En muchas decisiones de política económica, o en todas, hay perdedores y ganadores, por lo general los que ganan son los mejor organizados y representados, los que hacen lobby político con la intención de influir en esas decisiones.
¿Y los perdedores?, estos por lo general son los que están al otro lado de la acera, los que están poco organizados, con poca y mala representación política.
El contexto del tipo de cambio
El contexto de las cosas es importante, usted probablemente no estaría en medio de un campeonato de surf en traje entero, o estaría desnudo en público, como en esos sueños que reflejan esa parte frágil de nuestra personalidad que tememos sea “expuesta”, pues al igual que en esos casos, el contexto del tipo de cambio importa.
Costa Rica por cerca de un cuarto de siglo utilizó un régimen cambiario conocido como minidevaluaciones, este básicamente se basaba en lo que se conoce como la ley de un único precio, que dicta que productos idénticos en diferentes países deben tender a tener el mismo precio.
Lo que quiere decir que el tipo de cambio iguala los precios de dos bienes similares en diferentes países, por ejemplo, si una computadora vale US$1,000 en Panamá, una computadora entonces debería valer ¢500.000,00 en Costa Rica, si el tipo de cambio es de ¢500 por US$1.
Este régimen en Costa Rica falló a lo grande, algo así como lo va a hacer Heredia mañana, el fallo se presentó prácticamente a partir de 1998-99, esto porque no incorporó la reconversión de la economía tica hacia el sector servicios, sector que representaba cerca del 40% de nuestra economía para el año 2012, ¿por qué falló?, porque el régimen de minidevaluaciones partía de que el 50% de la economía costarricense producía alimentos, esto hizo que el Banco Central devaluara más de la cuenta nuestra moneda.
Esta situación fue más que evidente cuando se adoptaron las Bandas Cambiarias, al darse ese paso el tipo de cambio inmediatamente se pegó al piso de las bandas, diciéndonos probablemente esto: el colón vale más de lo que la canasta de comida con la que devaluaban decía, ustedes los ticos generan más valor, lo que hace también que su moneda tenga más valor.
Terminado este apartado de historia preliberación cambiaria, podemos seguir con los efectos y beneficios de ese pequeño gran error en la historia cambiaria nacional, a la que muchos quieren volver.
Ganadores y perdedores artificiales
Cuando se devalúa de más, el Banco Central tiene que comprar más dólares de la cuenta, ¿por qué?, para ilustrar esto suponga que usted compra caro chayotes, por ejemplo a ¢1.000 cuando todo el mundo los vende a ¢500, ese mal negocio hace que a usted todo el mundo le vea la cara vendiéndole chayotes caros, lo que hace que usted se llene de inventarios de chayotes.
Lo mismo ocurre con el tipo de cambio, si un Banco Central en un régimen semifijo como el de las minidevaluaciones compra caro, se llena de dólares, si vende barato entonces los dólares que tiene, que conocemos como reservas internacionales, disminuyen.
En este caso el Banco Central le compra caro, haciendo un mal negocio, a los generadores de dólares, pagándoles así más de lo que valen esas divisas, pero como no hay almuerzo gratis, alguien más tendrá que pagar por ese mal negocio.
Al comprar caro los dólares, el Central da a cambio colones, más colones de los que debería, esos colones entran a presionar los precios, lo que finalmente genera inflación. Esta dinámica era la responsable de que Costa Rica experimentara inflaciones de dos dígitos por varias décadas.
Como ya lo detallamos en el post Hurto inflacionario, esos altos niveles de inflación nos afectan a todos a través del impuesto inflacionario, sin embargo, proporcionalmente afecta más a los más pobres.
En síntesis, las propuestas de depreciar el tipo de cambio tienen el objetivo de que los pobres le transfieren plata a los generadores de divisas, situación que los que promueven este tipo de políticas económicas abusivas e injustas, quieren disfrazar utilizando todos los medios, señalando incluso que es para ayudar a los más pobres, ¡vaya cinismo!.
Una frase que me gusta para ilustrar este tipo de propuestas es esta: "Cuídate de aquel que defiende sus propios intereses, pero cuídate más de aquel que defiende los de todos".
Jugando monopolio con el diablo
En el post anterior, "Para tener más plata, mejor salud y educación, estos son los frenos que debemos quitar", presenté un análisis de la posición de Costa Rica en los principales indicadores del Reporte de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, ese reporte debería constituir la hoja de ruta para verdaderamente impulsar nuestra competitividad.
La depreciación de la moneda no genera competitividad, en ningún lugar de ese informe se encuentra una variable relacionada al tipo de cambio, todo lo contrario, la variable que se encuentra es la estabilidad de precios, algo que hemos venido mejorando marcadamente.
No podemos ser miopes, tanto empresarios como trabajadores, para Costa Rica la depreciación artificial del tipo de cambio trae consigo inflación, haciendo más pobres a los pobres, aumentando los costos internos para producir, y haciendo más caro el acceso al crédito.
Manuel Hinds en su libro "Jugando Monopolio con el Diablo" deja muy claro este asunto, los costos de la depreciación, vía inflación (salarios, importaciones y tasas de interés), terminan minando cualquier ventaja inicial derivada de esa depreciación.
Si queremos una sociedad más estable, esto es un ambiente de inversión saludable para empresarios y oportunidades de superación para los que se mantienen como trabajadores, tenemos que implementar políticas económicas que beneficien a todos, no solo a los grupos mejor organizados, con mejor lobby político.