobre la Contemplación de la Inmortalidad del Cangrejo no son ni han sido suficientes, ya que en no pocos casos se termina pagando salarios que llegan a acumular medio millón de dólares en dos años (curva de aprendizaje), apenas para que esas personas entiendan para qué fueron contratadas. Evitar esto ayudaría muchísimo al desarrollo de todo el sistema financiero nacional.